Vladimir Putin es el único líder occidental consciente de los nuevo peligros de un mundo globalizado en donde la política y la economía viven una relación marital peligrosa para todos los ciudadanos.
En la Cruzada de Liberación (también llamada Guerra Civil) algunos se empeñaron en ganar una guerra bajo el grito de ¡Viva Rusia!; esa Rusia entonces era el ejemplo de la esclavitud y de la tiranía, sin embargo ahora muchos ciudadanos de orden si saldrían a la calle para gritar con ilusión ¡Viva Rusia! pues hoy por hoy parece que su élite política esa la única que defiende la verdadera tradición occidental.
Rusia, como España en los viejos tiempos, tiene mala prensa, se le acusa de no ser Europa, y sin embargo por sus actos parece que es la única defensora de los verdaderos valores europeos, valores construidos desde la fe cristiana, y desde la obligación de justificar su fe desde la razón.
Ejemplo de la claridad de ideas de la actual Rusia es el discurso que bajo el título «Tiempos para el cambio» dió Vladimir Putin con ocasión de la XI Reunión Del Club De Discusión Internacional Valdai. El tema del encuentro fue “El Orden Mundial: Nuevas Reglas o un Juego sin Reglas”. Este año, 108 expertos, historiadores y analistas políticos de 25 países, entre ellos 62 participantes extranjeros, participaron en el trabajo del club. La sesión plenaria resumió el trabajo del club durante los tres días anteriores, que se concentraron en el análisis de los factores que erosionan el actual sistema de instituciones y normas del derecho internacional.
En este contexto Putin dio una lección magistral sobre la necesidad de reconducir las relaciones internacionales.
A continuación reproducimos la traducción al español de su discurso que en algunos pasajes llega a ser magistral (por cierto Putin es el primero que es consciente que el caos en que vive instalado occidente esta propiciando el nacimiento de nuevos populismo, populismo que ya han llegado a España encarnando las viejas y criminales ideas comunistas).
Texto de las declaraciones del presidente Putin:
“…Al analizar la situación actual, no olvidemos las clases de historia. En primer lugar, los cambios en el orden mundial -y lo que estamos viendo hoy en día son eventos sobre esta escala- por lo general han sido acompañados, ya sea por guerra mundial y conflicto, y luego por cadenas de conflictos intensivos a nivel local. En segundo lugar, la política mundial está por encima de todo liderazgo económico, las cuestiones de la guerra y la paz, y la dimensión humanitaria, incluidos los derechos humanos.
El mundo está lleno de contradicciones en la actualidad. Tenemos que ser francos en preguntarnos unos a otros si tenemos una red de seguridad fiable en su lugar. Lamentablemente, no hay ninguna garantía y no hay certeza de que el actual sistema de seguridad global y regional sea capaz de protegernos de los trastornos. Este sistema se ha debilitado seriamente, fragmentado y deformado. Las organizaciones internacionales y regionales políticas, económicas, culturales y de cooperación también están pasando por momentos difíciles.
Sí, muchos de los mecanismos que tenemos para garantizar el orden mundial se crearon hace mucho tiempo, sobre todo en el período inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial. Quiero subrayar que la solidez del sistema creado en ese entonces no descansaba sólo en el equilibrio de poder y los derechos de los países vencedores, sino en el hecho de que los “padres fundadores” de este sistema se respetaban entre sí; no intentaban presionar a los demás sino que trataban de llegar a acuerdos.
Lo más importante es que este sistema tiene que desarrollarse, y a pesar de sus diversas deficiencias, debe por lo menos ser capaz de mantener los actuales problemas del mundo dentro de ciertos límites y regular la intensidad de la natural competencia entre los países. Es mi convicción que no podemos tomar este mecanismo de equilibrio de poderes que construimos en las últimas décadas, a veces con tanto esfuerzo y dificultad, y simplemente romperlo sin construir nada en su lugar. De lo contrario nos quedaríamos sin instrumentos, más allá de la fuerza bruta.
Lo que teníamos que hacer era llevar a cabo una reconstrucción racional y adaptarla a las nuevas realidades en el sistema de relaciones internacionales.
Pero los Estados Unidos, habiéndose declarado ganadores de la Guerra Fría, no vieron ninguna necesidad de esto. En lugar de establecer un nuevo equilibrio de poder, esencial para el mantenimiento del orden y la estabilidad, tomaron medidas que arrojaron el sistema a un desequilibrio agudo y profundo.
