Dos de cada tres españoles se declaran católicos, pero menos de un tercio (22.7%) asiste a Misa o se confiesa, según reveló la última encuesta del CIS, que por primera vez demostró que los ateos, los agnósticos y los no creyentes han alcanzado el 29% y superan a los católicos practicantes. El 2.3% afirma pertenecer a una religión que no es católica.
España ya no es verdaderamente católica
Los datos del CIS son oficiales: el 7.5% de los españoles son agnósticos, mientras que los indiferentes o no creyentes representan el 8.3% y los ateos el 13.3%. De ahí el total de 29.1%.
Las cifras son particularmente significativas en Cataluña donde, aunque los que se declaran católicos alcanzan el 52%, apenas el 10.9% asiste a Misa. Por otro lado, los ateos llegan al 26.4%, los indiferentes al 11.3% y los agnósticos al 6%, dando un total de 45.9% de catalanes (agregando el 2.2% de los que profesan otra religión). Entre aquellos que se dicen católicos, solo el 5.3% asiste a Misa todos los domingos. Por otro lado, el 73% nunca o casi nunca va a Misa.
La situación es similar en otras regiones, como la Comunidad Valenciana, el País Vasco o Euskadi, y la Comunidad de Madrid. En Valencia, solo el 10.3% de los católicos asiste a la Misa dominical, mientras que el 71.4% nunca o casi nunca asiste. Algo similar a lo que sucede en Euskadi (el 9.4% va a la iglesia todos los domingos, frente al 67% que no asiste nunca).
Por otro lado, en La Rioja, quienes se definen como católicos alcanzan el 90% (40% practicantes y 50% no practicantes), mientras que no existen datos sobre los ateos, los no creyentes o los miembros de otras religiones. Los agnósticos de La Rioja ya representan el 10%.
¿Cuáles son las razones de esta deserción?
La disminución de los católicos practicantes es global: no solo está disminuyendo el número de quienes se declaran católicos o van a Misa, sino que también ha disminuido drásticamente el número de bautismos, comuniones y matrimonios. Según los datos de la Conferencia Episcopal, mientras que en 2007 hubo 325,271 bautismos conferidos en España, el año pasado solo hubo 214,271. En cuanto a las uniones matrimoniales, el 80% de los matrimonios son ahora matrimonios civiles. La situación es particularmente delicada en Cataluña: el 90.9% de los matrimonios son matrimonios civiles, así como en Euskadi, donde alcanzan el 87.4%.
Es probable que esta realidad empeore, ya que casi el 50% de los jóvenes de entre 18 y 24 años se declaran no creyentes, superando el porcentaje de los que se consideran religiosos.
Los obispos acusan a la «secularización progresiva» de la sociedad española, que afecta a las regiones más industrializadas y con el mayor índice cultural y multirreligioso, como Cataluña, Madrid, Valencia o Euskadi, mientras que en Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura o Andalucía sigue predominando la presencia de la Iglesia católica.
La situación de la Iglesia en España es compleja, y resulta difícil determinar razones definitivas. Pero, dado lo anterior, está claro que el Concilio Vaticano II y las reformas subsecuentes han tenido un impacto muy negativo, a pesar de que la Iglesia ha mantenido una gran influencia en el país. Lejos de atraer multitudes y allanar el camino para una renovación de la fe y la práctica religiosa, el nuevo rostro del catolicismo ya no atrae, independientemente de la liturgia desacralizada o de la vida sacerdotal y consagrada adaptada al mundo actual… Si la Iglesia se seculariza, no debería sorprendernos que la sociedad siga sus pasos.
¡A esto hay que agregar que los obispos reconocen ingenuamente que la secularización progresa más rápido en un ambiente multirreligioso, al mismo tiempo que promueven el ecumenismo y las relaciones interreligiosas! Nuevamente, tal inconsistencia pesa mucho y explica tanto la desorientación como la deserción de los fieles.