No cabe duda alguna que la Guerra Civil del 36, como todas las guerras, contó con intelectuales y artistas de talla en ambos bandos, el nacional y el autodenominado rojo. Lo que ya no es tan comprensible es que el bando vencedor haya reconocido las virtudes art ísticas del lado vencido (Picasso, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez…), y no haya sucedido lo mismo a la inversa, pues la actual izquierda española quiere negar la belleza artística de la obra poética de Manuel Machado, la prosa ágil del Manuel de Foxá, aceptando sólo a regañadientes la excelencia artística de un Salvador Dalí que decidió quedarse en la España surgida tras el Glorioso Alzamiento.
Una de estas figuras olvidadas es el gran pintor, cartelista, dibujante, escenógrafo, grabador, interiorista, ilustrador, retratista, muralista, figurinista de moda, diseñador y publicista que fuera Carlos Sáenz de Tejada. Este año 2008 se cumple el 50 aniversario de su muerte (Tánger 1897- Madrid 1958), sin que sepamos esté programada ninguna conmemoración especial de importancia.
Efectivamente, Sáenz de Tejada no sólo fue uno de los principales publicistas que colaboró con el bando nacional, sino que fue un artista de reconocido prestigio. Así, sus colaboraciones en la prensa son continuas y expresivas de su prestigio: colaboró en las páginas de La Libertad, ilustró novelas y libros tanto de tirada normal como el Poema de la bestia y el ángel (1936) de José María Pemán, como libros para bibliófilos como La española inglesa de Cervantes, Don Juan Tenorio de Zorrilla o Platero y yo de Juan Ramón Jiménez. Fue escenógrafo de calidad con los decorados para Bolero de Ravel, o los decorados teatrales para el ballet de Antonio Mercé, La Argentinita. Igualmente colaboró en revistas tan conocidas como La Esfera, Revista de Occidente, Aire Libre, Elegancis, Por esos mundos, Castilla Gráfica, Alfor, Martín Fierro, Femina, Vogue, ABC, Blanco y Negro, Vértice, Harper`s Bazaan…, es decir como ilustrador y figurinista su prestigio le permite publicar en revistas americanas, argentinas, francesas y naturalmente españolas.
Y como no, colabora en la elaboración de los 36 tomos de la Historia de la Cruzada (1940- 1944), magna obra que todavía hoy no ha perdido vigencia en muchos de sus contenidos, y en la que Sáez de Tejada se permitió el lujo de crear gran parte de la iconografía del bando victorioso. Esta faceta de ilustrador es la que hoy, en el cincuenta aniversario de su muerte, nos permite traer a D. Carlos a estas páginas.
Su estancia vacacional en la casa familiar de Laguardia, durante el verano de 1936, permitió que los nacionales pudieran contar con sus excelentes pinceles durante la guerra. Es precisamente desde su residencia veraniega desde donde envía sus primeros dibujos bélicos a L`Illustration, permitiendo a la prensa extranjera tener conocimiento de primera mano del conflicto español.
No militando Sáenz de Tejada en el carlismo, sin embargo no dejo de manifestar sus simpatías carlistas, y desde luego lego al carlismo algunas de las iconografías más repetidas, así sus tres generaciones, sus abanderados del tercio de Lácar, o sus Requetés forman parte indisoluble de la historia del carlismo, por lo que los carlistas de Madrid, no podíamos dejar pasar la efeméride sin dedicar nuestro humilde tributo al eximio Carlos Sáenz de Tejada.
Autor: Carlos Pérez- Roldán