Hace 39 años, Indira Gandhi, la entonces Primera Ministra de India, recibió el poder de gobernar por decreto presidencial. Inmediatamente declaró al país en estado de emergencia suspendiendo numerosas libertades civiles. Esto dejó en libertad al gobierno esterilizar a miles de hombres y mujeres indios en los 21 meses siguientes de manera coercitiva.
Los funcionarios públicos se movilizaron en masa para cumplir las metas de esterilización a nivel nacional. Las esterilizaciones que siguieron se realizaron bajo la llamada «compul-suasión» (una combinación de compulsión y persuasión), con un fuerte énfasis en el primero.
Las tácticas variaron de estado en estado. Se prohibió que los pobladores de Rajasthan con más de tres hijos pudieran acceder a cualquier trabajo en el gobierno bajo la condición obligatoria de ser esterilizados. En Madyha Pradesh, suspendieron la provisión de agua de riego para los campos de la aldea hasta que se cumplieran las cuotas de esterilización.
En Uttar Pradesh, se les informó a los maestros que tenían que someterse a la esterilización o perderían el salario de un mes. Funcionarios del Departamento de Salud de Uttar Pradesh tenían el salario retenido hasta que cumplieron con sus cuotas de esterilización. En el estado de Bihar, se negó la ración de alimentos públicos a las familias con más de dos hijos. El gobierno local se negó a poner un pozo en un pueblo muy necesitado hasta que «el 100 por ciento de las parejas elegibles» se sometieran a esterilizaciones.
En algunos casos se utilizaron tácticas aún más brutales. En una aldea musulmana en el estado de Haryana, la policía detuvo a todos los hombres adultos para esterilizarlos. Según el reportaje publicado en The Indian Express:
«Los aldeanos de Uttawar fueron sacados de sus camas por altavoces que ordenaban la reunión de hombres del pueblo -todos por encima de 15- en la parada de autobús en la carretera central Nuh-Hodol. Cuando los hombres salieron de sus casas, vieron que la policía había cercado todo el pueblo. Con ellos en la carretera, la policía entró para ver si alguien estaba escondido… como los aldeanos dicen, estos hombres fueron considerados casos elegibles… y los llevaron de allí a las clínicas para ser esterilizados».
La cantidad de personas esterilizadas entre musulmanes, analfabetos y personas de las castas más bajas muestra que fueron objeto de un acecho selectivo. A los hombres les practicaron vasectomías; mientras que a las mujeres les ligaron las trompas.
Entre el 25 de junio de 1975 y marzo de 1977, aproximadamente 11 millones de hombres y mujeres fueron esterilizados bajo estas tácticas. A otro millón de mujeres se les insertó el DIU.
Las esterilizaciones se realizaron en línea de montaje, a toda prisa y en condiciones antihigiénicas. No hubo «control médico» post operatorio en lo absoluto. Muchos hombres y mujeres murieron como consecuencia de infecciones producidas por el procedimiento de esterilización. 1.800 familias interpusieron demandas por negligencia médica en nombre de los familiares fallecidos, pero el número real de muertos fue mucho mayor.
No pasó mucho tiempo para que estas odiosas tácticas despertaran la ira popular contra las campañas de esterilización forzada y los disturbios no se dejaron esperar. Más de 20 personas murieron y muchas más resultaron heridas, en violentas protestas «contra la planificación familiar». La Primer Ministro Gandhi detuvo las campañas en marzo de 1977 y fue revocada de su cargo tan pronto como terminó «la emergencia».
Mientras el mito subsista, la tragedia de ayer volverá a repetirse… en cualquier lugar
Para la mayoría de la gente es difícil de creer que una campaña de este tipo pueda ocurrir en nuestros tiempos. Pero campañas similares se han llevado a cabo en Indonesia y Perú aún más recientemente, y están sucediendo ahora mismo en China y Vietnam.
Muchos promotores del control de la población todavía justifican este tipo de prácticas por el peligro que representa que haya demasiada gente. Y aún hoy repiten lo mismo que decían los responsables del programa de la India hace 39 años: «Yo personalmente estoy en contra de la esterilización forzada, pero, después de todo, India está superpoblada».
Nosotros en el PRI creemos que los abusos en contra de los derechos humanos fundamentales, como el derecho a tener hijos, no pueden ser justificados nunca por el argumento de que «el fin justifica los medios». Tampoco aceptamos como válidos los análisis costo-beneficio que tratan de definir el valor de la persona humana en términos de dólares y centavos, pues por esa misma razón la denigran.
Y no olvidemos que quienes buscan controlar la población tienen una visión completamente errada de la realidad. Si hicieran un análisis honesto y objetivo, en lugar de repetir slogans antipersonas, ya hubieran entendido que hoy en día el problema más urgente de la población no es el exceso de personas, sino una población mundial que envejece rápidamente. Al ignorar esta realidad, los promotores del control de la población no sólo difunden un mito que no tiene sentido económico, sino que literalmente destruye a quienes selecciona como víctimas.
No olvidemos nunca el sufrimiento, la degradación y la humillación infligida a las personas más pobres y vulnerables de la India que comenzó hace 39 años. La única manera de asegurar que tales violaciones a los derechos humanos cesen es finiquitar la guerra contra el pueblo de una vez por todas.