La Guerra Fría terminó, pero no terminó con la firma de un tratado de paz con acuerdos claros y transparentes sobre el respeto de las normas existentes o la creación de nuevas normas y estándares. Esto dio la impresión de que los así llamados ‘vencedores’ de la Guerra Fría habían decidido aplicar presión sobre eventos y cambiar el mundo para satisfacer sus propias necesidades e intereses.
Si el sistema actual de las relaciones internacionales, el derecho internacional y los sistemas de equilibrios de los poderes en su lugar se interponían en el camino de estos objetivos, este sistema fue declarado sin valor, anticuado y necesitan una demolición inmediata. Disculpen la analogía, pero esta es la forma en la que se comportan los nuevos ricos cuando de repente terminan con una gran fortuna; en este caso, el liderazgo y dominio mundial. En lugar de administrar la riqueza sabiamente (para su propio beneficio también, por supuesto), creo que han cometido muchos disparates.
Hemos entrado en un período de interpretaciones divergentes y silencios deliberados en la política mundial. El derecho internacional se ha visto obligado a retirarse una y otra vez por el ataque del nihilismo legal. La objetividad y la justicia han sido sacrificadas en el altar de la conveniencia política. Interpretaciones arbitrarias y evaluaciones sesgadas han sustituido a las normas legales.
Al mismo tiempo, el control total de los medios de comunicación global ha hecho posible, cada vez que se ha deseado, retratar a lo blanco como negro y a lo negro como blanco.
En una situación en la que se tuvo dominación de un país y sus aliados, o sus satélites más bien, la búsqueda de soluciones globales a menudo se convirtió en un intento de imponer las propias recetas universales. Las ambiciones de este grupo crecieron a tales niveles que empezaron a presentar normas que armaban en los pasillos de poder como la visión de toda la comunidad internacional. Pero este no es el caso.
La misma noción de “soberanía nacional” se convirtió en un valor relativo para la mayoría de los países. En esencia, lo que se proponía era la fórmula: mientras mayor fuera la lealtad hacia el único centro de poder en el mundo, mayor sería esta o aquella legitimidad del régimen en el poder (…) Las medidas adoptadas contra los que se niegan a rendirse son bien conocidas y han sido juzgados y probados muchas veces. Ello incluye el uso de la fuerza, presión económica y campañas políticas, intromisión en los asuntos internos, y reclamos a una especie de legitimidad “supra-legal” ‘cuando lo necesitan para justificar la intervención ilegal en tal o cual conflicto o derrocar regímenes incómodos.
En los últimos tiempos, tenemos creciente evidencia también que el chantaje de plano se ha utilizado en relación a una serie de líderes. No es por nada que el “Gran Hermano”, está gastando miles de millones de dólares en mantener a todo el mundo, incluyendo a sus propios aliados más cercanos, bajo vigilancia.
Preguntémonos, ¿cuán cómodos estamos con esto?, ¿qué tan seguros estamos?, ¿vivimos felices en este mundo?, y ¿cuán justo y racional se ha vuelto?
¿Será que no hay motivos reales para preocuparse, discutir y hacer preguntas incómodas? ¿Será que la posición excepcional de los Estados Unidos y la forma en que están llevando a cabo su liderazgo realmente es una bendición para todos nosotros, y su intromisión en eventos en todo el mundo está trayendo paz, prosperidad, progreso, crecimiento y democracia, y solo debemos relajarnos y disfrutar de ello?
Permítanme decir que este no es el caso, no es el caso en absoluto. Un decreto unilateral e imposición de los modelos propios de uno produce el efecto contrario. En lugar de resolver los conflictos los incrementa; en lugar de estados soberanos y estables vemos la creciente propagación del caos, y en vez de democracia hay apoyo para un público muy dudoso que va desde neofascistas abiertos a radicales islámicos.
¿Por qué apoyar a estas personas? Lo hacen porque deciden utilizarlos como instrumentos en el camino de la consecución de sus objetivos, para luego obtener resultados desagradables y retroceder. Nunca dejó de sorprenderme la forma en que nuestros socios siguen “pisando el mismo rastrillo”, como decimos aquí, en Rusia, es decir, cometer el mismo error una y otra vez.
Ellos en una oportunidad patrocinaron los movimientos extremistas islámicos para luchar contra la Unión Soviética. Estos grupos tuvieron su experiencia de batalla en Afganistán y más tarde nacieron los talibanes y Al-Qaeda. Occidente, si no apoyó, al menos cerró sus ojos y, yo diría, dio la información, el apoyo político y financiero a la invasión de Rusia a los terroristas internacionales (no nos hemos olvidado de esto) y los países de la región de Asia Central. Sólo después de horribles ataques terroristas que fueron cometidos en el mismo territorio de EE.UU., EEUU despertó a la amenaza común del terrorismo.
