No fueron pocos los que intentaron asesinar a Franco incluso antes del golpe de Estado. Aunque para muchos se quedó en una mera idea, otros tantos se pusieron manos a la obra e intentaron acabar con su vida pensando que así se acabaría su etapa de gobierno. Lo intentaron, sobre todo, los anarquistas, pero también otros, como algunos monárquicos, que se lo plantearon como única vía para el retorno del rey. Los intentos de acabar con la vida del Generalísimo se sucedieron hasta 1970.
El hilo conductor de casi todos los intentos fue la Masonería que se sirvió como en tantas ocasiones, tanto en España como en el extranjero, de los anarquistas, utilizados como “tontos útiles”, especialmente en atentados contra jefes de gobierno. Esto pudo suceder al producirse la feliz “joint venture” entre el Príncipe Piotr Alexéievich Kropotkin (1842-1921) geógrafo y pensador político ruso considerado el principal teórico del movimiento anarquista y Mijaíl Bakunin, miembro de la secta. Se dice que Bakunin se hizo masón para tratar de hacer de la masonería un instrumento de las luchas sociales y de las ideas anarquistas. Apasionado de las sociedades clandestinas y radicales, bien en las barricadas, bien apoyándolas de una u otra manera, Bakunin participó en todas las insurrecciones de las que tuvo noticia. En su famoso libro Llamado a los eslavos, exhortaba a destruir los Estados ruso, austriaco, turco y prusiano, y a la unión de las fuerzas revolucionarias alemanas y magiares. Sin embargo, los líderes de la Internacional no compartían sus ideas anarquistas y no deseaban la destrucción de los Estados europeos históricamente formados; de modo que se produjo un desacuerdo entre el fundador de la Fraternidad Internacional, (autor del Catecismo revolucionario), Bakunin, y Karl Marx, el fundador de la Primera Internacional y autor del Manifiesto comunista. Consecuencia de esta disensión Bakunin ayudó a sentar los fundamentos del movimiento anarquista ruso como una corriente separada dentro del movimiento revolucionario comunista, expresándolos en su libro Estatismo y anarquía.
En general, la Masonería era la argamasa que hacía que republicanos, anarquistas, y socialistas compartieran una cultura política común, hecho que sufrimos clara y ampliamente durante la guerra civil española. Por la misma razón, nunca perdonaron al general Francisco Franco, vencedor de la fratricida contienda, que acabara con los desmanes de las izquierdas que historiadores objetivos han valorado entre 60.000 y 75.000 víctimas, de las cuales, 17.000 fueron asesinadas en Madrid, donde sólo en el mes de noviembre de 1936, fueron ejecutadas 9.775 personas simplemente por ser católicos.
De modo que la Masonería se lanzó al ataque por medio de sus peones de brega. En unas 17 ocasiones estuvieron a punto de obtener éxito en su agresión contra Franco en cumplimiento de uno de los fundamentos del anarquismo: “La destrucción de todo poder político es el primer deber del proletariado”.
1) El primer intento de matar a Franco se produjo el 14 de julio, en la propia Comandancia Militar de Canarias, (hoy Capitanía General). El Comité Confederal de la CNT de Canarias y la FAI decidieron ejecutar al general Franco comisionando a tres anarquistas bregados ya en la acción: Antoni Vidal Arabi, Antonio Tejera[1] y Martí Serasols[2], quienes quizás con cierta envidia por el éxito obtenido por los asesinos de José Calvo Sotelo en Madrid, decidieron emularlos en Santa Cruz de Tenerife. De modo que, empujados por los “altos” apoyos que aquellos consiguieron, “los tres de Canarias” solicitaron la colaboración del gobernador civil de la República en Canarias, Manuel Vázquez Moro, quien se negó rotundamente. Franco aún era un militar que había jurado lealtad a la República.
