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Pablo Iglesias o el Colón que queriendo llegar a las Indias llegó al Mediterráneo

Pablo Iglesias, líde de Podemos, con Carrillo uno de los responsables de Paracuellos

Nadie duda que Pablo Iglesias ha irrumpido en el escenario político con una fuerza y vigor poco común. Podríamos comparar la melodía mil veces repetida por Pablo y los suyos (esa melodía que habla de la casta, los partidos del sistema, los derechos de la ciudadanía …) como esas canciones de verano que todos escuchamos en las discotecas de modo, en los bares de copas, que nos sorprenden al sintonizar cualquier emisora de radio, y que por qué no decirlos, nos acaba hastiando.

Portada del libro Conversaciones con Pablo Iglesias

Portada del libro Conversaciones con Pablo Iglesias

Cuantas veces no hemos oído en el mundo del espectáculo que lo importante no es llegar sino mantenerse. Efectivamente en pocos casos los artistas de las típicas canciones de verano pasan a engrosar la historia de la música. El motivo está claro, sus melodías y sus letras no tratan de descifrar los profundos deseos de los melómanos, no tratan de llenar ningún vacío existencial, no tratan de entroncar con los sentimientos más profundos de los espectadores, únicamente tratan de crear un estribillo «pegadizo«, una letra graciosa y light de contenidos. Sus melodías son mil veces tarareadas por la sencillez de su imitación, por la falta de profundidad musical que haga compleja su emulación; en algunos casos dichos artistas se especializan en ese tipo de música ligera, amigable y de baja calidad artística y cultural. Normalmente a sus representantes no se les cataloga de artistas, simplemente se las llama músicos, cantantes o en algunos casos showman.

Desde las últimas elecciones europeas tenemos en escena en la vida política un líder (Pablo Iglesias) y un partido (Podemos) que es a la política lo que la canción del verano es a la música, es decir un esperpento.

Todos los medios de comunicación y algunos ciudadanos quedaron rendidos en un primer momento al poder del genio de la lámpara, el problema es que de tanto frotar la lámpara el genio se está convirtiendo en un simple clon del espectáculo.

La editorial Turpial ha editado recientemente un libro que con el título de «Conversaciones con Pablo Iglesias» pretende acercar al lector al genio de la lámpara. Ahora mismo su lectura es obligada para cualquier ciudadano que pretende ejercer su derecho al voto en las próximas elecciones dado que la lectura del libro y la comparación con los últimos escándalas protagonizados por la joven (o vieja según veremos) formación política ponen en evidencia lo insustancial de una propuesta política que nada nuevo aporta en el escenario político.

Efectivamente, Pablo Iglesias quería convencernos que era un nuevo Cristóbal Colón que nos descubriría una nueva ruta a las Indias, pero a diferencia de Colón no nos ha descubierto América, sino que nos ha descubierto el Mediterráneo.

El genial publicista católico Gilbert Keith Chesterton en una de sus mejores obras «Ortodoxia» nos cuenta la historia de un apasionado escocés que pretende descubrir un nuevo mundo de felicidad, para ello con valentía y coraje decide embarcarse y salir a la mar. La travesía si bien es tranquila se ve sorprendida por una gran tormenta que acaba con el naufragio del joven escocés en una nueva tierra de promisión. Lo que no sabe nuestro quijote escocés es que la isla descubierta no es otra que la viejas Islas Británicas.

Así pasa con el programa político de Podemos, nos han querido vender como novedad un sutil regreso a las más puras y terroríficas doctrinas comunistas.

Lo primero que sorprende del libro publicado por la editorial Turpial es el título «Conversación con Pablo Iglesia». El periodista Jacobo Rivero se empeña en su introducción en catalogar el libro no como una entrevista sino como una conversación, sin embargo la simple lectura del libro nos demuestra que ni es una cosa ni la otra. Efectivamente, en el género de la entrevista el entrevistador realiza al entrevistado una serie de preguntas que este tiene que contestar, el valor de la entrevista reside entonces en la valentía del periodista en preguntar todo aquello que pueda resultar incómodo para el político, sin embargo en «conversaciones con Pablo Iglesias» el lector no encontrará ninguna de esas preguntas incómodas, no encontrará ninguna pregunta que previamente no haya sido concertada.

Tampoco podemos concebir el libro como conversación pues estamos ante un claro monólogo del entrevistado que coloca todos sus mensajes sin la mínima oposición por parte del periodista, en donde el político se encuentra en una cómoda situación en la que no es cuestionado ninguno de sus mensajes, en donde en ningún momento se observa un cambio de ideas y opiniones, donde las posiciones ideológicas no son matizadas pues el mensaje se coloca en la primera respuesta y el interlocutor siempre queda satisfecho con la respuesta sin necesidad de solicitar aclaraciones.

Lo segundo que llama la atención es el egocentrismo del entrevistado al terminar el propio Pablo Iglesias la obra con un epílogo firmado por el mismo. Recordemos que en cualquier obra literaria el epílogo es una recapitulación de lo dicho en un discurso o en una obra lo que nos lleva a pensar que el resto de la supuesta conversación o entrevista está redactada por el mismo Pablo Iglesias, es decir que el periodista Jacobo Rivera se ha prestado a un teatro en que su papel era el de mero taquígrafo que al dictado confeccionaba tanto las preguntas como las repuestas.

