Para tratar de interpretar los datos que van emergiendo de los atentados del 11M en Madrid, así como para comprender el por qué de la oscuridad que los rodea, es fundamental la luz que arroja la experiencia de acciones que pueden considerarse análogas, al menos en cuanto a su vocación de encaminar los destinos de España en una determinada dirección. En esta similitud encontramos el magnicidio de Carrero Blanco y la masacre de Atocha, llamada también del 11 M, de la que ahora se cumplen diez años.
192 muertos y 1.800 heridos produjo el atentado en Madrid el día 11 de marzo de 2004, lo que constituyó un verdadero trauma para la sociedad española, especialmente para la madrileña, sobre todo porque la polémica sobre los verdaderos autores del atentado, especialmente, “la cabeza o cabezas pensantes” no ha terminado aún, a pesar del tiempo transcurrido. Semejante es el caso del magnicidio ocurrido en la persona de Carrero Blanco, subsecretario en 1941, Ministro de la Presidencia en 1951, Vicepresidente en 1967, lo que supuso un incremento creciente de su peso específico en el gobierno. En junio de 1973 al ser nombrado Presidente del Gobierno, hacía pensar que se convertiría en el hombre fuerte del Estado y en el pilar sobre el cual se sustentaría el franquismo sin Franco a la muerte de éste; pero su asesinato el 20 de diciembre de 1973 en un atentado perpetrado por ETA en Madrid, abortó esas expectativas.
Existen abrumadoras coincidencias en ambos atentados, (ocultación y tergiversación de datos y hechos, explosivos no convencionales, destrucción de pruebas, coincidencia de la oportunidad en que se realizaron: el primero antes de la firma de unos acuerdos internacionales que a “esa mano que mece la cuna” no satisfacían y en el segundo, tres días antes de unas elecciones, con tiempo suficiente para manipular a conveniencia las masas a fin de obtener el resultado que apetecían[1]. En el magnicidio de Carrero se conoce la “mano ejecutora”, en el del 11 M se la han adjudicado a un moro que no estaba en el lugar de los hechos y a un pobre chico esquizofrénico; sospechosa implicación de algunos mandos policiales ̶ luego generosamente premiados ̶ y “distraída actuación” de la judicatura y aún de miembros de gobierno saliente y entrante); los escépticos se oponen a la tesis del atentado islamista[2], otros incriminan a la ETA mientras que los más, sospechan de los servicios secretos tanto españoles como extranjeros.
Especial debate se suscitó con el explosivo del 11 M. Dada la mezquindad de pruebas recogidas y las interferencias para poder analizarlas, lo único que se ha llegado a establecer es que el explosivo que dice la versión oficial que se utilizó, el goma2 de los etarras, no fue, sino otro más potente, el titadine; a pesar de lo cual este tema no solo no fue suficientemente investigado, sino que también, fue de nuevo ocultado. En el de Carrero la cosa fue más sofisticada. Naturalmente que los etarras pusieron sus explosivos, pero para levantar un coche de 1700kg hasta una altura de más de 30 m. consideran algunos expertos que tuvo que estar “ayudado” por otra sustancia.
Y con respecto a esa otra sustancia, aparece otra zona “oscura” relacionada con el “accidente” sufrido por el entonces Fiscal del Tribunal Supremo Fernando Herrero Tejedor y, como tal, miembro del Consejo de Estado de España y Secretario General del Movimiento desde el 4 de marzo de 1975, cargo que desempeña hasta su muerte. La posición de Herrero Tejedor fue bastante peculiar dentro del régimen, ya que se le tenía por falangista con claras conexiones con el Opus Dei, corrientes de pensamiento que se suponía enfrentadas. Fue considerado desde mediados de los años 60 como un político con futuro para el periodo posterior a la muerte de Franco y se le suponía próximo al entonces Príncipe de España.
Fernando Herrero falleció en un accidente de automóvil el 12 de junio de 1975. El accidente tuvo lugar poco antes de las nueve de la noche cuando el coche oficial en el que viajaba el ministro, fue arrollado por un camión conducido por Germán Corral Gómez que se saltó un ceda el paso en el cruce de la Nacional VI con la Carretera Nacional 403 en el kilómetro 108 de la Nacional VI, a las afueras de Adanero. El conductor del vehículo oficial, Pablo Fernández Sánchez sufrió heridas de carácter leve, mientras que el conductor del camión resultó ileso. Solo falleció quien era necesario que así fuese. ¿Y por qué?