Permítanme recordarles que fuimos el primer país para apoyar al pueblo estadounidense en aquel entonces, el primero en reaccionar como amigos y socios a la terrible tragedia del 11 de Septiembre. Durante mis conversaciones con los líderes estadounidenses y europeos, siempre he hablado de la necesidad de luchar contra el terrorismo en conjunto, como un desafío a escala global. No podemos resignarnos y aceptar esta amenaza, no podemos hacerlos pedazos teniendo un doble estándar. Nuestros socios estuvieron de acuerdo, pero al poco tiempo terminamos donde empezamos.
Primero fue la operación militar en Irak, luego en Libia, que estuvo a punto de desmoronarse. ¿Por qué Libia fue empujada a esta situación? Hoy en día es un país en peligro de romperse y se ha convertido en un campo de entrenamiento para terroristas. Sólo la determinación y la sabiduría de actuales dirigentes egipcios salvaron del caos a este país árabe, en virtud de la proliferación de extremistas.
En Siria, como en el pasado, los Estados Unidos y sus aliados comenzaron a financiar y a armar a los rebeldes directamente lo que les permite llenar sus filas con mercenarios de varios países. Permítanme preguntar ¿de dónde recibirán estos rebeldes su dinero, armas y especialistas militares? ¿De dónde viene todo esto? ¿Cómo hizo la famosa ISIL (Estado Islámico de Irak y el Levante-EIIL) para convertirse en un grupo tan poderoso, esencialmente una fuerza armada real?
En cuanto a las fuentes de financiamiento, hoy en día, el dinero no viene sólo de las drogas, cuya producción no ha aumentado sólo apenas por unos pocos puntos porcentuales, sino múltiples veces, ya que las fuerzas de la coalición internacional han estado presentes en Afganistán. Ustedes son conscientes de ello. Los terroristas están recibiendo dinero de la venta de petróleo también. El petróleo se produce en el territorio controlado por los terroristas, que lo venden a precios de dumping, lo producen y lo transportan. Alguien compra este petróleo, lo revende y obtiene un beneficio de esto, sin pensar en el hecho de que así se está financiando a los terroristas que podrían venir tarde o temprano a su propio suelo y sembrar la destrucción en sus propios países.
¿De dónde sacan los nuevos reclutas? En Irak, después de que Saddam Hussein fue derrocado, las instituciones del Estado, incluido el ejército, quedaron en ruinas. Dijimos en aquel entonces: sean muy, muy cuidadosos. Están sacando la gente a la calle, y ¿qué van a hacer allí? No se olviden (con razón o no) que eran líderes de una gran potencia regional, y ahora ¿en qué los han convertido? ¿Cuál fue el resultado? Decenas de miles de soldados, funcionarios y ex activistas del Partido Baath fueron mandados a las calles y en la actualidad se han unido a las filas de los rebeldes. Será esto lo que explica que el grupo Estado Islámico ha resultado tan eficaz? En términos militares actúa con eficacia y cuenta con gente muy profesional.
Rusia advirtió en repetidas ocasiones sobre los peligros de las acciones militares unilaterales, intervenir en los asuntos de los estados soberanos, y coquetear con los extremistas y radicales. Insistimos en que tenían grupos luchando contra el gobierno sirio central, por encima de todo el Estado Islámico, incluido en las listas de organizaciones terroristas. Pero, ¿vimos algún resultado? Apelamos en vano.
A veces tenemos la impresión de que nuestros colegas y amigos están constantemente luchando contra las consecuencias de sus propias políticas, haciendo su máximo esfuerzo para hacer frente a los riesgos que ellos mismos han creado, y pagando un precio cada vez mayor.
Colegas, este período de la dominación unipolar ha demostrado de una forma convincente que tener un solo poder central no hace los procesos globales más manejables. Por el contrario, este tipo de construcción inestable ha demostrado su incapacidad para luchar contra las amenazas reales, tales como los conflictos regionales, el terrorismo, el narcotráfico, el fanatismo religioso, el chauvinismo y el neo nazismo.
Al mismo tiempo, se ha abierto el camino ancho para inflamar el orgullo nacional, manipular la opinión pública permitiendo que el fuerte intimide y reprima a los débiles. En esencia, el mundo unipolar es simplemente un medio para justificar una dictadura sobre las personas y los países. El mundo unipolar resulta una carga demasiado incómoda, pesada y difícil de manejar incluso para el autoproclamado líder. Comentarios similares se hicieron aquí justo antes y estoy totalmente de acuerdo con esto.
