El controvertido y elitista Club Bilderberg celebró, del jueves 11 al 14 de junio del presente año, su reunión anual. Como cada año un halo de misterio rodea el encuentro. El Club Bilderberg (BG), según la historia que se conoce, pues no en balde es una poderosísima rama del tronco de la masonería y por tanto, secreta, nació en una época en que Europa se estaba recuperando de los efectos de la Segunda Guerra Mundial, gracias a los recursos procedentes de Estados Unidos, que permitieron revivir la capacidad de consumo de la clase media francesa, holandesa, belga, alemana e italiana. El mundo estaba dividido en dos grandes sistemas, opuestos y doctrinarios.
Miembros del Council on Foreign Relations (CFR)[1] forman el núcleo que crea el BG por medio de Joseph Retinger[2], un sueco de origen judío polaco, alto grado de la masonería. En mayo de 1946, junto con Paul von Zeeland, crea la Liga Europea de Cooperación Económica, un organismo en el que, contrariamente a lo podría deducirse por su nombre, participaron activamente varios miembros destacados de la nomenclatura oligárquica estadounidense, como: John McCloy (CFR. Bildeberg, Chase Manhattan Bank), Averell Harriman (CFR, Bilderberg, Pilgrims, The Order), George Franklin (CFR, Bilderberg, Trilateral), John Foster Dulles (CFR, Bilderberg), William Wiseman (socio de la Banca Khun&Loeb), M. Leffingwelle (socio de la Banca Morgan), Nelson y David Rockefeller, etc).
Retinger estuvo obsesionado desde muy temprano con la idea de que un gobierno supra-nacional sólo podía ser posible sobre la base de un poder en Europa que estuviera por encima de los gobiernos locales y sirviera únicamente a la idea de un gobierno mundial. La Unión de Europa, bajo el predicamento de un poder supra-nacional, se sustentaba en una posible alianza franco-británica, y debía incluir políticos de renombre internacional. En los años veinte Retinger se asoció con el británico E.D. Morel con quien comenzó a madurar estas ideas. En la esencia de lo que entonces resultó de esta etapa de elaboración teórica tenemos el proyecto embrionario de lo que después sería la globalización. Imaginaba un mundo en paz, regido por una gran organización supranacional, inmune a cualquier tipo de ideología. El propósito inicial del grupo era hacer un nudo alrededor de una línea política común entre EE.UU. y Europa en oposición a Rusia y al comunismo. La organización con la que fantaseaba Retinger lo controlaría todo, especialmente las políticas económicas y militares. Los Estados seguirían existiendo, pero su poder se encontraría restringido por la tutela del grupo, cuya fuerza radicaría precisamente en el desconocimiento que tendría la opinión pública respecto a su verdadera naturaleza. En otras palabras, la plasmación de las ideas de Retinger significaría la institución de ese gobierno en la sombra temido y venerado por muchos. Nada de lo que sucede es por accidente, ellos deciden cuándo deben empezar las guerras, cuánto deben durar y cuándo deben acabar, sin que los sufridores pueblos tengan nada que decir, ante la primacía de los intereses del grupo.
Con tales ideas no fue para nadie una sorpresa el que Retinger congeniara con el príncipe Bernardo de Holanda[3], quien a la sazón era de ideas muy similares, (aunque resulta ciertamente irónico que un ex nazi ̶ mientras era estudiante, fue oficial de las SS aunque de bajo rango, ̶ ayudara a poner en marcha una organización que muchos consideran evidencia de una conspiración judía). Juntos, dieron forma a lo que más tarde sería conocido como el grupo Bildeberg, en recuerdo del hotel holandés donde se celebró su primera reunión en 1954. El Bildeberg Group ha sido desde entonces uno de los más influyentes organismos sobre la política internacional, y uno de los arquitectos del Nuevo Orden Mundial.
Desde entonces se reúnen una vez al año. Son unas ochenta las personas que acuden regularmente al Club y un número indeterminado los que son invitados. Sus socios representan a la élite de todas las naciones occidentales -financieros, industriales, banqueros, políticos, líderes de corporaciones multinacionales, presidentes, primeros ministros, ministros de Finanzas, secretarios de Estado, representantes del Banco Mundial, de la organización Mundial del Comercio (OMC) y del Fondo Monetario Internacional (FMI), un gobierno en la sombra que se reúne para debatir y alcanzar un consenso sobre la estrategia global.