En los servicios de espionaje del franquismo circuló la tesis avalada por un informe entregado a su persona como Fiscal del Tribunal Supremo acerca de la supuesta implicación de la CIA y la DIA (servicios civiles y militares norteamericanos, respectivamente). En el citado informe que circuló por los servicios franquistas y fue entregado al Fiscal General se daba cuenta de “la llegada a la base entonces norteamericana de Torrejón (Madrid) de diez minas terrestres anti-tanque procedentes de Fort Bliss” en EE UU. La particularidad de estas minas era que iban provistas de sensores acústicos y electrotérmicos extremadamente sensibles, capaces de ser manejadas por control remoto tras detectar determinado calor o sonido. Estas minas, extremadamente sofisticadas para la época no precisaban cables, y ya habían sido empleadas, aunque en una versión menos avanzada, en la defensa de Quang Tri (Vietnam). Tras su llegada a Torrejón de Ardoz el paradero de los artefactos fue confuso, y a ciencia cierta nadie sabía donde se encontraban. Un mercenario, Johny Maxwell, más conocido con el apodo de El Afortunado, especializado en los más sofisticados ingenios explosivos, el mismo que terminó con la vida de lord Mountbatten, introdujo por Torrejón las minas de última generación y las colocó sobre la parrilla dispuesta por ETA[3]. Los servicios secretos norteamericanos, según esta hipótesis, seguían de cerca la actuación del comando etarra (como no podía ser de otra forma dada la proximidad y los servicios de sismógrafos de la embajada ̶ cuyos informes fueron ocultados, ̶ además de la afinidad de intereses).[4] El 17 de septiembre de 1974, el diario ABC se hacía eco de una frase pronunciada por Herrero Tejedor en el discurso de apertura del año judicial: «No sólo ETA es responsable de la muerte de Carrero». Nueve meses más tarde, estas palabras pudieron ser causa de su muerte.
El informe especulaba sobre la posibilidad de que dichas minas fuesen destinadas para atentar contra algunas altas personalidades, incluido el Jefe del Estado, general Francisco Franco. Sin embargo, en ninguno de los documentos que circularon antes del magnicidio se insinuaba la posibilidad de que el destinatario fuese el Presidente del Gobierno, Carrero Blanco.
En el nombramiento el 7 de junio de 1973 de Carrero como Presidente de Gobierno del régimen, el Generalísimo impuso al Almirante un solo ministro: Arias Navarro[5]. Fue nombrado Ministro de Gobernación (Ministro de Interior) y como tal, debería haber protegido a Carrero Blanco el día de su asesinato; pero ni el recién nombrado ministro, ni el Director General de Seguridad, ni el Jefe de Policía de Madrid, crearon un eficaz dispositivo de seguridad “perimetral” a los edificios muy próximos entre sí, donde, además de la embajada de EE.UU. se encontraban, la vivienda del Presidente y las de otros altos cargos del gobierno. La escolta del presidente no se incrementó a pesar de que solo estaba compuesta por un guardaespaldas y un coche de apoyo.
Los avisos respecto al posible atentado fueron además múltiples: los periodistas Carlos Estévez y Francisco Mármol relatan que un antiguo jefe del servicio secreto militar francés dio la noticia cinco meses antes del atentado. Igualmente, el periodista Manuel Campo Vidal da el nombre de José Espinosa Pardo, agente de los servicios de información españoles condenado por el atentado al independentista canario Antonio Cubillo, que en otoño de 1972 avisó que ETA preparaba un atentado contra Carrero Blanco. La CIA, que se había introducido en España través del “gobierno vasco en el exilio”,[6] consiguió establecer unas redes poderosas con miembros anarquistas y comunistas. Esta debe ser la explicación para que, el comunista Alfonso Yébenes Simón detenido en 1969 tras una larga operación policial, al ser conducido a la Dirección General de Seguridad, pidiera inmediatamente hablar a solas con un comisario. A éste le comunicó ser miembro de la CIA y dio un teléfono para que lo confirmaran. Poco después dos miembros de la embajada norteamericana se hicieron cargo del detenido y los servicios policiales españoles debieron abandonar el asunto. ¿Era pieza importante en la preparación del camino al magnicidio?
A pesar de estos antecedentes no se consideró necesario dotar al Almirante de mayor protección. Quizás por ello, el ex ministro Federico Silva Muñoz le había convencido, en vísperas del atentado, que cambiara, al parecer, a la Quinta de El Pardo, su domicilio y su despacho.
