La editorial Susaeta, en su colección de Atlas Ilustrados, nos presenta un Atlas que permite al lector acercarse a un acontecimiento histórico de gran influencia en la sociedad española a pesar de su olvido.
La conocida como Guerra de Cuba fue la última gran guerra protagonizada por España en defensa de su integridad territorial. Al defender Cuba, Filipinas y Puerto Rico España no participó en una guerra colonial pues dichos territorios eran sentidos y considerados como una provincia más del territorio español.
El desconocimiento de este conflicto bélico, y de la situación política y social que se creó a raíz de la derrota, resulta incomprensible si pensamos que rara es la familia que no tenga un abuelo o bisabuelo que participara activamente en la guerra de defensa de los territorios españoles, o que no hubiera trabajado o tenido relaciones comerciales y de negocios con los territorios de ultramar.
En realidad con la denominación de Guerra de Cuba nos referimos a la Guerra Hispano-estadounidense pues por desgracia para España la guerra se desarrolló en tres escenarios bélicos (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) existiendo únicamente un enemigo común, los Estados Unidos de Norte América que aspiraba a finales del siglo XIX a establecer su propio imperio de ultramar.
Las causas de la derrota son múltiples, pero se pueden resumir en la falta de previsión de la clase política liberal que no supo poner a disposición de nuestra armada los medios técnicos necesarios para defender nuestras posesiones de ultramar. La falta de interés de los diferentes gobiernos, y la falta de visión geoestratégica hicieron que nuestro ejército y nuestra armada afrontaran una guerra en clara situación de inferioridad con respecto a la joven nación norteamericana.
Los efectos de la derrota fueron devastadores. A la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinos y Guam y se sumó la pérdida de las Islas Marianas, Carolinas y Palaos que tuvieron que ser vendidas a Alemania. Junto a los territorios ultramarinos se perdió irremediablemente los restos de una armada anclada en el siglo XIX, y se abrió un largo periodo de crisis nacional conocido como regeneracionismo.
La política, la literatura y la filosofía española despertaron del sueño de nación grande, para darse cuenta que España había quedado reducida a la nada desde el punto de vista internacional, dado que sus posesiones en el Norte de África fueron causa de más quebraderos de cabeza que de claros beneficios.
Con todo, los Estados Unidos no supieron controlar los territorios recientemente ganados. Debido al engaño con el que actuaron a favor de los movimientos independentistas cubano y filipino con el fin de la guerra empezaron los problemas para los americanos.
En Filipinas la ocupación estadounidense degeneró en la guerra filipino-estadounidense de 1899-1902 concediéndose a los filipinos un autogobierno limitado en 1907 e independencia absoluta en 1946. Es decir los territorios que España fue capaz de mantener bajo su corona por más de trescientos años, no pudieron ser controlados por los Estados Unidos que tuvieron que renunciar a ellos en unos cuantos decenios.
Con respecto a Cuba las tropas norteamericanas abandonaron la isla en 1902; no obstante los Estados Unidos sumaron a la isla a su área de influencia motivo por el cual se generó un sentimiento antiamericano que acabaría como en el golpe de Fidel Castro y una larga dictadura. Los cubanos tras la retirada de los españoles fueron incapaces de encontrar ningún gobierno que les tratara como lo habían hecho los españoles durante más de cuatro siglos de hermandad.
El Atlas Ilustrado que ahora nos presenta la editorial Susaeta permitirá a los lectores conocer los principales motivos de la guerra hispano- estadounidense, sus consecuencias, los principales enfrentamientos armados, los militares más destacados de ambos bandos, y los políticos que protagonizaron la triste perdida de los territorios de ultramar.
Como en otras ocasiones el Atlas apoya la claridad de los textos, con mapas clarificadores, e imágenes e ilustraciones que no sólo amenizan la lectura, sino que sirven para conocer de primera mano la realidad de un conflicto que fue conocido como el Desastre del 98.