Es por esto que vemos intentos de esta nueva etapa histórica para recrear una apariencia de un mundo cuasi bipolar como un modelo conveniente para perpetuar el liderazgo estadounidense. No importa quien tome el lugar del centro de maldad en la propaganda estadounidense, el antiguo lugar de la URSS como el principal adversario. Podría ser Irán, como un país que trata de adquirir tecnología nuclear, China, como la economía más grande del mundo, o Rusia, como una superpotencia nuclear.
Hoy en día, estamos viendo nuevos esfuerzos para fragmentar el mundo, dibujar nuevas líneas divisorias, juntar coaliciones no construidas para algo sino dirigidas contra alguien, cualquiera, para crear la imagen de un enemigo como fue el caso durante los años de la Guerra Fría, y obtener el derecho a este liderazgo. (…)
Los Estados Unidos siempre les decía a sus aliados: “Tenemos un enemigo común, un enemigo terrible, el centro del mal, y con ustedes, nuestros aliados, nos estamos defendiendo de este enemigo, y por eso tenemos el derecho de ordenar a su alrededor, obligarlos a sacrificar sus intereses políticos y económicos y pagar su parte de los costos de esta defensa colectiva; nosotros nos vamos a encargar de hacer todo esto, por supuesto.”
En resumen, vemos hoy intentos en un mundo nuevo y cambiante para reproducir el modelo familiar de la gestión global, y todo esto con el fin de garantizarles [a los EE.UU.] su posición excepcional y cosechar dividendos políticos y económicos. Pero estos intentos están divorciados de la realidad cada vez más y están en contradicción con la diversidad del mundo.
Pasos de este tipo inevitablemente crean confrontación y contramedidas y tienen el efecto contrario en las esperadas metas. Vemos lo que ocurre cuando la política comienza la intromisión imprudente en la economía y la lógica de las decisiones racionales da paso a la lógica de la confrontación que solo perjudican a las propias posiciones económicas propias e intereses, incluidos los intereses económicos nacionales.
Proyectos económicos conjuntos e inversiones mutuas unen objetivamente más a los países y ayudan a suavizar los problemas actuales en las relaciones entre los estados. Pero hoy en día, la comunidad empresarial mundial se enfrenta a una presión sin precedentes de los gobiernos occidentales.
¿De qué negocio, conveniencia económica y pragmatismo se puede hablar cuando escuchamos frases como “la patria está en peligro”, “el mundo libre está en peligro”, y “la democracia está en peligro”? Y así, todo el mundo necesita movilizarse. Así es como debe parecer una verdadera movilización política.
Las sanciones ya están socavando las bases del comercio mundial, las normas de la OMC (Organización Mundial de Comercio) y el principio de la inviolabilidad de la propiedad privada. Ellos están tomando acciones para terminar con el modelo liberal de la globalización sobre la base de los mercados, la libertad y la competencia, que, permítaseme señalar, es un modelo que ha beneficiado sobre todo, precisamente, a los países occidentales. Y ahora se arriesgan a perder la confianza en los líderes de la globalización. Tenemos que preguntarnos, ¿era necesario? Después de todo, la prosperidad de los Estados Unidos se basa en gran parte en la confianza de los inversores y los tenedores extranjeros de dólares y valores estadounidenses. Esta confianza claramente está siendo socavada y en muchos países son visibles signos de decepción en los frutos de la globalización.
El bien conocido precedente de Chipre y las sanciones por motivos políticos sólo han reforzado la tendencia hacia la búsqueda de reforzar la soberanía económica y financiera y los países “o sus grupos regionales” desean encontrar maneras de protegerse de los riesgos de la presión exterior. Ya vemos que cada vez más países están buscando formas para ser menos dependientes del dólar y están creando sistemas financieros y de pagos alternativos y monedas de reserva.
Creo que nuestros amigos estadounidenses están simplemente cortando la rama en la que están sentados. No se puede mezclar la política y la economía, pero esto es lo que está sucediendo ahora. Siempre he pensado y sigo pensando hoy que las sanciones por motivos políticos fueron un error que daña a todos, pero estoy seguro de que volveremos a este tema más adelante. Sabemos cómo se tomaron estas decisiones y quién ha estado aplicando presión.