Es indudable que los autores materiales del atentado que acabaron con la vida de Carrero Blanco pertenecían a ETA, sin embargo, es más difícil mantener que sólo la organización vasca estuvo implicada en su asesinato. Las ramificaciones del sumario 142/73 fueron ocultadas y se intentó simplificar las conclusiones del mismo atribuyéndolo simplemente a la organización terrorista[7]. Según dicho sumario, las investigaciones realizadas por seis periodistas y los propios protagonistas del suceso, “La Operación Ogro”, como fue denominada por los integrantes del comando, implicó al menos a 30 integrantes de ETA que se estuvieron paseando por Madrid, de “fin de semana”, durante un año, como relata el periodista Manuel Cerdán, en su libro “Matar a Carrero. La Conspiración”. Y Eva Forest, miembro del comando, describe en su libro “Operación Ogro” que la idea de matar a Carrero Blanco fue “sugerida a ETA por personas ajenas a la organización y que alguna de ellas eran extranjeras”.
En febrero de 1971 Walters vino a España y se entrevistó con Franco, comunicándole el interés de Nixon sobre la cuestión de su sucesión, sugiriendo la conveniencia de proclamar rey a Juan Carlos mientras viviera. Walters, en su libro “Misiones discretas”, escribió, en síntesis magistral de Ismael Medina, las respuestas de Franco: “El Príncipe de España será el futuro rey y traerá la democracia que ustedes quieren y de la que desconfío; mi legado es la nueva y extensa clase media creada por el régimen y que, con el amparo del Ejército, hará posible una transición pacífica a esa democracia”.
En las décadas de los años sesenta-setenta el crecimiento industrial en España fue extraordinario, un 160% entre 1963-72; la productividad se duplicó durante el mismo periodo; las exportaciones se multiplicaron por 10; las tasas anuales de crecimiento eran las más altas de Europa y unas de las más altas del mundo; en los años setenta España pasó a ocupar el décimo puesto entre los países más industrializados del mundo (reconocido incluso por Tarradellas). En 1968 firmaron el Tratado de No Proliferación Nuclear 168 países, entre los que no estaba España, ya que tenía en marcha un programa de desarrollo de armas nucleares y no quería renunciar unilateralmente a un instrumento de defensa tan disuasorio. Como complemento, al menos dada su posible aplicación al campo militar, desde 1963 funciona la Comisión Nacional de Investigación del Espacio (CONIE), la cual lanzó en 1969 los tres primeros cohetes autóctonos INTA 255. En 1970 España firmó una acuerdo comercial preferencial con el Mercado Común, en muchos aspectos superior al de 1986.
¿Actuaciones conspirativas?
En 1973 no había partidos legalizados y, de los ilegales, el único digno de mención era el Partido Comunista, ya que el PSOE era inoperante, lo mismo que el PNV; únicamente los anarquistas tenían alguna incidencia en la vida del país a través de sus actos terroristas. Los nuevos partidos emergentes, que intuían el lugar que en el futuro podían ocupar, estaban siendo financiados con capital de países aliados y vecinos (Inglaterra, Francia y sobre todo Alemania en el caso del PSOE), a la vez que convenientemente infiltrados; detrás de todo ello estaba la mano de los EE.UU. y dentro de esa nación, aquellos que manejan los hilos con la pretensión de transformar el mundo a su conveniencia e interés para llegar a establecer lo que llaman Nuevo Orden Mundial (NOM).
“España tiene cuatro adversarios: el comunismo (…); la masonería, que la quiere anticatólica y dócil instrumento; el capitalismo (…); y, por último, la necedad de un gran sector de sus clases elevadas, que inconscientemente son manejadas por los enemigos de España y que son incapaces de cumplir ni siquiera lo mínimo a que están obligadas por los títulos y nombres que ostentan, que es ser patriotas y dar buen ejemplo a los demás (1946). Tenemos enfrente a la masonería y al comunismo y no claudicaremos ante una ni ante otro” (Carrero a Don Juan antes del “Manifiesto de Estoril”, en 1947). “La masonería ataca al régimen español porque quiere en España un sistema demoliberal (…) Con concesiones poco meditadas, es evidente ̶ para mí tan claro como la luz del sol ̶ que de una monarquía tradicional, católica, social y representativa, pasaríamos en rápida pendiente a una monarquía liberal, a una república socialista y de ésta a una república comunista, es decir, caeríamos en breve plazo en lo que estuvimos a punto de caer en 1939” (Notas a sus ministros, pocos días antes de ser asesinado en 1973. Citas de De la Cierva en su ya comentada obra)[8].
