Madrid, 7 de marzo de 2014.- Hoy se ha presentado la Ruta de la Guerra Civil o Frente del Agua, un recorrido histórico, cultural y medioambiental en el Valle Bajo del Lozoya, donde se conservan 25 construcciones militares de la contienda. La Comunidad ha querido poner en valor este patrimonio arqueológico, que forma parte de la historia de España, y ha recuperado, documentado y señalizado estos hitos, enclavados en la Sierra de Guadarrama.
Las construcciones tenína un propósito: dominar el agua que abastecía a Madrid para así hacerse con el control de la capital. Durante los años que duró la contienda este frente estuvo activo y conserva todavía una variada tipología de construcciones: observatorios blindados, fortines tipo blockhaus y cruciformes, paramentos y nidos de ametralladoras, miradores fortificados y trincheras. Se han invertido 62.000 euros en la recuperación y rehabilitación de los fortines así como en la señalización de la ruta.
Se colocarán, en total, 32 señales informativas, que permitirán a los visitantes seguir el camino circular y conocer cada uno de los hitos del recorrido, que discurre por un bello bosque de la Sierra, que cubre lo que durante la Guerra Civil no era más que una colina, conocida como Cerro Pelado. En la segunda fase del proyecto, que se está realizando en este 2014, se creará una aplicación para móviles que facilitará la orientación a los visitantes e incrementará la información.
La ruta de la Guerra Civil se integra en un conjunto de recorridos existentes en la zona –El Pinar de Casasola; El Picazuelo; Senda del Embalse de El Villar; o el Camino de los Descansaderos, añadiendo elementos históricos y culturales a los valores medioambientales, lúdicos y paisajísticos de este lugar.
La batalla del agua
Los soldados de Franco trataron de conquistar el pantano de Puentes Viejas, al norte de la capital de España, pero las milicias republicanas se lo impidieron tras un largo y sangriento combate. De camino al pantano había una colina llamada Cerro Pelado, entre los pueblos de Paredes de Buitrago y Prádena del Rincón. Los combates por esta colina fueron intensos. Los republicanos sabían que si sus enemigos la tomaban ya estarían casi en el pantano, por eso ofrecieron una resistencia numantina. Y tuvieron éxito.
Los franquistas no lograron conquistar el Cerro Pelado, que quedó dividido exactamente por la mitad entre los dos bandos: la cara sur, ocupada por los republicanos, y llamada ‘Loma Quemada’ y la cara norte tomada por el ejército de Franco, conocida como ‘Loma Verde’. Ambos lados se fortificaron y no trataron de conquistar la zona opuesta durante el resto de la guerra. El Cerro Pelado y todo el sector de Somosierra se convirtió en lo que se llamaría un ‘frente dormido’ hasta el fin del conflicto en 1939.
Precisamente destaca el puesto de mando franquista en la ‘Loma Verde’; un búnker en perfecto estado, en el que todavía se puede leer sin ninguna dificultad el nombre de la unidad que sostenía el frente en aquel sector: «Las 7ª y 8ª Centurias de Ametralladoras de Falange». También en la zona republicana se pueden contemplar fortines y nidos de ametralladora en admirable estado de conservación.