Ada Colau ha llegado al Ayuntamiento de Barcelona vendiendo la imagen de una ciudadana comprometida, sin embargo su currículum demuestra que su compromiso siempre tiene un precio, y que nunca es bajo.
El problema es que algunos partidos llamados tradicionales se quejan del ascenso de los populismos violentos y nada dicen sobre la responsabilidad que ellos tienen en haber mantenido con dinero público a este tipo de gente durante años, habiéndolos convertido en una suerte de liberados del trabajo, la responsabilidad y el esfuerzo.