Los analistas norteamericanos consideraban a Carrero un gris reaccionario amargado, más franquista que Franco; los informes de inteligencia que escribían sobre él, su entorno y su actitud política no dibujaban a Carrero sólo como un personaje antiamericano, ultracatólico, feroz antimasón, anclado en el pasado, sino, lo que era peor, lo pintaban más bien como un estorbo para el desarrollo de los intereses norteamericanos en España y para la modernización de nuestro país (…) Una de las características negativas que llaman especialmente la atención de los norteamericanos es su condición de “católico devoto y practicante”, que explica su oposición a otorgar libertad religiosa a los que no son católicos, y su rechazo a los líderes de la Iglesia liberal que desean la separación entre la Iglesia y el régimen de Franco. El telegrama confidencial nº 700, de enero de 1971, enviado por la embajada de EE. UU en Madrid a su Secretaría de Estado decía: “El mejor resultado que puede surgir… sería que Carrero Blanco desaparezca de escena, con posible sustitución por el General Díez Alegría o Castañón[9].
Más irregularidades: Después del atentado no se decretó el estado de excepción, ni se tomaron medidas en las carreteras, ni en las fronteras ni en los aeropuertos; de ello dejaron constancia escrita muchas personas de distinta condición e ideología (Fernando Múgica, Juan María Bandrés, Pilar Careaga). Únicamente Iniesta Cano, Director de la GC, dio órdenes tajantes al respecto, pero fue rápidamente desautorizado y tuvo que retirarlas pronto. Hay que recordar que pocos años antes, cuando fue asesinado el inspector Melitón Manzanas, se declaró el estado de excepción durante mucho tiempo.
Desaparición de documentos relacionados con el atentado.
*Según Ricardo de la Cierva, la caja fuerte en la que Carrero, metódico y ordenado, guardaba sus papeles en el despacho de Presidencia del Gobierno fue inexplicablemente vaciada momentos después del asesinato, desapareciendo los documentos y las notas personales; de esta forma, nunca sabremos con certeza qué hablaron él y Henry Kissinger (¿OTAN, bomba atómica, partidos políticos?) el día anterior al atentado. El mismo historiador reflexiona que, sobrecogedoramente, aquel despacho tenía una antesala en la que figuraban los retratos de Prim, Cánovas del Castillo, Canalejas y Dato, cuatro Presidentes de Gobierno asesinados por la masonería.
*Posteriormente, desapareció el informe del fiscal Herrero Tejedor, como queda dicho anteriormente.
*A los tres días del magnicidio el Ministro del Ejército, General Coloma Gallegos, encargó una investigación paralela para esclarecer el atentado, al Coronel C.S., que dirigía una unidad de información del AEM. A finales de 1978, el Capitán General de Madrid, Guillermo Quintana Laccaci, le llamó a su despacho y le pidió que llevara la copia que conservaba de la operación, destruyéndola directamente en su presencia (aunque C. S. se quedó con una fotocopia)[10].
*Años después a finales de los 80 a pesar de la importancia del magnicidio y de las implicaciones en el mismo, aunque quizás precisamente por ello, parte del citado sumario también desapareció sin dejar rastro y se rumorea que fue “eliminado”.[11]
Ante tanta destrucción de pruebas, cabe preguntarse si esas actuaciones no tienen que ver con el llamado “secreto masónico” y la común actividad en la ocultación, en su sentido de la fraternidad.
Torcuato Fernández Miranda convocó el Gobierno a las 11 de la mañana; el Ministro de Exteriores, Laureano López Rodó, se empeñó en que lo más urgente era redactar una nota para las embajadas; el primer telegrama que se envió lo fue a Kissinger. El Secretario de Estado de EE. UU informó inmediata y personalmente a Nixon del asesinato de Carrero, con el que se había entrevistado 24 horas antes del atentado y lo hizo en el memorándum secreto 6720, frío y escueto, que escribió con el apoyo del Consejo de Seguridad Nacional: “La muerte del presidente Carrero Blanco esta mañana elimina la mitad de la doble sucesión que Franco había organizado para sustituirle. Carrero iba continuar como el Jefe del Gobierno y el Príncipe Juan Carlos, que había sido designado heredero en 1969, iba a convertirse en Jefe del Estado después de la muerte o incapacidad de Franco”.
De la misma fuente se sabe que Antonio García López, un político asiduo de la embajada americana, telefoneó a Santiago Carrillo para decirle “de parte del General Díaz Alegría que esté tranquilo, que no va a haber una noche de los cuchillos largos”. El responsable del Genocidio de Paracuellos valoró por entonces el atentado en el sentido de que “… independientemente de quien haya sido el autor … un acto muy positivo por sus consecuencias … puede decirse que un buen uso del terrorismo”.