Pero permítanme subrayar que Rusia no se va a irritar, u ofender ni va a pedir limosna en la puerta de nadie. Rusia es un país autosuficiente. Vamos a trabajar dentro del marco económico exterior que ha tomado forma, desarrollo de la producción y tecnología doméstica y actuar con más decisión para llevar a cabo la transformación. La presión exterior, como ha sido el caso en ocasiones anteriores, sólo consolidará nuestra sociedad, nos mantiene alerta y nos hace concentrarnos en nuestras principales metas de desarrollo.
Por supuesto, las sanciones son un obstáculo. Están tratando de hacernos daño a través de estas sanciones, bloqueando nuestro desarrollo y nos empujan hacia el aislamiento político, económico y cultural, obligándonos a entrar en el atraso en otras palabras.
Pero permítanme decirles una vez más que el mundo es un lugar muy diferente hoy en día. No tenemos ninguna intención de separarnos de nadie y elegir una especie de camino de desarrollo cerrado, tratando de vivir en autarquía. Siempre estamos abiertos al diálogo, incluso sobre la normalización de nuestras relaciones económicas y políticas. Estamos contando aquí con un enfoque pragmático y la posición de las comunidades de negocios en los países líderes.
Algunos están diciendo hoy que Rusia está supuestamente dando la espalda a Europa -esas palabras probablemente ya fueron habladas aquí también durante las discusiones- y está buscando nuevos socios comerciales, sobre todo en Asia. Permítanme decirles que esto no es en absoluto el caso. Nuestra política activa en la región de Asia-Pacífico no empezó ayer y no fue hecha en respuesta a las sanciones; es una política que hemos seguido durante muchos años. Al igual que muchos otros países, incluidos los países occidentales, vimos que Asia está desempeñando un papel cada vez mayor en el mundo, en la economía y en la política, y simplemente no hay manera de que podamos darnos el lujo de pasar por alto estos acontecimientos. Permítanme decir una vez más que todo el mundo está haciendo esto, y lo haremos también, con mayor razón ya que gran parte de nuestro país está geográficamente en Asia. ¿Por qué no hacer uso de nuestras ventajas competitivas en esta área? Sería de muy poca visión de futuro no hacerlo. El desarrollo de las relaciones económicas con estos países y la realización de proyectos de integración conjuntos también crean grandes incentivos para nuestro desarrollo interno. Las actuales tendencias demográficas, económicas y culturales sugieren que la dependencia de una única superpotencia disminuirá de manera objetiva. Esto es algo que Europa y los expertos estadounidenses han estado hablando y escribiendo al respecto en demasía.
Tal vez la evolución de la política mundial refleje los avances que estamos viendo en la economía mundial, a saber, la competencia intensa para nichos específicos y el cambio frecuente de líderes en áreas específicas. Esto es totalmente posible. No hay duda de que los factores humanitarios, como la educación, la ciencia, la salud y la cultura juegan un papel más importante en la competencia mundial. Esto también tiene un gran impacto en las relaciones internacionales, inclusive porque este recurso de “poder blando” dependerá en gran medida de los logros reales en el desarrollo de capital humano y no en trucos sofisticados de propaganda.
Al mismo tiempo, la formación de un llamado mundo policéntrico (también quisiera llamar la atención sobre esto, colegas), en sí mismo, no mejora la estabilidad; de hecho, es más probable que sea lo opuesto. El objetivo de alcanzar el equilibrio mundial se está convirtiendo en un rompecabezas bastante difícil, una ecuación con muchas incógnitas. Por lo tanto, lo que está reservado para nosotros si no elegimos vivir por estas reglas (incluso si son estrictas y poco convenientes) ¿será vivir sin reglas en absoluto?
Y ese escenario es muy posible; no podemos descartarlo, dadas las tensiones en la situación global. Muchas predicciones ya se pueden realizar, teniendo en cuenta las tendencias actuales que, por desgracia, no son optimistas. Si no creamos un sistema claro de compromisos y acuerdos mutuos, si no construimos los mecanismos de gestión y resolución de situaciones de crisis, los síntomas de la anarquía mundial inevitablemente crecerán.
Hoy en día vemos un fuerte aumento de la probabilidad de un conjunto de conflictos violentos, ya sea con la participación directa o indirecta de las principales potencias del mundo. Y los factores de riesgo incluyen no sólo los conflictos multinacionales tradicionales, sino también la inestabilidad interna en estados separados, especialmente cuando hablamos de naciones ubicadas en las intersecciones de los intereses geopolíticos de los Estados, o en la frontera de los continentes de civilizaciones culturales, históricas y económicas. Ucrania, que estoy seguro que fue discutido ampliamente y que vamos a discutir un poco más, es uno de los ejemplos de tales tipos de conflictos que afectan el equilibrio de poder internacional, y creo que sin duda no será la última.