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En cuanto al contenido de la obra el lector podrá encontrar en sus interesante páginas «la nueva teoría política de Pablo»; ahora bien, si el lector es un curioso lector recomendamos que lea la obra con otras dos obras de apoyo «El capital» de Marx y «El origen de la familia, la propiedad privada y el estado» de Engels pues siempre es conveniente recurrir a las fuentes y no a los sucedáneos.

Pablo Iglesias nos reserva en sus conversaciones la tranquilidad de leer en primera persona la repetida cantinela que hemos podido escuchar durante todos estos meses, la sistemática crítica de casi todos los partidos políticos (PSOE, PP, CIU o PNV), pues en sus páginas no encontraremos críticas a IU o al entorno Batasuno. Así cuando habla de las principales fuerzas políticas se regodea en los pactos que les han permitido permanecer en el poder, sin embargo no hace mención al pacto que sus amigos de Izquierda Unida mantienen con el Partido Popular extremeño; dicho pacto derrumba su tesis, y todo aquello que contradice los dogmas debe ser eliminado de la realidad (mucho debe Pablo Iglesias a los regímenes totalitarios del siglo XX).

Pablo Iglesias en realidad no discrepa en esencia del régimen liberal (padre del comunismo) ni del bipartidismo democrático, ni de la casta. A lo largo de sus páginas podremos descubrir su concepción del poder como instrumento de control social, sin que el señor Iglesias deje espacio a la autonomía personal o individual. En ningún momento se habla de la libertad en materia de educación, ni se realizan concesiones a la libertad empresarial o a la libre iniciativa ciudadana no ideologizada.

Es curioso que la nueva formación política Podemos haya recuperado un viejo concepto político: el de los círculos. En nuestra historia política los Círculos eran la organización clásica del carlismo decimonónico, círculos que supusieron en el siglo XIX una forma de conservar la tradición y las doctrinas sanas del sistemático ataque del sistema liberal; sin embargo hay una gran diferencia entre los círculos carlistas y estos nuevo círculos de Podemos. Los círculos carlistas eran un representación total y unitaria de la sociedad tradicional. En los Círculos Carlistas coincidían y compartían espacio el iletrado agricultor, con el joven abogado, el rico industrial, con el pobre jornalero, el viejo noble, con el joven periodista. En los Círculos carlistas estaba representada la sociedad entera compartiendo conversación el octogenario voluntario de viejas guerras carlistas con el joven quinceañero deseoso de probar su valor en los nuevos combates sociales en calles, tribunas y luchas políticas. En los Círculos Carlistas se rendía culto a Dios, y a la Patria, desde la defensa del principio de autoridad escuchándose con igual atención al abogado cuando hablaba de leyes, como al agricultor cuando hablaba de los avances agropecuarios, en dichos círculos el artesano tenía autoridad cuando hablaba de su oficio y el joven aprendía de todos ellos para configurar un pensamiento social y político global.

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Sin embargo ahora Podemos nos trata de demostrar  lo democrático de unos círculos donde sólo está presente una pequeñas parte de la sociedad, donde sólo los jóvenes destacan, pues es la única generación presente, donde el principio de autoridad no existe y donde cada cual habla de lo que le parece pero siempre de lo que desconoce, donde el único prestigio reside en la capacidad de algunos de imponer su propio criterio que en la mayoría de los casos es único.

Podemos un partido más de la casta

Podemos un partido más de la casta

Pablo Iglesias se posiciona a favor de la celebración de un referéndum para elegir al Jefe del Estado. Según el joven político un demócrata debería plantearse el crear un nuevo poder constituyente y decidir todo de nuevo, pero el problema reside en la concepción de ese todo. Para Pablo Iglesias el todo viene reducido únicamente a la forma de organización política (monarquía/ república) y en la forma de organización territorial, sin embargo ni aclara que tipo de república o qué tipo de monarquía son las debatidas, ni se plantea que los ciudadanos decidan qué tipo de democracia quieren, o que tipo de modelo educativo, o que tipo de modelo sanitario, o que tipo de sistema económico es objeto de predilección.

Para Pablo Iglesias está claro que hay algunos «cosas» que no se pueden cuestionar: la educación tiene que ser sólo de gestión pública, la sanidad no puede ser privada, hay que expulsar del mundo económica la iniciativa privada, la intervención estatal y el dirigismo económico son premisas incuestionables, la titularidad de los medios de comunicación ha de ser pública, y las líneas editoriales tienen que ser lógicamente unívocas, el aborto es un derecho y la familia no tiene porqué estar protegida por los poderes públicos.

El problema territorial es otro de los temas sobre los que Pablo Iglesias parece tener la solución: Cataluña y las Vascongadas luchan legítimamente por sus derechos y por eso se les ha de dejar decidir libremente. El problema es que otra vez el señor Iglesias se olvida que los derechos no pertenecen sólo a una minoría ideologizada de la ciudadanía, sino que pertenecen por igual a todos, ¿qué pasa con el derecho de los demás? ¿quién ampara el derecho de los no nacionalistas?. Para Pablo Iglesias la respuesta es fácil: nadie.