En palabras del General Manuel Fernández Monzón, ex capitán de los servicios de información españoles: no es verdad todo lo que se ha dicho de la “Transición”; como eso de que el rey fue el motor, ni Suárez ni él fueron motores de nada (…) sólo piezas importantes de un plan muy bien diseñado y concebido al otro lado del Atlántico, que se tradujo en una serie de líneas de acción, en unas operaciones que desembocaron en la “Transición”; todo estuvo diseñado por la secretaría de Estado y la CIA. El PSOE recreado surgió después del atentado de Carrero, en el Congreso de Suresnes, en Francia; en él se apadrinó a un Isidoro (Felipe González) protegido por el servicio secreto creado por el Almirante; este PSOE siguió al pie de la letra el guión redactado por el Departamento de Estado norteamericano, con la aquiescencia y la complicidad de Willy Brandt, guión cuyo cumplimiento debía garantizar la CIA, y cuya finalidad última consistía en asentar la corona y eliminar la amenaza comunista. Incluso la Reina … “El Almirante sería la persona que iba continuar el Régimen; era la única persona que podía hacerlo; ¿qué hubiera ocurrido si no hubiera sido asesinado?; no lo sabemos ni lo sabremos nunca; pero es posible que no hubiera dado paso al Rey y, entonces, ni tu ni yo estaríamos aquí hablando ahora”. Desde la “oposición” se miraba con simpatía a ETA, realizándose contactos entre dirigentes etarras y de los partidos marxistas en el sur de Francia, “santuario” de ETA, bajo la mirada atenta del Gobierno Francés, el cual los acogía como refugiados políticos y los vigilaba y controlaba estrechamente, tolerando sus acciones.[12]
Como dijo Ricardo de la Cierva, “una organización terrorista iba a ejecutarlo; alguien con mucho poder lo supo y dejó hacer; alguien con mucha información lo supo y lo ocultó deliberadamente; alguien, quizá el mismo que lo supo y lo ocultó, iluminó a los terroristas; otros se encargaron de protegerlos evitando que pudieran ser descubiertos … ironía trágica: los dos grandes enemigos (de España) que Carrero señalaba en su “testamento”, el comunismo y la masonería (que hoy llamaríamos mundialismo) serían … el inspirador probable y el inspirador posible de su asesinato”.[13]
Arias, sucesor de Carrero, impulsó unos nuevos aires a la política, que se debían a la inspiración de dos miembros del Gobierno, del ala moderadamente reformista, como fueron Antonio Carro y Pío Cabanillas, y desde los artículos periodísticos de Gabriel Cisneros, empezaron a denominarlo «apertura». Parecía ofrecer pura continuidad, pero en el pleno de las Cortes celebrado el 12 de febrero surgió la sorpresa. Arias comenzó reivindicando cierta autonomía con respeto a la Jefatura del Estado, haciendo así mismo, ciertas alusiones a la libertad de prensa. Esto fue suficiente para abrir una puerta a la esperanza, que no se confirmó por las tensiones que surgieron entre distintos grupos políticos. La impaciencia que algunos sentían por conseguir sus objetivos, provocó que en septiembre de 1974, Madrid padeciera un oscuro y loco golpe de terror.
Una bomba colocada en la cafetería Rolando, junto a la sede central de la policía, en la Puerta del Sol de Madrid, compuesta por unos treinta kilos de dinamita, además de tuercas de unos dos centímetros que actuaron como metralla, fue colocada en los aseos del establecimiento. La explosión, que se produjo en torno a las 14:30 horas, fue brutal: el techo de la cafetería se derrumbó, sepultando materialmente a los clientes y los empleados de la misma, provocando la muerte casi en el acto de once personas, de dos más posteriormente, y heridas de diferente consideración a otras sesenta personas. La metralla causó gran cantidad de víctimas y muchas de ellas quedaron atrozmente mutiladas. La onda expansiva afectó también a un autoservicio en la calle Mayor, donde estaban unas treinta personas, muchas de las cuales resultaron heridas. La potencia de la explosión fue tal que varias víctimas aparecieron totalmente desnudas y uno de los cuerpos fue lanzado contra la DGS. Hasta el atentado de Hipercor en 1987, la masacre de la cafetería Rolando ostentaba el triste récord de ser el atentado con más víctimas mortales de la banda asesina ETA.