Cada festival globalizador cuesta alrededor de 10 millones de euros. La financiación corre a cargo del grupo Rockefeller, la Casa Rothschild, la Banca Dillon Read, la Banca Warburg, la banca Lehman y dos instituciones muy vinculadas al mundialismo: el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, es decir, miembros cuya característica en común es el dinero, el poder o la influencia en sus respectivos países, y su marcado anticomunismo– y a reunirse para discutir sobre el presente y el futuro de Europa (y, por tanto, de España) y del mundo, creando una entidad destinada a fortalecer la unidad atlántica, a frenar el expansionismo soviético y a fomentar la cooperación y el desarrollo económico de los países del área occidental. En realidad, su propósito es cambiar Europa, para lo cual emplearon dos vías: la infiltración en todos los ámbitos y órganos de poder de todos los países y la ratificación de la muy laica Constitución Europea, de la que, la entonces vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, se sentía contenta y fiel defensora.
La historia se repite año tras año desde 1954. Con la llegada del buen tiempo, líderes políticos mundiales, miembros de la realeza, ejecutivos de multinacionales como Coca-Cola, Pfizer, Google, Repsol, Amazon, Telefónica, Deutsche Bank o Inditex, y representantes de los medios de comunicación más influyentes del mundo, desde The New York Times hasta El País, pasando por The Economist, se reúnen en un hotel de cinco estrellas durante todo un largo fin de semana con el compromiso de que no contarán ni una sola palabra de lo que allí se hable o suceda. Este año, el exclusivo encuentro conocido como Club Bilderberg se celebrará en el Interalpen-Hotel Tyrol, en los Alpes austriacos, del 11 al 14 de junio.
El emplazamiento tiene muchas ventajas. Sus habitaciones, que oscilan entre los 200 y los 1.300 euros por noche y persona, están perfectamente aisladas. Y, por supuesto, dispone de un campo de golf cercano, un elemento presente en todas las citas del club. Pero lo más práctico de la elección es, sin duda, su proximidad a la localidad alemana de Garmisch-Partenkirchen. Allí, en el castillo de Elmau, se reunieron algo antes, el 7 y 8 de junio, los miembros del G-7. De este modo, algunos de los participantes en la reunión de los siete países con mayor poder económico y militar del mundo volvieron a verse las caras en el Tirol sin demasiado esfuerzo y en un entorno completamente privado. Los organizadores de Bilderberg han vuelto a demostrar su habilidad para coordinar las agendas de personalidades del más alto nivel procedentes de Estados Unidos, Canadá y Europa.
Las fuerzas de seguridad austríacas y alemanas llevan meses trabajando conjuntamente para blindar los dos eventos, como si de uno solo se tratara. El pasado 15 de mayo, los jefes de la Policía de ambas regiones alpinas presentaron el despliegue de seguridad común que mantendrán durante las dos citas. Un acuerdo especial permitirá a los agentes actuar indistintamente a un lado y otro de la frontera para evitar manifestaciones y otras acciones no autorizadas. Durante ese tiempo también habrá restricciones del espacio aéreo; todo ello da idea del poderío e influencia de los miembros del grupo.
El secretismo es el denominador común de todas las reuniones y nada de lo que allí se habla sale a la luz pública. Para mantener su aura de hermetismo, los participantes deben venir solos, sin escolta ni familia; prohíbe micrófonos y cámaras a sus huéspedes, y ni los asistentes personales pueden acceder a las reuniones. No pueden llegar en coche propio. Deben utilizar un vehículo proporcionado por la organización, que se distingue por tener una “B” en la luna delantera., La organización alquila un hotel completo durante toda la duración del congreso, normalmente de tres a cuatro días, durante los cuales los participantes no pueden ausentarse, llevan sus propios cocineros, camareros, seguridad, etc. y nadie de fuera tiene permitido acercarse al hotel. Agentes de policía inspeccionan minuciosamente el lugar Esta actitud ha despertado todo tipo de críticas y especulaciones sobre un grupo que a menudo ha sido descrito como “un gobierno mundial en la sombra“.
El control de la información, pieza clave para el sometimiento de la población, está asegurado de la mano de los Rockefeller. En vez de tres cadenas de televisión llamadas NBC, CBS y ABC, lo que en realidad tenemos es la Rockefeller Bradcasting Company. El Club usa a los principales grupos de comunicación para crear una opinión que respalde sus objetivos. Ellos determinan lo que vemos en televisión, lo que oímos en la radio y lo que leemos en revistas, libros e internet y así se aseguran de que los medios de desinformación de masas nunca hablen de sus planes de dominar un futuro gobierno mundial. La organización abrió, finalmente, en 2010 una página web, bilderbergmeetings.org, en la que se enuncian, siempre a toro pasado, los temas tratados, y los nombres y cargos de los 150 invitados que aproximadamente se ven cada año en estos campamentos de lujo. Su selección se hace en función de los temas propuestos en cada edición por los miembros del comité ejecutivo.