De aquí emana la siguiente amenaza real: la desaparición del actual sistema de acuerdos en el control de armamentos. Y este proceso peligroso fue lanzado por los Estados Unidos de América cuando se retiró unilateralmente del Tratado de Misiles Antibalísticos del 2002, y luego se dedicó a, y continúa en la actualidad, perseguir activamente la creación de su sistema de defensa antimisiles global.
Colegas, amigos, Quiero señalar que nosotros no empezamos esto. Una vez más nos deslizamos en los tiempos en que, en lugar del equilibrio de intereses y garantías mutuas, es el miedo de la destrucción mutua las que impiden que las naciones se involucren en el conflicto mismo. En ausencia de instrumentos jurídicos y políticos, los armamentos se están convirtiendo una vez más en el punto central de la agenda global; que se utilizan en cualquier lugar y sin embargo, sin ningún tipo de sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
Y si el Consejo de Seguridad se niega a producir este tipo de decisiones, entonces es declarado de inmediato un instrumento obsoleto e ineficaz.
Muchos estados no ven otras formas de garantizar su soberanía que producir sus propias bombas. Esto es extremadamente peligroso. Insistimos en la continuación de las conversaciones; no estamos sólo a favor de las conversaciones, sino insistimos en continuar las negociaciones para reducir los arsenales nucleares. Mientras menos armas nucleares se tengan en el mundo, mejor. Y estamos listos para las más graves discusiones concretas sobre desarme nuclear -pero sólo discusiones serias sin dobles estándares.
¿Qué quiero decir? Hoy en día, muchos tipos de armas de alta precisión ya están cerca de las armas de destrucción masiva en términos de sus capacidades, y en el caso de la plena renuncia a las armas nucleares o la reducción radical del potencial nuclear, las naciones que son líderes en la creación y producción de altos sistemas de precisión tendrán una clara ventaja militar. La paridad estratégica será interrumpida, y es probable que esto traiga desestabilización. El uso de un llamado primer ataque preventivo global puede ser tentador. En definitiva, los riesgos no disminuyen, sino se intensifican.
La próxima amenaza obvia es la mayor escalada de los conflictos étnicos, religiosos y sociales. Tales conflictos son peligrosos no sólo como tal, sino también porque crean zonas de anarquía, desorden y caos a su alrededor, lugares que son cómodos para los terroristas y criminales, donde la piratería, la trata de personas y el narcotráfico prosperan.
Por cierto, en su momento, nuestros colegas trataron de manejar de alguna manera estos procesos, utilizaron los conflictos regionales y diseñaron “revoluciones de color” para satisfacer sus intereses, pero el genio se escapó de la botella. Parece que los mismos padres de la teoría del caos no supieron qué hacer con esto; hay desorden en sus propias filas.
Seguimos de cerca las discusiones tanto de la élite gobernante como de la comunidad de expertos. Basta con mirar los titulares de la prensa occidental en el último año. La misma gente se llama luchadores por la democracia, y luego islamistas; primero se escribe acerca de revoluciones; luego los denominan motines y agitaciones. El resultado es obvio: la expansión del caos mundial.
Colegas, dada la situación mundial, es hora de empezar a estar de acuerdo en las cosas fundamentales. Esto es increíblemente importante y necesario; esto es mucho mejor que volver a nuestras propias esquinas. Cuantos más enfrentemos los problemas comunes, más nos encontraremos en el mismo barco, por así decirlo. Y la salida lógica está en la cooperación entre las naciones, las sociedades, en la búsqueda de respuestas colectivas a los desafíos cada vez mayores, y en la gestión de riesgos conjunta.
Por supuesto, algunos de nuestros socios, por alguna razón, recuerdan esto sólo cuando conviene a sus intereses. La experiencia práctica demuestra que las respuestas conjuntas a retos no siempre son una panacea; y tenemos que entender esto. Por otra parte, en la mayoría de los casos, son de difícil acceso; no es fácil superar las diferencias en los intereses nacionales, la subjetividad de los diferentes enfoques, sobre todo cuando se trata de países con diferentes tradiciones culturales e históricas.
Pero, sin embargo, tenemos ejemplos cuando, se tienen objetivos comunes y se actúa en base a los mismos criterios, juntos hemos logrado éxito real.