La masacre de la cafetería Rolando provocó un terremoto en el seno de ETA, que nunca reivindicó el atentado, quizás porque no obtuvo lo que pretendía, matar policías. Pensando en el coste de imagen que una masacre de civiles podía tener para la banda, ETA reaccionó negando su responsabilidad y culpando, en un comunicado difundido el 29 de octubre, a «núcleos ultrafascistas estrechamente ligados a determinados medios policiales y políticos del Estado español». Pero era ya demasiado tarde pues, para entonces, había un gran número de detenidos. Muchos de ellos eran del Partido Comunista, en ese momento no eran conscientes, o eso dijeron y dicen, de que su relación con Forest les vinculaba directamente con ETA. Desató una reacción anticomunista en la sociedad. Por ese motivo Santiago Carrillo dio órdenes de que se borrara hasta el más pequeño rastro de que el Partido tuviera nada que ver con el atentado.[14]
Y llega el 11 de marzo de 2004 en que organizan la masacre de Atocha. En estos últimos diez años, a pesar de tantas dificultades, algunas investigaciones que se han podido realizar, parecen llevar al convencimiento de que personas con bastante autoridad utilizaron en su propio beneficio las consecuencias del terrorismo, hasta el punto de poder estar detrás de algunas tramas ocultas a este respecto. Va mucho más allá de la pregunta que cualquier lector de novela policíaca se plantea ante un asesinato: ¿Cui prodest?
Entre otras muchas informaciones, Bruno Cardeñosa en “11-M: Claves de una conspiración” incide en algunas singularidades, algunas coincidentes con el caso del magnicidio de Carrero Blanco:
• Las autoridades tenían conocimiento de que se podía producir un atentado en España.
• Estados Unidos ocultó a España referencias exactas sobre quienes iban a provocar la matanza.
•En los meses anteriores a los atentados, satélites norteamericanos fotografiaron a placer la estación de Atocha, ¿por qué?
•¿Fue dinamita el explosivo utilizado en la masacre? ¿Fue Titadine? Aún existen dudas al respecto, se piensa en un potente explosivo militar.
•Los atentados fueron orquestados a modo de operación de inteligencia militar.
•Las explosiones de los trenes fueron controladas a distancia y, posiblemente, disponiendo de una visión de conjunto de la ubicación de los trenes.
•Los cuatro trenes que estallaron viajaban con retraso aquella mañana, ¿por qué? El nivel de puntualidad de esta línea es diariamente del 100 %. Pero ese día, algo extraño estaba ocurriendo.
•Las cámaras de seguridad de las estaciones de tren utilizadas por los terroristas no captaron a ninguno de los sospechosos, porque, oportunamente, no estaban operativas.
• En los días previos al 11-M se produjeron extraños movimientos en la Bolsa española que indicaban que en las altas esferas del poder financiero existía información previa sobre los atentados que iban a cometerse.
•Tras los atentados de Madrid se escondían intereses petrolíferos.
•Después del 11-M, Estados Unidos y Marruecos llegaron a varios acuerdos que beneficiaban a ambos países.
•Una “mano negra” guió a la policía para dar con los presuntos culpables de la matanza.
• Las pruebas utilizadas por la policía para detener a los culpables fueron colocadas a modo de “señuelos”. Alguien delató intencionadamente a los activistas.
• La realidad es que no existen pruebas de peso para acusar a los detenidos por el 11-M.
•Apenas 20 minutos después de los atentados, el gobierno español sabía que ETA no estaba detrás de los hechos. Sin embargo, durante un tiempo se preparó a la población para la explicación que se iba a dar.
•Varios de los acusados eran confidentes de la policía y muchos de ellos estaban vigilados desde hacía años, pero en los días previos al atentado se les dejó trabajar en su siniestro plan.
•La biografía del terrorista que, dicen, dio la orden del atentado, Al Zarqawi, es en realidad una figura casi mitológica fabricada por Estados Unidos.
•El líder religioso de los supuestos miembros de Al Qaeda en España, Abu Qatada, había llegado a un acuerdo con los servicios secretos británicos para informar sobre sus conexiones con islamistas residentes en España.
•Los islamistas que supuestamente participaron en la matanza no eran suicidas. Sin embargo, días después de los hechos se asegura que se inmolaron en una vivienda de Leganés (Madrid), en una explosión que pudo haber sido controlada y que, por tanto, no respondería al intento de suicidio colectivo[15].
