Zaragoza, 5 marzo 2014, Miércoles de Ceniza (Fuente: tradiciondigital.es).- Zaragoza ha vuelto a sufrir hoy, primer día de la Cuaresma, la obscena carnavalada liberal que llaman “Cincomarzada“. La celebración del aplastamiento del pueblo zaragozano por las tropas liberales. En 1838, sometida la ciudad al terror y el pillaje de la “Milicia Nacional”, a punto estuvo de ser liberada por las tropas del legítimo Rey Carlos V, que entraron en ella; pero la aproximación de nuevas tropas isabelinas impidió que la liberación se consumara.
Hubo un alcalde de Zaragoza particularmente corrupto e incompetente, Ramón Sainz de Varanda. Había sido carlista, pero tras coquetear con el juanismo y secundar las desviaciones del expríncipe Carlos Hugo (de cuyos seguidores, excarlistas como él, permaneció amigo hasta su muerte en 1986) se afilió al PSOE e intentó ocultar los ideales de su juventud. Con este afán llegó a cambiar el nombre de la calle del Requeté Aragonés por el de “Cinco de Marzo”, y a convertir esta fecha en fiesta local, en 1981.
Desde entonces, con gran dispendio de dinero público, se ha ido impulsando el festejo, que este año contaba entre sus lemas con los de “Cincomarzada … Aborto libre y gratuito. Derechos cívicos”, y entre sus atractivos con el reparto gratuito de vino y longaniza. En Miércoles de Ceniza. Hay que tener en cuenta que los mismos liberales que ocupaban Zaragoza en 1838, eran los que se manifestaban en Madrid con cantos como “Muera Cristo / Viva Luzbel / Muera Don Carlos / Viva Isabel”. Y es vieja costumbre masónica la de reunirse a comer carne en los días de ayuno y abstinencia.
¿Cómo ha reaccionado el Arzobispado de Zaragoza, cuyo titular, Manuel Ureña Pastor, suele adscribirse al sector conservador de la Conferencia Episcopal?
Dando una dispensa canónica del ayuno y la abstinencia ¡del Miércoles de Ceniza!; dispensa general para que todos los presentes en Zaragoza puedan unirse a una celebración anticatólica (“en años anteriores ya ha sido atendida esta petición”), en recuerdo de los atropellos, asesinatos, sacrilegios, saqueos y profanaciones que llevó a cabo la Milicia Nacional liberal, con el auxilio del Ejército isabelino.
¿Con pastores como estos, quién necesita lobos?