En “Noah”, la nueva producción cinematográfica épica de Darren Aronofsky, Adán y Eva son presentados como seres luminiscentes y desencarnados hasta el momento en que comen el fruto prohibido. Esta versión obviamente no se encuentra en la Biblia. Y, entre muchas otras licencias imaginarias de Aronofsky como los monstruos gigantes de lava, esta escena ha llevado a muchos críticos cinematográficos a rascarse la cabeza. Los evangélicos conservadores se lamentan del hecho de que la película se tome tantas libertades con el texto del Génesis. Grupos más liberales han concedido su indulgencia al director: a fin de cuentas, no debemos esperar que un ateo confeso tenga las ideas de un creyente sobre los textos sagrados.
Ambos grupos sin embargo no han enfocado el objetivo. Aronofsky no se ha “tomado libertades”.
La película no se ha basado simplemente en la Biblia.
En defensa del director, debemos reconocer que la película ni siquiera se anunció como tal. En ninguna parte se ha dicho que “Noah” sea una adaptación del Génesis. Nunca se ha anunciado como “El Noé bíblico” o “La historia bíblica de Noé”. En nuestros días, los escombros del cristianismo humean aún lo suficiente para que, cuando alguien dice que va a rodar una película sobre Noé, todos sobreentiendan que será una versión de la historia de la Biblia. No es en absoluto lo que tenía en mente Aronofsky. Estoy seguro de que haya dejado que su productora creyera esto precisamente, porque si hubieran sabido lo que tenía en mente, no le habría permitido nunca realizar esta película.
Volvamos a la versión luminiscente de nuestros progenitores. He reconocido en seguida el “motif”: es una visión típica de la antigua religión gnóstica. He aquí una descripción del siglo II d.C. sobre lo que creía una secta llamada de los ofitas: “Adán y Eva en origen poseían cuerpos sutiles, luminosos y, por así decirlo, espirituales. Pero cuando vinieron aquí, los cuerpos se volvieron oscuros, grasos e indolentes” – Ireneo de Lyon, Contra Heresias, I, 30,9.
Me vino a la mente que una tradición mística más estrechamente ligada con el judaísmo, llamada Cábala (que la cantante Madonna hizo popular hace unos diez años) habría mantenido seguramente una visión similar, siendo esencialmente una forma de gnosticismo judío. Quité el polvo de mi volumen de la obra del siglo XIX de Adolphe Franck The Kabbalah (¡lo necesitaba!), y confirmé rápidamente mis sospechas:
“Antes de ser seducidos por la astucia de la serpiente, Adán y Eva no solo no necesitaban un cuerpo, sino que ni siquiera tenían un cuerpo; es decir, no eran terrenos”.
Franck cita el Zohar, uno de los textos sagrados de la cábala:
“Cuando nuestro padre Adán vivía en el Jardín de Edén estaba vestido, como todos en el cielo, con vestidos hechos de una luz superior. Cuando fue expulsado del Jardín de Edén y obligado a someterse a las necesidades de este mundo, ¿qué sucedió? Dios, dicen las Escrituras, hizo para Adán y su esposa túnicas de piel y les vistió; antes de esto vestían túnicas de luz, de la luz más alta, de la luz que había en el Edén”.
Es una cosa oscura, lo sé, pero la curiosidad se apoderó de mí y seguí profundizando.
He descubierto que el primer largometraje de Darren Aronofsky fue Pi (de 1998, no confundir con “La vida de Pi”). ¿Queréis saber cuál era el tema? ¿Estáis seguros?
Cábala
No es una coincidencia.
¿He conseguido captar vuestra atención? Estupendo.
El universo del “Noé” de Aronofsky es completamente gnóstico: un universo con grados “superiores” e “inferiores”. El elemento “espiritual” es positivo, y muy, muy, muy elevado: allí vive el dios inefable; el aspecto “material” es negativo, y muy, muy, muy inferior: nuestro espíritu es prisionero de la carne material. Esto vale no sólo para las hijas e hijos caídos de Adán y Eva, sino también para los ángeles caídos, descritos explícitamente como espíritus prisioneros en “cuerpos” materiales hechos de lava líquida enfriada.