De aquellos miembros, Vidal Arabi, de Barcelona, es considerado jefe y cerebro del golpe, anarquista desde joven y exiliado a Tenerife durante la dictadura del general Primo de Rivera, donde constituyó la FAI, en 1935. Aunque hay quien atribuye a Vidal solo el papel de cerebro, otros le sitúan también en la escena del crimen frustrado. Logró huir de la Isla gracias al apoyo dado por Rubens Marichal[3], ex consejero insular del Partido Radical que le facilitó un velero. A Marichal lo condenaron a 20 años de reclusión por ello, pero su primo, el poderoso armador Álvaro Rodríguez-López, pagó su rescate.
En el relato difundido en el diario Público por Alejandro Torrús sobre los atentados contra Franco figuran otras dos tentativas en Canarias, que se sucedieron antes de que el general lograse volar hacia África desde Gran Canaria para ponerse al frente de las tropas sublevadas.
2) Apenas un día después del suceso de Capitanía, Franco marcha a Las Palmas. El fallecimiento accidental del general Amadeo Balmes Alonso, comandante militar de Las Palmas, el 16 de julio aportó a Franco la coartada perfecta para viajar desde Tenerife donde se encontraba oficiosamente desterrado y vigilado. El Gobierno frentepopulista encomendó a Franco la presidencia de la misa funeral y abrir una investigación sobre la muerte del general Balmes. Franco se embarca en el Viera y Clavijo en la noche del 16 de julio estrechamente vigilado por oficiales del SIM (Servicio de Inteligencia Militar) leales al Frente Popular. A su llegada a La Isleta, el militante anarquista, Amadeo Hernández, intentó atentar contra la vida del general Franco pero, por suerte, fue detenido por el policía secreto Luis de Teresa al observar que este delincuente esgrimía una pistola.
3) Aproximadamente a las tres de la madrugada del día 18 de julio el coronel Seguí pudo informar telefónicamente a Franco de que la tarde anterior se había alzado el Ejército de África en Llano Amarillo, Melilla, y que el golpe había estado protagonizado, entre otros, por los coroneles Yagüe en Melilla, y Sáenz de Buruaga, Asensio y Beigbeder en Tetuán. Al mismo tiempo el gobernador civil de Las Palmas, el socialista, Antonio Boix Roig recibe esa misma noche del 17 un cablegrama desde Madrid enviado por su partido, el PSOE, donde se le advierte de la inminencia de un golpe militar. Las medidas para controlar los pasos de Franco se acentúan. El gobernador Boix recibe órdenes explicitas desde su partido en Madrid para que detenga al general Franco, pero éste, más astuto que ellos, se había refugiado en el Gobierno Militar en el parque de San Telmo. El jefe de la Guardia Civil de Las Palmas, teniente coronel Emilio Baraibar, acata la orden de detener a Franco y mantener la dependencia de la República, pero con la ayuda del general Luis Orgaz, Franco anuncia la próxima proclamación del Estado de Guerra con la firma del Bando del Estado de Guerra conocido como: «Manifiesto de Las Palmas».
4) Controlada la situación, necesita con urgencia ir al aeropuerto de Gando para dar el salto a Marruecos y ponerse al frente del Ejército de África. El camino habitual para este trayecto debía haber llevado a Franco a coger la carretera del Sur hacia Gando pasando forzosamente por el angosto paso del Túnel de La Laja y allí, según diversos historiadores locales, le estaba esperando una emboscada. Con los años se acusó de este intento de atentado a Juan García Suárez, alias el ‘Corredera’ y el Casimiro, Elsa Wolf, Juan del Peso y otros quienes habían cortado la carretera en Telde. Sin embargo, Franco decide llegar por mar al aeropuerto como medida de seguridad dados los rumores de una posible emboscada que sus servicios secretos le habían advertido.
5) Existía mucha tensión porque Franco se escapa. Dirigentes republicanos entre los que se encontraban Arturo Camino, Masmano Pardo y otros, aconsejan al gobernador civil de Las Palmas, que ordene disparar contra el remolcador España a su paso por mar a la altura de la sede del Gobierno donde existen ventanas orientadas hacia el mar. Tanto el gobernador Boix Roig como el teniente coronel Baraibar se niegan a disparar. Franco llegó sin problemas a Gando donde esperaba el avión para partir rumbo a Tetuán con el fin de ponerse al mando del ejército de África.
