Entidades de envergadura, como la Junta de Extremadura o la Universidad de esta comunidad, se posicionan al lado del engañoso lobby gay. La Junta lo hace dando casi 100.000 euros a la Fundación Triángulo (organización activista gay) y facilitando la fiesta pública llamada de «los Palomos«, con diversas actividades y actuaciones entre las que se contará con una exposición reivindicativa del colectivo LGTB por las calles de Badajoz.
La citada Universidad, dejando a un lado la objetividad científica que demuestra la falacia del activismo gay, hace alarde de un falso progresismo a través de su Facultad de Educación, que acoge otra exposición reivindicativa de supuestos derechos humanos para el colectivo homosexual.
Así las cosas, Extremadura se hace confesional al apoyar la doctrina del colectivo LGTB y utilizando dinero público para tal fin. Durante estos días, en el ambiente estará la equiparación de la familia genuina con los inventos de la degeneración gay, la defensa de los supuestos derechos de este colectivo y demás eslóganes de un grupo minoritario pero que sabe hacer ruido.
Se une también la biblioteca de la Universidad extremeña, con una exposición que será reiterativa de la apología del movimiento gay.
Causa pavor comprobar que lo que debiera ser una referencia del conocimiento objetivo, como es una universidad, proporcione cabida a las falsas enseñanzas del activismo gay. Causa vértigo el ver que las dos referencias políticas principales de este país (el PP y el PSOE) están juntos en la defensa de la depravación sexual homosexual y en la lucha por unos derechos antinaturales e injustos.