No era esperada la «entrevista» que en la edición dominical del Frankfurter Allgemeine Zeitung (07.12.2014) ofreció el rotativo alemán: el Papa emérito había concedido una entrevista (tal vez sea mejor calificarla de coloquio de media hora con posibilidad de publicación) al periodista Joerg Bremer.
El texto publicado en la web del periódico («Ein Besuch bei Vater Benedikt») no está bajo la modalidad pregunta-respuesta sino que sigue más bien una forma narrativa, con una introducción amplia que usa de los clichés clásicos (la manera de vestir actual de Benedicto XVI, descripción sobre el lugar donde vive, las veces en que ha salido del monasterio, su estado físico actual, etc.) para introducirnos a lo que el autor quiso destacar de la conversación.
Y el autor destaca afirmaciones del Papa emérito como la buena relación con el Papa Francisco y el deseo de permanecer en lo oculto. La entrevista, sin embargo, aporta algún scoop. Lo hace en dos momentos: 1) cuando recoge el deseo de Benedicto XVI quien afirma haber deseado que lo llamaran «Padre Benedicto» tras su renuncia al pontificado; y 2) cuando califica de «tontería» el hecho que no intervino ni ha querido intervenir en las cuestiones tratadas en el sínodo extraordinario sobre la familia.
Resulta un poco complejo entender otras afirmaciones que se le atribuyen –y en las cuales la mayoría de la prensa secular que ha retomado elementos de la entrevista se ha fijado– sobre un supuesto consenso a que personas divorciadas y re-casadas civilmente puedan ser padrinos en los sacramentos o formar parte de comités eclesiásticos. Lo segundo no sería problema estrictamente pero si lo primero en cuanto que el Código de Derecho Canónico precisa las características de un padrino: «[…] lleve una vida congruente con la fe y con la misión que va a asumir» (cf. n. 874 § 1, 3º).
La entrevista a Benedicto XVI no ha sido objeto de excesiva atención debido a que apareció el mismo día en que el diario argentino La Nación publicó una entrevista amplísima, con una surtida variedad de temáticas tratadas, al Papa Francisco.
La manera como el Frankfurter Allgemeine Zeitungha ha ofrecido las palabras del Papa emérito tiene la ventaja de seguir un discurso lineal pero presenta el inconveniente de no conocer cuál ha sido exactamente la pregunta y la respuesta en su integridad y contexto. Por esto mismo resultan dudosas o, al menos, de difícil comprensión determinadas declaraciones.