Permítanme recordarles acerca de la solución del problema de las armas químicas en Siria, y el diálogo de fondo sobre el programa nuclear iraní, así como nuestro trabajo en temas de Corea del Norte, que también tiene algunos resultados positivos.
¿Por qué no podemos utilizar esta experiencia en el futuro para resolver los desafíos locales y globales? ¿Cuál podría ser la base jurídica, política y económica de un nuevo orden mundial que permita la estabilidad y la seguridad, fomentando al mismo tiempo una competencia sana, no permitiendo la formación de nuevos monopolios que obstaculizan el desarrollo?
(…)
La cuestión de mantener la soberanía se vuelve casi primordial en el mantenimiento y fortalecimiento de la estabilidad global. Es evidente que la discusión de los criterios para el uso de la fuerza externa es extremadamente difícil; es prácticamente imposible separarlo de los intereses de las naciones particulares. Sin embargo, es mucho más peligroso cuando no existen acuerdos que sean claros para todos, cuando no hay condiciones claras se establecen para la interferencia necesaria y legal.
Voy a añadir que las relaciones internacionales deben basarse en el derecho internacional, que a su vez debe descansar sobre los principios morales como la justicia, la igualdad y la verdad. Tal vez lo más importante es el respeto a los socios de uno y de sus intereses. Esta es una fórmula obvia, pero simplemente siguiéndola podría cambiar radicalmente la situación mundial.
Estoy seguro de que si hay voluntad, se puede restaurar la eficacia del sistema de instituciones internacionales y regionales. Ni siquiera necesitamos construir nada nuevo, desde cero; esto no está en “verde”, sobre todo porque las instituciones creadas después de la Segunda Guerra Mundial son bastante universales y pueden dar sustancia moderna, adecuada para gestionar la situación actual.
Es el caso de la mejora de la labor de la ONU, cuya función central es insustituible, así como la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), que, en el transcurso de 40 años, ha demostrado ser un mecanismo necesario para garantizar la seguridad y la cooperación en la región Euro-Atlántica.
Debo decir que, incluso ahora, para tratar de resolver la crisis en el sureste de Ucrania, la OSCE está desempeñando un papel muy positivo. A la luz de los cambios fundamentales en el entorno internacional, el aumento de las amenazas y falta de control diferentes, necesitamos un nuevo consenso mundial de fuerzas responsables.
No se trata de algunas ofertas de locales o una división de esferas de influencia en el espíritu de la diplomacia clásica, o la dominación completa global de alguien.
Creo que necesitamos una nueva versión de la interdependencia. No debemos tener miedo de esto. Por el contrario, este es un buen instrumento para la armonización de posiciones. Esto es particularmente relevante dado el fortalecimiento y crecimiento de ciertas regiones del planeta, cuyo proceso requiere objetivamente la institucionalización de este tipo de nuevos polos, creando poderosas organizaciones regionales y el desarrollo de normas para su interacción.
La cooperación entre estos centros sería seriamente agregada a la estabilidad de la seguridad global, la política y la economía. Pero con el fin de establecer un diálogo, tenemos que partir del supuesto de que todos los centros regionales y los proyectos de integración que forman alrededor de ellos necesitan tener igualdad de derechos en el desarrollo, para que puedan complementarse entre sí y que nadie pueda forzarlos en conflicto u oposición artificialmente.
Tales acciones destructivas romperían los lazos entre los estados, y los estados mismos serían sometidos a dificultades extremas, o tal vez incluso a la destrucción total.
Me gustaría recordarles los eventos del año pasado. Hemos dicho a nuestros socios estadounidenses y europeos que las decisiones apresuradas entre bastidores, por ejemplo, sobre la asociación de Ucrania con la Unión Europea, están plagadas de graves riesgos para la economía. Ni siquiera nos dicen nada acerca de la política; hablamos sólo de la economía, diciendo que tales medidas, hechas sin arreglos previos, tocan los intereses de muchas otras naciones, incluyendo a Rusia como principal socio comercial de Ucrania, y que una amplia discusión de los temas es necesaria.
Por cierto, en este sentido, voy a recordarles que, por ejemplo, las negociaciones sobre la adhesión de Rusia a la OMC duraron 19 años. Este fue un trabajo muy difícil, y se llegó a un cierto consenso. ¿Por qué estoy poniendo esto sobre el tapete? Debido a que en la ejecución de proyectos de asociación de Ucrania, nuestros socios vendrían a nosotros con sus productos y servicios a través de la puerta trasera, por así decirlo, y no estuvimos de acuerdo con esto, nadie nos preguntó acerca de esto.