El film ha creado personajes muy bonitos, pero que son conocidos en la especulación gnóstica. Los gnósticos los llaman “arcontes”, seres divinos inferiores o ángeles que ayudan “al Creador” a formar el universo visible. Y la Cábala tiene un auténtico panteón de seres angélicos que suben y bajan por la “escala del ser divino”. Y los ángeles caídos nunca han caído totalmente en este tipo de misticismo. Por citar nuevamente al Zohar, un texto fundamental de la Cábala: “Todas las cosas de las que se compone este mundo, tanto el espíritu como el cuerpo, volverán al principio y a la raíz de la que han venido”. Divertido. Es lo que sucede a los monstruos de lava de Aronofsky. Se redimen, cambian incluso de piel y vuelven volando al cielo. He observado, entre otras cosas, que en el film, cuando la familia de Noé vaga por una tierra desolada, Sem pregunta al padre: “¿Es una mina Zohar?” Sí, el nombre del texto sacro de la Cábala.
Todo el film es, a nivel figurado, una mina Zohar.
Si hubiera alguna duda sobre los “Vigilantes”, Aronofsky da nombre a varios de ellos: Semyaza, Magog y Rameel. Son todos demonios bien conocidos en la tradición mística judía, no sólo en la Cábala, sino también en el libro de Enoc.
¿Cómo? ¿Demonios redimidos? Adolphe Franck explica la cosmología de la Cábala: “Nada es totalmente negativo; nada es maldito para siempre, ni siquiera el arcángel del mal o, como se le llama a veces, la bestia venenosa. Llegará un tiempo en el que incluso él recuperará su nombre y su naturaleza angélica”.
Sí, es extraño, pero todos en el film parecen adorar “al Creador”, ¿no? Y esto es un punto a favor del film, ¿no?
No.
Porque cuando los gnósticos hablan del “Creador”, no hablan de Dios. Aquí, en nuestro mundo que recoge los frutos del cristianismo, el término “Creador” denota en general al Dios vivo y verdadero, pero en el gnosticismo el “Creador” del mundo material es un hijo bastardo de una divinidad de bajo nivel, ignorante, arrogante, celoso, exclusivista y violento. Es el responsable de la creación del mundo “no espiritual”, de carne y materia, y él mismo es tan ignorante respecto al mundo espiritual que se imagina como el “único Dios” y exige obediencia absoluta. Los gnósticos en general le llaman “Yahvé”, o con otros nombres, como Ialdabaoth.
Este “Creador” intenta mantener a Adán y Eva alejados del verdadero conocimiento de lo divino, y cuando desobedecen se enfada y los expulsa del paraíso.
En otras palabras, por si os habéis perdido en la trama, la serpiente tenía razón todo el tiempo. Este “dios”, “el Creador”, al que están adorando, les esconde algo que les dará la serpiente: la misma divinidad.
El universo del misticismo gnóstico tiene una desconcertante infinidad de variedades, que en general tienen en común el hecho de llamar a la serpiente «Sofía», “Madre” o “Sabiduría”. La serpiente representa lo verdaderamente divino, y las afirmaciones del “Creador” son falsas.
¿Es entonces la serpiente un personaje importante en la película?
Volvamos a ella. La acción comienza cuando Lamec está a punto de bendecir a su hijo, Noé. Lamec, de forma muy rara para un patriarca de una familia que sigue a Dios, coge una reliquia sagrada, la piel de la serpiente del Jardín del Edén. La envuelve en el brazo y tiende la mano para tocar al hijo, pero en ese momento una banda de saqueadores interrumpe la ceremonia. Lamec es asesinado y el “malo” del film, Tubal-Caín, roba la piel de la serpiente. Noé, en resumen, no ha recibido el presunto beneficio que le habría transmitido la piel de la serpiente.