6) Continúan los intentos de acabar con la vida de Franco. En junio de 1937 falleció el general Mola, director del golpe, en un accidente aéreo. Franco asistía al entierro y la aviación republicana quería aprovechar la oportunidad para atentar contra su vida. Sin embargo, se dice que una mala coordinación en el ejército republicano impidió la llegada de los bombarderos a la zona del funeral. Otros creen que fue obstaculizado por los servicios secretos de Franco.
7) El doble espía británico, Kim Philby, que trabajó también a las órdenes de la Unión Soviética, fue reclutado en 1937 por Stalin para asesinar al general Franco, según informó en 2001 el diario británico The Times, que accedió a unos documentos desclasificados del servicio secreto británico. Según el artículo, Stalin encargó matar a Franco a este doble agente a principios del año 1937, mientras cubría como periodista la Guerra Civil para aquél periódico.
8) Burgos 1938
El Servicio de Información de la Policía Militar (SIPM) recibe el chivatazo de que un grupo de supuestos desafectos de la causa nacional están urdiendo un complot para acabar con la vida del general Francisco Franco o, en caso de que éste no prospere, matar al ministro de Interior, Ramón Serrano Suñer. A raíz de esta denuncia efectuada por un ciudadano burgalés, la Policía Militar abre una investigación dirigida por el espía austriaco Herman Heide con el objetivo de acabar con la conspiración. Esta es la trama real que explican tres profesores de la Universidad de Burgos en su nueva obra El complot del Cementerio Viejo. Otoño de 1938: Burgos bajo sospecha por el intento de matar a Franco.
8) Los anarquistas vuelven a la carga. El 17 de mayo de 1947 un grupo de ellos, triunfantes en Francia en la batalla contra el nazismo, intentó también asesinar al general. A finales de abril de 1947, el grupo Los Maños[4] y el héroe Ramón Vila Capdevilas, alias Caraquemada[5], planean matar al jefe de la Brigada Social en Barcelona, Eduardo Quintela, y a Franco en su visita a la ciudad. Era el Plan Mil 1.
9) Poco después se produjo el tiroteo a la salida de Ponferrada, según recoge El diario estadounidense Milwaukee Sentinel que publicaba la noticia de la agencia de noticias The International News Service, que pertenecía en aquel momento al conocido magnate Willian Randoplh Hearst y por el diario España Libre, que se editaba en Estados Unidos por el Órgano de Sociedades Hispanas Confederadas de los Estados Unidos, dirigidas por el mismo magnate. Según estas informaciones, un grupo de guerrilleros apostados en los montes de la salida de Ponferrada disparó contra el vehículo que transportaba a Franco alcanzando a varios miembros de la comitiva pero sin alcanzar al Generalísimo, ya que viajaba en el Mercedes blindado que le había regalado Hitler.
10) Bombardeo aéreo frustrado en San Sebastián el 12 de septiembre de 1948. A las ocho de la mañana de aquel 12 de septiembre, un grupo de anarquistas españoles formado por, entre otros, Primitivo Pérez, José Pérez Ibáñez, Antonio Ortiz y Laureano Cerrada con la ayuda de Georges Fontenis[6], que compró una avioneta valorada en tres millones para poder efectuar el atentado. El plan era bombardear el yate de Franco uno de los dos días de regatas en La Concha, gran acontecimiento posterior a la Semana Grande. El grupo cargó cuatro bombas incendiarias de diez kilos y otras veinte de fragmentación, robadas de un polvorín alemán. “Cargamos en la avioneta alrededor de 120 kilos de bombas y no cargamos más porque ya no había sitio”, señaló Ortiz en declaraciones a TVE.
Sin embargo, el plan no se pudo realizar porque en el vuelo, la avioneta se encontró con un hidroavión que los desvía de La Concha y luego aparecieron hasta seis cazas del Ejército del Aire. Los atacantes decidieron posponer el ataque. Cerrada propone guardar el material y bombardear Ayete, el palacio en el que Franco pasa un tiempo durante el verano. La lluvia, sin embargo, impide esta segunda tentativa.
