Quisiéramos desde Cruz de San Andrés recuperar esa España católica y noble, siempre dispuesta a defender al débil de la aberrante injusticia del que enfermo en su engreimiento y en sus egoísmos, es capaz de odiar hasta el extremo de la destrucción.
Nadie sufre más hoy en día que nuestros hermanos perseguidos por su fe en Cristo. Se les odia y asesina precisamente por creer en un Dios que es Amor, y no en un dios que es «poder» e imposición.
Desde los tiempos de Nerón, la Francia Revolucionaria o la persecución turca al pueblo cristiano-armenio, jamás se ha vuelto a ver persecución tan feroz como la que padecen nuestros hermanos a manos de los mahometanos en Irak, Siria o Nigeria…
Y nosotros ¿Qué hacemos los occidentales?
Occidente, este Occidente odioso que desprecia a Cristo, ha dado la espalda a los cristianos y de fiesta en fiesta prefiere mirar para otro lado mientras nuestros hermanos son sacados de sus casas y expulsados al desierto para ver morir a sus hijos y sus mujeres de hambre y de sed… los que claman justicia jalonan crucificados el camino.
Tras la reciente celebración de Santiago Apóstol y Santo Patrón de una España que ha de renacer, si queremos que Occidente persista y no muera de infamia e ignominia… incluso antes de que caiga ante la cara más vil que pueda mostrar el Islam.