La piel no se enciende mágicamente en el brazo de Tubal-Caín: aparentemente, tampoco él es “iluminado”. Y es por ello que todos en el film, incluso el protagonista Noé y el antagonista Tubal-Caín, adoran al “Creador”. Todos se equivocan. Permitidme que aclare una cosa: muchos críticos han mostrado perplejidad viendo que en la película no hay ningún personaje “digno de aprecio” y que todos parecen adorar al mismo Dios. Tubal-Caín y su clan son malos, pero también Noé se muestra malvado cuando abandona a la novia de Cam y casi mata a dos recién nacidos. Algunos pensaban que este pasaje fuese una especie de profunda reflexión sobre el mal que albergamos todos nosotros, pero he aquí otro pasaje del Zohar, el texto sagrado de la Cábala:
“Dos seres [Adán y Nachash – la serpiente] tuvieron relaciones con Eva [la segunda mujer], y ella concibió de ambos y dio a luz a dos hijos. Cada uno siguió a su progenitor masculino y sus espíritus se separaron, uno por un lado y el otro por otro, así como su carácter. Por parte de Caín hay todo tipo de mal, por parte de Abel, una clase más misericordiosa, pero no del todo buena – el buen vino mezclado con el malo”.
¿Suena familiar? Sí. El “Noé” de Darren Aronofsky.
En todo caso, todos adoran la “divinidad del mal”, que quiere destruir a todos (en la Cábala, por aclarar, se cree que ya se han creado y destruido muchos mundos). Tanto Tubal-Caín como Noé tienen escenas idénticas, mientras miran al cielo y preguntan “¿por qué no hablas conmigo?”. “El Creador” ha abandonado a todos porque tiene intención de matarlos.
Noé había tenido una visión de la llegada del diluvio. Se está ahogando, pero ve animales que flotan en la superficie, en la seguridad del arca. No hay indicación alguna de que Noé se salvará. No sabe cómo explicar las cosas a su familia: al final del todo, está ahogándose mientras los animales, “los inocentes”, se salvan. “El Creador”, que ofrece esta visión a Noé, quiere que todos los seres humanos mueran.
Muchas críticas encuentran raro el cambio de Noé, que en el arca se convierte en un maniaco homicida que quiere matar a dos nietecitas recién nacidas. No hay nada de raro en esto. Según el director, Noé está adorando a un dios falso también él maniaco homicida. Cuanto más fiel se vuelve Noé a este dios, tanto más se vuelve homicida. Se trasforma cada vez más en “imagen del dios”, la misma que es constantemente mencionada (y encarnada) por el malo Tubal-Caín.
Pero Noé defrauda al “Creador”. No acaba con todas las vidas como su dios querría que hiciera. “Cuando miré a esas dos niñas, mi corazón se llenó solamente de amor”, afirma. Ahora Noé tiene algo que “el Creador” no tiene: amor. Y misericordia. ¿Pero de dónde coge esto? ¿Y por qué ahora?
En la escena inmediatamente precedente, Noé ha matado a Tubal-Caín y ha recuperado la reliquia de la piel de la cobra: «Sofía», la «Sabiduría», la verdadera luz de lo divino. Solo una coincidencia, claro…
Casi he terminado.
Hablemos del arco iris. No aparece al final porque Dios ha hecho una alianza con Noé. El arco iris aparece cuando Noé vuelve en sí y abraza a la serpiente. Envuelve la piel en su brazo y bendice a la familia. No es Dios quien le encarga que se multiplique y llene la tierra, sino Noé, en primera persona, usando el talismán-serpiente (a propósito, no es casual que el arco iris sea siempre circolar. El círculo del “Uno”, o Ein Sof, en la Cábala es el signo del monismo).