11) El Plan Mil 1, segundo intento: 2 de marzo de 1949
Pedro Adrover, el Yayo, que ya había intentado atentar contra el Generalísimo, agente de enlace entre el grupo de Wenceslao Jiménez Orive Los Maños y la CNT en el exilio. Miembro del Movimiento Libertario de Resistencia y de la Comisión de Defensa de Barcelona fabricó más de cien bombas y participó en numerosos atentados contra oficinas de la policía, la tribuna oficial en una conmemoración de la victoria franquista, así como atentados contra los consulados de los países que habían reconocido a España, o la bomba con la que volvió a intentar asesinar a Franco en la catedral de Barcelona. El Yayo colocó un explosivo en una caja de zapatos que situó en la tercera capilla, consagrada a San Pancracio y San Roque. Según fuentes anarquistas, tal como recoge la obra Matar a Franco, la bomba estalló antes de tiempo, cuando la catedral estaba vacía, porque la mala mar retrasó mucho el atraque del crucero Méndez Núñez, donde llegaba Franco.
13. De nuevo los anarquistas
Ya en 1962, viaja a la península la vizcaina Julia Hermosilla, junto a su marido, Ángel Aransáez y Octavio Alberola, hijo de un anarquista español exiliado en México durante la Guerra Civil, con la intención de asesinar a Franco. La CNT acaba de reunificarse y junto a Cipriano Mera y Juan García Oliver crean Defensa Interior, (DI) que lleva el peso de los planes para atentar contra Franco. Estudiaron las diversas residencias del dictador para encontrar el lugar idóneo y escogieron el Palacio de Ayete, en San Sebastián. La idea era colocar un explosivo en la cuesta que llegaba hasta el palacio.
El veterano anarquista Ángel Aransaez, condecorado por la República francesa por su lucha en la II Guerra Mundial, pidió ayuda a ETA para pasar los explosivos de Francia a Donostia. Julen Madariaga[7] fue su contacto en ETA, que entregó la maleta con explosivos a los anarquistas en Donostia. La bomba fue colocada en un huerto a unos 100 metros del Palacio de Ayete y en un monte cercano se asentó el comando que debía accionar la bomba a distancia al paso del Generalísimo. Las pilas duraban siete días. El problema es que Franco no llegó y las pilas se acabaron. Nadie sabía cuando llegaba. Y por el peligro que representaba dejarlas allí, decidimos hacerlas explotar, reconoce Alberola. Era el 19 de agosto de 1962. Franco llegó el día siguiente a Donostia.
Hemos visto como el hilo conductor en todos los intentos en atentar contra la vida de Franco es el anarquismo tras el cual está siempre la masonería. En este caso, en que no solo no pudieron acabar con su vida, sino que, es conocido que el general denunció siempre los males que la secta acarrea a los pueblos, la “vendetta” que le tenían jurada se acrecienta, de modo que al no poder acabar con él en vida, ahora pretenden acabar hasta con sus restos ¿los sacarán de la caja y expondrán como hicieron en el 36 con tantos restos de religiosos? Para lograrlo, mentira tras mentira, reconstruyen la historia del magnífico monumento en que el rey Juan Carlos y el gobierno de entonces decidieron inhumarle.
Pero no se equivoquen. La exhumación de Franco, solo es parte de la cuestión. Lo acaba de declarar Sánchez después de que haya sido urgido a ello nada menos que por Georges Soros que se ha desplazado en persona a leerle la cartilla.
George Soros se reunió el miércoles con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el ministro de Exteriores, Josep Borrell. Las entrevistas, como es natural, se celebraron en secreto en el Palacio de la Moncloa y la sede del Ministerio y se organizaron el mismo miércoles por la mañana, cuando Soros anunció una visita relámpago a Madrid. ¿Qué le acuciaba tanto a Soros con respecto a España? La explicación oficial era conocer las políticas económicas que tiene previsto aplicar el nuevo Gobierno socialista. ¿Y con qué autoridad lo reclama? Con la que le confiere el pertenecer a la crème de la crème de la Masonería, la de los teóricos, los filósofos, quienes según explicó Eduard Emil Eckert en el siglo XIX, eran los que planteaban los objetivos; luego están los ejecutantes que ignoraban los verdaderos objetivos de la masonería. Soros, teórico, Sánchez ejecutante.