A lo largo de toda la entrevista se puede seguir otra de las características del personaje: su orgullo y su soberbia. En varias ocasiones trata de dar autoridad a sus afirmaciones al calificarse a sí mismo como politólogo y profesional de las ciencias políticas. No duda en llamar ignorantes a la izquierda clásica, a la derecha y a la extrema derecha, a los políticos de la casta, pero también a los votantes, a las élites financieras, a los ciudadanos que tratan de sacar adelante a su familias, es decir a todos. Este clasismo que respira le lleva a representarse a sí mismo como el nuevo mesías llegando a afirmar que «por fin hay alguien que está poniendo palabras a lo que piensa la mayoría de la gente».

Su concepto de la casta transmite esa concepción clasista que acerca a Pablo Iglesias la controvertida figura de José Antonio Primo de Rivera. El experto politólogo (según él) atribuye la invención de la casta a la doctrina italiana, sin conocer que dicho concepto fue mil veces repetido, citado y utilizado por José Antonio Primo de Rivera que sin necesidad de pasar por una pseudofacultad de ciencias políticas poseía unos reflejos políticos de los que está ausente Pablo Iglesias que se nos muestra en esta entrevista como un mero copista de ideas que no acaba de comprender.

Igualmente Pablo Iglesias no es capaz de ocultar su admiración por los movimientos integristas islámicos y los nuevos populismos de corte bolivariano. Así a lo largo de la entrevista muestra su deseo de repetir en España la primavera árabe, es decir de entregar a los extremista todos los mecanismos del poder.

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La adoración mostrada por el líder griego Alexis Tsipras tampoco puede pasar desapercibida. Sin embargo no realiza una lectura real de la crisis griega. Según su visión dogmática la troika ha sometido a un régimen de esclavitud a la clase política griega y al pueblo griego; sin embargo Pablo Iglesias oculta que la situación griega se produce tras las políticas populistas (similares a las que defiende el señor Iglesias para España) que acostumbraron a los griegos a vivir muy por encima de sus posibilidades, provocando un gasto público muy por encima de los ingresos.

2014-07-27 socialismo y comunismoLa entrevista deja en evidencia las incoherencias de un novedoso sistema político que no es tal, incoherencias que se producen por no confesar abiertamente que su ideología de referencia es el comunismo de corte estalinista. No deja de resultar sorprendente que su visión del comunismo como defensor de la democracia y de los derechos humanos no choque con el uso sistemático de las herramientas calificadas como capitalistas: el uso de las televisiones, de las redes sociales como twitter o facebook, del marketing más descarado …

Igualmente se manifiestan sus numerosas contradicciones al repetir mil veces la manida frase de don Julio Anguita «programa, programa, programa» sin mostrar vergüenza al reconocer que Podemos es un partido en proceso constituyen, es decir que reconoce que se presentaron a las elecciones europeas sin nada concreto que ofrecer, no obstante se obstina en convencernos que la política no es confianza, ¿pero si el partido estaba en constitución, si su programa no estaba perfilado, por qué les voto la ciudadanía sino por la ingenua confianza que una parte de la población puso en ellos?

Ante los nuevos escándalos de corrupción que rodean a Podemos (el fraude fiscal perpetrado por la productora del programa la Tuerka, la excesivamente generosa beca de Errejón en un país de mileuristas, las oscuras concesiones que desde el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid ha protagonizado la actual pareja de Pablo Iglesias, el veto a la libertad informativa al negarse el líder de Podemos a participar en un programa de Telecinco) se convierta en lectura obligada el libro editado por Ediciones Turpial cuando algunos creían que Pablo Iglesias y Podemos eran vírgenes en esto de la corrupción y corruptelas del poder y de los poderosos.

Podemos se nos ha presentado como el fin del bipartidismo, lo que no nos han dicho es que ese fin implica el principio de la dictadura del pensamiento único, la entronización del nuevo mesías que llega para salvar al pueblo pues sólo él sabe lo que el pueblo necesita (¿les suena eso de todo para el pueblo sin el pueblo?).

Datos del libro:
Titulo: Conversación con Pablo Iglesias.
Autor: Jacobo Rivero, con epílogo de Pablo Iglesias.
Editorial: Ediciones Turpial, Madrid 2014.
Páginas: 150
ISBN: 978-84-95157-74-4
PVP: 13,20 €

Abogado, académico de la Academia Internacional de Ciencias, Tecnología, Educación y Humanidades y colaborador de numerosas publicaciones y revistas, exdirector de la sección cultura del periódico digital Minutodigital, e impulsor de numerosas iniciativas de la sociedad civil para fomentar la participación ciudadana real en la vida política y social, como el Centro Jurídico Tomás Moro, el Centro de Estudios Históricos General Zumalacárregui, o la Asociación Editorial Tradicionalista. Actualmente es director de Tradición Viva

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