•En las detenciones de supuestos miembros de Al Qaeda en España se han producido muchas irregularidades. En la mayor parte de los casos, no hay pruebas de ningún tipo contra los acusados. Sin embargo, la Justicia española ha seguido en este caso todas las indicaciones de potencias extranjeras.
•Informes de expertos presentados en el libro mencionado, demuestran que la reivindicación que hizo Al Qaeda de los atentados fue una falsificación.
•Empresas españolas tienen importantes intereses en la reconstrucción de Irak. Sabido es la importancia de las vinculaciones político económicas en sucesos similares sucedidos en todo el mundo.
Hubo juicio, naturalmente, pero el tribunal tenía además que confirmar que las acusaciones de los neoconservadores en contra de Al Qaeda eran también infundadas, cosa que ya había decidido el nuevo gobierno de José Luís Zapatero. El tribunal señaló que los primeros indicios habían sido falsificados para acusar calumniosamente a la organización vasca ETA, pero no quiso ir más allá en cuanto a las manipulaciones a las que dedicaron ciertos elementos de la policía. Prefirió, de forma nada sorprendente, contentarse con la hipótesis que le era presentada y que era la única que podía restablecer la calma en la sociedad: la hipótesis de la responsabilidad islamista sin vínculo con ETA. Es decir, oscura manipulación como en el caso del atentado a Carrero Blanco. Queda por aclarar lo más preocupante ¿a quién pertenece la mente pensante que con excelentes medios a su disposición pudo organizar y coordinar que con precisión militar estallaran 11 trenes al mismo tiempo?
La convergencia en ambos casos es absoluta al observar los objetivos que se esperaba lograr en uno y otro caso. En el de Carrero: cambiar la estructura del Estado para acomodarla a los intereses de algunos, autóctonos y no. Con él murió también la última esperanza de España de mantenerse como un país independiente y soberano al margen de la mafia que gobierna hoy el mundo. Los planes del Presidente eran absolutamente contrarios a los intereses del Secretario de Estado americano quien proclamó el “año de Europa”: Se trataba de inscribir a Europa en un cuadro mundial según la orientación americana. Este plan orwelliano fue ordenado por Naciones Unidas, un organismo fundado por la familia sionista amiga de los Rothschild y Rockefeller, manejado por Kissinger[16] siguiendo la teoría de los masones, destruir todo lo existente para crear algo nuevo e ideal, según su criterio. Los españoles no han entendido que la llegada de la democracia no fue algo «ganado» por la «lucha de las masas», sino impuesto obligatoriamente desde Washington.
A partir de ahí, España sufrió una tremenda transformación: aparecieron los partidos políticos y se legalizó al partido comunista (de tapadillo, un viernes santo, cuando la gente estaba disfrutando del descanso, el sol y la playa). Llevaba razón Franco en desconfiar del cambio que temía se produjera: el puesto actual de España en el mundo no puede compararse con el que tenía en aquél momento. Hoy han liquidado prácticamente su industria pesada y su flota pesada y otras empresas de bandera están en el mismo proceso. Sin embargo, el periodista Miguel Ángel Aguilar no considera que nos encontremos ante el mayor magnicidio de nuestra reciente Historia: “Si atendemos a las consecuencias, en manera alguna es el más importante. En cambio, el asesinato de José Calvo Sotelo fue uno de los decisivos de la sublevación del 18 de julio de 1936 y de la guerra civil que siguió”, pero eso, aun siendo verdad, no quita para entender el cambio radical que transformó a España por el asesinato de Carrero.
Con el atentado del 11 M y la instalación en el sillón presidencial a la persona que por sí, o por mandato superior, ha dado la vuelta a la sociedad española, se ha producido tal cambio en ella que se ha hecho efectiva aquella frase del señor Guerra que tanto hizo sonreír displicentemente a la derecha de este país. Esta afirmación que puede resultar insolente por llamativa, quiero remitirla a la observación de la transformación sufrida en nuestra Patria y en la sociedad en el transcurso de los 20 años que van desde el atentado a Carrero a la matanza en los trenes de Atocha; sólo es posible apreciarla con esta perspectiva. No solo se han perdido los derechos que Franco dispuso en el Estatuto de los Trabajadores, ni a la educación, sino que no se respetan los valores morales, ni los naturales, laminando las conciencias con un mensaje persistente a través de los medios de comunicación y la mala enseñanza, nos quieren convencer de que la ética es un estorbo en la vida y que la libertad parece estar convertida en libertinaje, incluso abogan por convertir a las mujeres en asesinas de sus propios hijos y a los padres en colaboradores necesarios, por cuanto nunca han levantado la voz en defensa de la vida de su hijo. Lo que se adivina en lontananza no parece aclarar el camino. Y lo peor de esta cadena, la connivencia con los sectores disgregadores de España nos llevarán, si Dios no lo remedia, a que nos dejen una Patria jibarizada.