Tuvimos discusiones sobre todos los temas relacionados con la asociación de Ucrania con la UE, discusiones persistentes, pero quiero hacer hincapié en que esto se hizo de una manera totalmente civilizada, lo que indica que posibles problemas, muestran razonamientos y argumentos obvio. Nadie nos quería escuchar y nadie quería hablar. Ellos simplemente nos dijeron: esto no es asunto tuyo, punto, fin de la discusión. En lugar de un amplio pero -subrayo- diálogo civilizado, todo se reducía a un derrocamiento del gobierno; que sumieron al país en el caos, en un colapso económico y social, en una guerra civil con enormes bajas.
¿Por qué? Cuando le pregunto a mis colegas por qué, ya no tienen una respuesta; nadie dice nada. Eso es todo. Todo el mundo está en pérdida, diciéndolo acabó terminando de esa manera. Esas acciones no deberían haber sido alentadas -no habrían funcionado. Después de todo (yo ya hablé sobre esto), el ex presidente de Ucrania, Yanukovich firmó todo, estuvo de acuerdo con todo. ¿Por qué hacerlo? ¿Cuál era el punto? ¿Qué es esto, una forma civilizada de resolver los problemas? Al parecer, los que constantemente tiran juntos nuevas “revoluciones de color” se consideran “artistas brillantes” y simplemente no pueden parar.
Estoy seguro de que el trabajo de las asociaciones integradas, la cooperación de las estructuras regionales, deben ser construidas sobre una base clara, transparente; el proceso de formación de la Unión Económica Euroasiática es un buen ejemplo de esta transparencia. Los Estados que son partes en este proyecto informaron a sus socios de sus planes con antelación, especificando los parámetros de nuestra asociación, los principios de su trabajo, que se corresponden plenamente con las normas de la Organización Mundial del Comercio.
Voy a añadir que también nos hemos acogido con satisfacción al inicio de un diálogo concreto entre la Euroasiática y la Unión Europea. Por cierto, nos han negado ésta casi completamente, y también no está claro por qué – ¿qué es lo que da miedo de verdad?
Y, por supuesto, con esa labor conjunta, pensaríamos que tenemos que entablar un diálogo (hablé de esto muchas veces y oí acuerdos de muchos de nuestros socios occidentales, al menos en Europa) sobre la necesidad de crear un espacio común para la cooperación económica y humanitaria que se extiende todo el camino desde el Atlántico hasta el Océano Pacífico.
Colegas, Rusia hizo su elección. Nuestras prioridades están mejorando aún más nuestras instituciones democráticas y de economía abierta, el desarrollo interno acelerado, teniendo en cuenta todas las tendencias modernas positivas en el mundo, y la consolidación de la sociedad basada en los valores y el patriotismo tradicionales.
Tenemos una agenda positiva, pacífica integración orientada; estamos trabajando activamente con nuestros colegas de la Unión Económica Euroasiática, la Organización de Cooperación de Shanghái, los BRICS y otros socios. Este programa tiene por objeto desarrollar los lazos entre los gobiernos, no disociar. No estamos planeando improvisar cualquier bloque o participar en un intercambio de golpes.
Las acusaciones y declaraciones de que Rusia está tratando de establecer una especie de imperio, como en la soberanía de sus vecinos, son infundadas. Rusia no necesita ningún lugar de tipo especial, exclusivo en el mundo – quiero hacer hincapié en esto. Sin dejar de respetar los intereses de los demás, simplemente queremos para nuestros propios intereses que deben tenerse en cuenta y por nuestra posición de que hay que respetar.
Somos muy conscientes de que el mundo ha entrado en una era de cambios y transformaciones globales, cuando todos necesitamos un determinado grado de precaución, la capacidad de evitar pasos irreflexivos. En los años posteriores a la Guerra Fría, los participantes en la política global perdieron estas cualidades un tanto. Ahora, tenemos que recordar. De lo contrario, las esperanzas de un desarrollo estable de paz serán una ilusión peligrosa, mientras que la agitación de hoy simplemente servirá como un preludio al colapso del orden mundial.
Sí, por supuesto, ya he dicho que la construcción de un orden mundial más estable es una tarea difícil. Estamos hablando de un trabajo largo y duro.
Hemos sido capaces de desarrollar reglas para la interacción después de la Segunda Guerra Mundial, y hemos sido capaces de llegar a un acuerdo en Helsinki, en la década de 1970. Nuestro deber común es resolver este reto fundamental en esta nueva etapa de desarrollo.
Muchas gracias por su atención.»