La verdad de la visita del alto grado de la masonería se aprecia claramente en la declaración que, obediente, hizo Sánchez a continuación: “Para el 18 de julio Franco tiene que estar fuera de la Basílica y también la Cruz:
*Quiere hacerlo para el 18 de julio, dando una vuelta más para soliviantar a la gente que le recuerda agradecida por terminar con las matanzas que los progresistas de entonces realizaban.
*Eckert denunció los objetivos de la masonería: la exclusión de candidatos pobres y sin influencia,( lo que revelaba su sentido de la igualdad y sus objetivos económicos y políticos) y, sobre todo, que no tienen objetivos morales y mucho menos religiosos. Es conocido su laicismo, así que derribar la Cruz será, para ellos, un triunfo mayor que cuando consiguieron la II República.
*Pretenden también desacralizar la Basílica para transformarla en algo totalmente alejado de su actual función. Desconocemos si su odio a la fe les llevará a convertirlo en un puticlub de carretera, pero, en cualquier caso, dado que es un centro religioso, (Basílica y Monasterio) consideramos un deber de la Iglesia velar por ellos. El portavoz de la Conferencia Episcopal, ha intentado trasladar el problema a otros, diciendo que es un tema “político” y “familiar”, pero en ningún caso de la Iglesia. Es decir, que la Iglesia admite que se pueda entrar en una Basílica y exhumar cuerpos que se acogieron a sagrado en la Casa del Padre? Admiten esa falta de respeto, con tanta naturalidad que asusta, porque demuestra una tremenda falta de empatía, por no decir de misericordia por tantos asesinados en el 36 que lo fueron por dar cobijo y defender de las hordas revolucionarias a muchos miembros de la Iglesia.
‘Queremos la muerte de la Iglesia… para ello educamos a los hombres, y así les quitamos la conciencia… No combatimos a los frailes para ensalzar a los curas. Nada de medias tintas. Queremos que desaparezcan los unos y los otros’. Esto dijo Pablo Iglesias en el VI Congreso del PSOE en Gijón y lo recoge Luis Gómez Llorente en su libro Aproximación a la historia del socialismo español hasta 1921, Cuadernos para el Dialogo, Madrid,1972, página 169.
“Ni todos los conventos de Madrid valen la vida de un republicano» y “España ha dejado de ser católica”, fueron palabras de Azaña.
«La única iglesia que ilumina es la que arde.» (Frase original de Piotr Kropotkin al que Buenaventura Durruti citaba en numerosas ocasiones). Pero no fueron simples bravatas; no se quedaron en palabras mitineras. Las llevaron a efecto con religiosos y laicos, hombres, mujeres y niños, a veces por la gran culpa de ser parientes de algún religioso.
Se les debe agradecimiento a aquellos mártires que murieron por defender la Fe, la Iglesia y lo que representaba y a aquél que supo enarbolar la bandera para que esas atrocidades acabaran y en España, la Iglesia, sus miembros y sus símbolos, fueran de nuevo respetados. Agradeciendo y reconociendo su labor, el Vaticano le concedió la Suprema Orden Ecuestre de la Milicia de Nuestro Señor Jesucristo (o Suprema Orden de Cristo), la más elevada distinción pontificia creada para premiar especialísimos servicios prestados a la Iglesia católica.
¿Y la Cruz? También quieren derribarla según ha declarado la ministra Margarita Robles quien ha pretendido explicar sus razones recurriendo a la frase evangélica de “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” sin tener en cuenta que la cruz no está sobre la casa de un dirigente, sino que es precisamente a Dios al que se le da homenaje culminando la Basílica pontificia.