Observad este cambio: en la escena precedente Noé estaba borracho. Ahora está sobrio e “iluminado”. Un cineasta no monta nunca una secuencia de este tipo por error.
Noé ha trascendido y superado a esa divinidad celosa y homicida.
Algunas advertencias:
Primera: la especulación gnóstica tiene varias perspectivas. Algunos grupos se muestran radicalmente “dualistas”, con “el Creador” que es de hecho un “dios” del todo diverso. Otros son más “monistas”, con un Dios que existe en una serie de emanaciones descendientes. Otros consideran que la divinidad inferior puede “crecer”, “madurar” y ascender en la “escala” del ser, hacia alturas mayores. Noé, probablemente, se inscribe un poco en todas las categorías. Es difícil decirlo.
Mi otra advertencia es esta: hay una tonelada de imágenes, citas y temas de la Cábala en esta película, y yo no podría citarlas todas sólo en este artículo. Por ejemplo, la Cábala en general se basa en letras y números judíos; los “Vigilantes” parecen tener, deliberadamente, la forma de letras judías.
No volvería a ver esta película para analizar con detalle todas estas referencias aunque me pagaran (también porque, desde el punto de vista meramente cinematográfico, he encontrado la mayor parte de la película insoportablemente aburrida).
Lo que puedo decir habiéndolo visto sólo una vez es esto:
Darren Aronofsky ha creado una relectura de la historia de Noé sin base bíblica alguna. Es una relectura totalmente pagana de la historia de Noé, basada en fuentes gnósticas y de la Cábala.
Para mí no hay duda alguna sobre esto.
Ahora dejadme decir cuál es el verdadero escándalo de todo esto.
No es el hecho de que la película se aleje de la versión bíblica. No es el hecho de que los críticos cristianos, defraudados, tuvieran expectativas demasiado elevadas.
El escándalo es este: entre todos los líderes cristianos que han hecho un gran esfuerzo por promover este film (por el motivo que sea: “porque es un comienzo de diálogo”, “porque Hollywood está haciendo algo ligado a la Biblia”, etc.) y entre todos los líderes cristianos que lo han condenado porque “no sigue la Biblia”, nadie ha logrado identificar una subversión flagrantemente gnóstica de la historia bíblica, aunque la tenían delante de las narices.
Personalmente creo que Aronofsky se ha propuesto tomarnos por estúpidos: “Sois tan ignorantes que soy capaz de llevar a Noé (¡Russell Crowe!) a la gran pantalla y retratarlo literalmente como ‘la semilla de la serpiente’, y todos vosotros asistiréis y lo apoyaréis”.
Aronofsky se está riendo a carcajadas. Y todos los que han caído en la trampa deberían avergonzarse.
¡Mirad que ha sido una experiencia gnóstica impresionante! En el gnosticismo, solo la “élite” posee el “saber” y el conocimiento secreto. Todos los demás son una panda de ingenuos y estúpidos ignorantes. El “gran evento” de este film es ilustra esta premisa gnóstica: nosotros, “el resto”, somos ingenuos y estúpidos.
¿La cristiandad puede despertarse, por favor?
En respuesta, tengo una sugerencia sencilla:
Desde ahora ningún seminarista debería pasar de curso si no demuestra haber leído, “digerido” y comprendido el texto “Contra Heresias” de Ireneo de Lyon.
A final de cuentas, estamos de nuevo en el siglo II d.C.
Post scriptum:
Algunos lectores pueden pensar que soy demasiado duro contra ciertas personas porque no han comprendido el gnosticismo que está en el corazón de este film. No espero que los espectadores en general entiendan estas cosas. Pero lo que me esperaba de ellos es exactamente lo que he encontrado: una confusión tal que hace rascarse la cabeza. Pero me espero una reacción muy distinta de los líderes cristianos: profesores de seminarios y de universidades, párrocos, doctores. Si una piel de serpiente envuelta en un brazo de un personaje bíblico no hace sonar alguna alarma en ellos… no sé qué decir.