Deberemos reconocer que Blas Piñar tenía toda la razón cuando dijo: “Señores, pese a quien pese, la guerra no ha terminado”. Naturalmente que se refería, creo yo, a una guerra con medios diferentes a los convencionales, pero igual de eficaz en sus objetivos. De momento, ellos van ganando.
Notas
[1] Recuerda bastante a la manipulación que hicieron en las de 1931
[2] Gerhard Wisnewski en Les Dessous du Terrorisme demuestra la incoherencia de los diferentes reclamos islamistas de autoría del atentado
[3] Ismael Medina: “Del 20-D al 11-M, una historia de falacias y encubrimientos” http://www.alertadigital.com/2011/10/17/del-20-d-al-11-m-una-historia-de-falacias-y-encubrimientos/
[4] E. Montánchez/P. Canales: Un informe del espionaje de Franco apuntó que la CIA ayudó a ETA en el atentado a Carrero http://www.solidaridad.net
[5] Carlos Arias Navarro, venía aureolado por su buena gestión al frente del Ayuntamiento de Madrid. Lo que casi nunca se dice de su vida anterior es que perteneció, con el General Gutiérrez Mellado, al Servicio de Información Militar durante la guerra, desde su condición de jurídico castrense, y que, como varios miembros del mismo, estuvo de alguna forma salpicado por el crimen del Comandante Gabaldón, un guardia civil, también miembro del mismo servicio (Inspector de la Policía Militar de la Primera Región, y encargado del Archivo de Masonería y Comunismo), muerto en muy extrañas circunstancias nada más acabada la guerra; un suceso que por entonces se calificó como crimen masónico.
[6] El Lendakari José Antonio Aguirre y sus hombres extremarían sus convicciones antisoviéticas y pronorteamericanas, echándose en brazos de la CIA y otros servicios de inteligencia a lo largo de más de dos décadas. Sobrevivieron durante la Segunda Guerra Mundial gracias a la colaboración de muchos de sus hombres con el OSS norteamericano (Office of Strategic Services), el antecesor de la CIA, cuando España era uno de los potenciales enemigos de los aliados; posteriormente muchos agentes vasco separatistas trabajarían para la OSS en Hispanoamérica, cuando el enemigo era un comunismo que empezaba a enseñorearse del “patio trasero” de EE.UU.
[7] La similitud con la investigación del atentado del 11 M es palpable. En este caso era inaceptable nombrar a ETA, porque en la mente de los organizadores ya estaba la idea del cambalache político que ha llevado a introducir a miembros de la banda en el Parlamento español.
[8] Ibidem
[9] Eduardo Martín Pozuelo (La Vanguardia, 24-VIII-2005)
[10] Carrero, las razones ocultas de un asesinato, Temas de Hoy, 1998, pág. 249
[11] Ricardo De la Cierva, (¿Dónde está el sumario de Carrero Blanco? Pag. 174).
[12] La conjura contra España: Toda la verdad sobre el magnicidio de Carrero Blanco http://www.transicionestructural.net/las-cloacas-del-sistema
[13]Pedro Navarro Claves para entender la España actual: El Asesinato de Carrero http://www.arbil.org/114carr.htm. Sabido es que cuando se habla de mundialismo se habla de la oscura organización que se ampara bajo las siglas del NOM.
[14] José Ramón Gómez Fouz, Clandestinos, Biblioteca Asturianista, 1999
[15] Matizar que a los supuestos inmolados no se les practicó la preceptiva autopsia; que en la vivienda, a pesar de tantas muertes, no había sangre, que uno de los individuos consiguió escapar (sin que el cordón policial sirviera para nada) y no ha sido encontrado. En la entrada a la vivienda, falleció el GEO, Sr. Torronteras, en circunstancias extrañas. Su sepultura fue asaltada y el cadáver violado. Ni su muerte ni la profanación de su tumba han sido suficientemente investigados.
[16] «Premio Nobel de la Paz» (recibido por una paz que no negoció), se trata de un individuo obsesionado con los misterios, los secretos y las conspiraciones (y no aquellas que tienen que ver con extraterrestres sino con golpes de Estado, magnicidios y el saqueo a escala gigantesca de los recursos de las naciones).
Autora: Valentina Orte