Por todo ello, rogamos humildemente al Eminentísimo y Reverendísimo Sr. Cardenal de Madrid que vele por el conjunto de la Basílica y el Monasterio, no volvamos a sufrir expolios como en 1936. De momento estamos pagando una cantidad muy importante por reparar los destrozos que estos salvajes, amparados por la malhadada ley de Memoria histórica, causaron, cual talibanes, en el conjunto de la Piedad, pieza única de un valor artístico y económico extraordinario e incalculable. De hecho, su mérito fue refrendado en su día por nueve Academias de Bellas Artes y el autor recibió en vida cerca de cien distinciones y honores de todas partes del mundo, y para los mal intencionados aclararemos que Juan de Ávalos, su autor, no solo no era facha, sino todo lo contrario.
ítem mas, defienda de los nuevos okupas a los benedictinos que vienen soportando esta situación y, sobre todo, el derecho a descansar en paz a los muertos que, despojados ya de todo poder, oropel y gloria, descansan en la paz del Señor.
[1] Antonio Tejera Alonso, «Antoñé» (Santa Cruz de Tenerife, 1907) libertario convencido y militante desde 1926, Inquilino de varias cárceles, coincidió en la de Albacete con el mito del anarquismo español Buenaventura Durruti, lo que debió de imprimirle carácter.
[2] Martí Serarols Treserras, conocido como Pepe el Catalán, se exilió a Tenerife huyendo tras el fallido golpe de Estado de izquierdas de octubre de 1934. Aunque, al igual que sus dos compañeros en aquella madrugada del 14 de julio de 1936 pudo escapar de Capitanía sin ser reconocido, Martí Serarols fue el peor parado del trío, ya que fue fusilado el 9 de enero de 1937.
[3] Miembro del taller santacrucero Añaza 270 que propició el apoyo del Gran Consejo Federal Simbólico a Guerra del Río, Rubens Marichal y Pérez Díaz. MANUEL DE PAZ-SÁNCHEZ:Masones en el Atlántico Vol.I p.183
[4] Los Maños eran un grupo anarquista, dirigido por Wenceslao Giménez Orive, “Wences” y “Jimeno”, y sus integrantes fueron Simón Gracia Fleringan, Ángel Marqués Urdí “Pepito”, Plácido Ortiz, Salgado, O.G.M. “Rodolfo”, César Saborit Carrelero y el traidor del grupo, Aniceto Pardillo Manzanero. La historia de este intento de atentado fue contada por uno de los integrantes de este grupo, Mariano Aguayo al documental Objetivo: Matar a Franco. Uno de los integrantes de los maños desveló a la Policía la ubicación del grupo en el año 1950. Wenceslao se suicidó con cianuro tras ser detenido.
[5] El batallón del que Vila fue miembro pertenecía a la Segunda División Blindada de la Francia Libre, dirigida por el general Philippe Leclerc y al maquis francés de Rochechouart, donde se le conocía como capitán Raymond. Allí realizó también diversas y destacadas acciones de sabotaje que le valieron en conjunto la concesión por parte del Gobierno francés de la medalla de la Legión de Honor, que Vila rechazó. En una placa sobre su tumba, dice:” Aquí yacen los restos de Ramón Vila Capdevila. Militante de la CNT y el último de los maquis anarquista catalán, que participó en la proclamación del comunismo libertario (1932), la guerra civil (1936-39), y la Resistencia francesa (1939-45) y, durante otros 18 años, la lucha contra el franquismo. En memoria de él y de todos los que dieron su vida por la libertad y el ideal anarquista”. (Como se trata de recordar a un héroe anarquista, la placa permanece en su sitio, homenajeándole).
[6] Georges Fontenis, una de las figuras más controvertidas del movimiento libertario francés durante las décadas de 1940 y 1950.
[7] Julen Madariaga Agirre, fundador junto con otros miembros de las juventudes del PNV para formar el grupo Ekin, que fue el embrión de ETA que se creó en 1959, con el único objetivo, según declaró él mismo, de liberar a Euskadi. Alineado frecuentemente con la línea dura de ETA, abandonó la organización en 1995, después del asesinato de Gregorio Ordóñez.