El pasado 15 de julio Europa Press informaba de un noticia más que sorprendente:
Un sencillo acto en el cementerio municipal de Cuenca ha servido como homenaje a las víctimas de la III Guerra Carlista en Cuenca coincidiendo con el 15 de julio, fecha en la que se cumplen los 140 años de unos episodios «importantes pero trágicos para la ciudad», como ha asegurado el alcalde de Cuenca, Juan Ávila.
El acto ha sido impulsado por la asociación Ateneo de Cuenca, que nace con el objetivo de perpetuarse en el tiempo «y no volver a dejar caer en el olvido a las víctimas inocentes de aquella guerra y su represión». Al homenaje ha asistido el alcalde, el delegado de la Junta en Cuenca, Rogelio Pardo, y otras autoridades políticas junto a miembros de la asociación.
Ávila ha destacado la importancia de conocer la historia «para no repetir lo que no se tiene que repetir y hacerlo con lo que se tiene que repetir». El alcalde ha recordado que para saber quiénes somos es imprescindible conocer de dónde venimos y ha deseado que en los próximos años se pueda repetir este acto «con mayor contundencia y mayor despliegue de medios».
«Una ciudad como Cuenca tiene mucha historia y es importante que los conquense sepan el máximo de ellas, al menos las más importantes, porque han dejado su huella en nosotros», ha explicado el alcalde, hablando de la importancia de celebrar los 140 años de que Cuenca fuera arrasada por la invasión de las tropas Carlistas.
Por su parte, el delegado de la Junta ha agradecido esta iniciativa de «concordia y pedagógica» que intenta transmitir valores para que en el país se tenga en cuenta que hubo tres guerras civiles por la discriminación de la mujer que, «aunque ahora nos parezca mentira, no tenía derechos sucesorios». Por ello, ha destacado la importancia de actos como este que fomentan el valor de la igualdad entre todos.
El vicepresidente de la asociación Ateneo de Cuenca, Ángel Luis López, ha leído un manifiesto en el que se abogaba por honrar la memoria de las víctimas «de las guerras, de las dictadoras y el terrorismo, sin distinción» por lo que apuestan por unir estas celebraciones a actos culturales. Por este motivo, han propuesto la creación de un espacio común «dedicado a la concordia, la tolerancia y la libertad que recuerde las nefastas consecuencias de las guerras y sus represiones».
El acto ha terminado frente al columbario del cementerio en el nicho 1 de la fila 1, donde en 1946 fueron trasladados los restos de las víctimas, con la emotiva interpretación de la versión de Serrat de ‘Cantares’ de Antonio Machado.
Varias cositas se pueden decir:
Al Delegado de la Junta: Si queremos jugar a la memoria histórica, lo menos que se puede pedir es saber algo de historia. Decir que las tres guerras carlista fueron por un empecinamiento machista que negaba los derechos sucesorios a la mujer es no saber nada. Las guerras carlistas encuentran su causa y su apoyo en la lucha contra un gobierno liberar que desposee al pueblo de los bienes comunales, que desposee a la Iglesia de sus bienes, que quema los templos, que convierte al dinero en centro del poder, que defiende un democracia censitaria en la que sólo pueden votar los ricos, y en la que no pueden las mujeres (hasta que la derecha no les reconoció dicho derecho en contra de la izquierda durante la Segunda República las mujeres nunca pudieron votar).
Si ahora apostamos por un gobierno que sometió a las clases populares a impuestos para enriquecer a la burguesía madrileña y catalana, pues bienvenida sea tamaña defensa, pero me parece que las corrientes actuales no van por allí.
Y si derechos de la mujer (por Isabel llamada la II) defendemos, haber como me explica que en 1868 los primeros republicanos españoles la expulsaran de España, en esa Revolución que ellos llamaron Gloriosa, revolución que como todas acabaron peor que empezaron, pues tras la expulsión de una mujer supuestamente reina, nos trajeron a un supuesto rey, por nombre Amadeo, que de todo era menos amado por el pueblo español.
Al vicepresidente de la asociación Ateneo de Cuenca: Estimado desconocido, si lo que quieres es honrar la memoria de las víctimas «de las guerras, de las dictaduras y el terrorismo, sin distinción», lo lógico es que honraras también a los carlistas muertos, pues si hay que honrar a las víctimas de la guerra, que yo sepa tan víctimas serían unas, como otras. Tampoco sería pedir demasiado para alguien que se mete en estos barros que estudiara sólo un poquito la historia de España o de Cuenca, pues si ahora la ocupación carlista de cuenca fue la gran hecatombe, ya me dirá que fue de los miles de españoles honrados que se vieron robados por los gobiernos liberales, que pasaron de ser agricultores y artesanos con derechos, a ser proletarios sin derechos. No sé, pero si el liberalismo no hubiera esclavizado al pueblo, es posible que nos hubiéramos ahorrados que los comunistas los hubieran querido liberar de la esclavitud burguesa para llevarlos a la esclavitud marxista.
Un poquito de historia no nos vendría nada mal, yo particularmente no cultivo la memoria histórica, pues mis años no me permitieron vivir en el siglo XIX, y de ello no tengo memoria de la que acordarme, pero la historia la cultivo, y además de la única forma posible, a saber: leyendo las fuentes originales, los textos reales, y no hablando de acontecimientos y hechos de los que no tengo más que un diminuto conocimiento a los que algunos llamarían memoria.
Pues lo dicho señores, espero que el próximo año coincidimos recordando a las víctimas islamistas perecidas en el siglo VIII a manos de unos bárbaros peninsulares que querían seguir siendo cristianos hispanos libres, pues la verdad que nuestros ancestros cristianos fueron unos salvajes al no recibir a los benéficos islamistas con música, fiestas y alegría, como Villar del Río pretendía recibir a nuestros colegas yanquis en «Bienvenido, Mister Marshall»