El Club Bilderberg, muy estructurado, está organizado en tres círculos sucesivos:
El círculo exterior es bastante amplio y comprende al 80% de los participantes en las reuniones. Los miembros de este círculo no conocen más que una parte de las estrategias y las metas reales de la organización. Parece que su actuación se reduce a facilitar información y recibir “orientaciones”, en ambos casos de forma directa.
El segundo círculo, mucho más cerrado, es el Steering Committee (Comité de Dirección). Está constituido por aproximadamente 35 miembros exclusivamente europeos y norteamericanos. Conocen el 90% los objetivos y las estrategias del Grupo. Los miembros norteamericanos son igualmente miembros del CFR (Council on Foreign Relations (CFR). Su labor consiste en investigar a posibles participantes, en función de los intereses de los diez miembros nucleares y hacer la propuesta de su participación.
El círculo más central es el Bilderberg Advisory Committee (Comité Consultivo). Está compuesto por una decena de miembros, la élite, los únicos que conocen íntegramente las estrategias y las metas reales de la organización. Son un verdadero gobierno mundial oculto que no conoce fronteras y que sólo rinden cuentas a ellos mismos. En el transcurso de sus reuniones, se toman decisiones estratégicas esenciales por fuera de las instituciones democráticas donde estos debates deberían tener lugar normalmente. Esas orientaciones decididas por el Grupo pueden concernir el desencadenamiento de una guerra, el inicio de una crisis económica o por el contrario una fase de crecimiento, las fluctuaciones monetarias o bursátiles mayores, las alternancias políticas en las “democracias”, las políticas sociales o la gestión demográfica del planeta, todo al margen de las naciones. Como por ejemplo en ese núcleo del Club acordaron que se dividiera Canadá en una parte francófona y otra anglófona, y por lo que parece, a través de miembros de la masonería española, tienen marcado interés en desmembrar España. En este sentido de injerencia en temas propios de países soberanos cabe preguntarse por qué algunos políticos anglosajones están apoyando tanto a Artur Mas. Hay masones que afirman que en una reunión que tuvieron con el ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, este les hizo el toque o saludo secreto masónico y después les confesó que en el pasado se inició en la masonería[4]. Estas “orientaciones” condicionan después las decisiones de las instituciones subalternas como el G8 o los gobiernos de los Estados. (Por lo que vamos sabiendo, lo del peligro de la masonería no era un invento de Francisco Franco).
Es decir, este poderoso grupo controla al presidente de los Estados Unidos, al primer ministro de Canadá, a los principales medios de comunicación del mundo libre, a los políticos, financieros y periodistas más importantes, a los bancos centrales de los principales países, a la Reserva Federal de los EEUU y su suministro de dinero; al FMI, al Banco Mundial y a la ONU, y destruyen a cualquiera, grande o pequeño que se oponga a sus planes de construir el Nuevo Orden Mundial (del que ya habló Bush a raíz del 11-S)[5]. El hecho de que los secretarios generales de la OTAN suelan ser invitados al evento poco antes de sus nombramientos o de que muchos de los futuros presidentes y ministros sean presentados a esta sociedad cuando aún son candidatos es una coincidencia que parece reseñable. El club invita a personalidades de todas las tendencias, siempre según sus intereses. Margaret Thatcher fue descrita por The Times como una “tímida participante” cuando asistió a la reunión en 1975. Se sentó allí durante los dos primeros días y no dijo nada. La gente empezó a murmurar. Un senador, el de Maryland, se acercó al redactor de The Times en la noche del viernes, “A esta señora le invitan, pero no ha dicho ni una palabra. Usted realmente debería decirle algo”. Así que intercambiamos unas palabras. Evidentemente debió pensar en ello durante la noche, porque al día siguiente, de repente, se puso de pie y se lanzó a una explicación de tres minutos. La sala se quedó atónita. Como resultado de ese discurso, David Rockefeller y Henry Kissinger y los otros estadounidenses se enamoraron de ella. La trajeron a América, la llevaron en limusinas por todas partes y la presentaron a todos. Cuatro años después, se convirtió en la primera mujer en gobernar el Reino Unido.[6]
También aparecen los miembros nucleares detrás de los significativos “cambios de postura” que adoptaron algunos relevantes miembros de la política. Recordemos la transformación radical que sufrió la postura del Partido Socialista sobre la adhesión de España a la OTAN. Sus primeros posicionamientos en política de defensa a finales de los años 70 tuvieron un fuerte carácter neutralista y anti americanista. Defendían el desmantelamiento de las bases extranjeras en territorio español y el rechazo a la política de bloques militares. En 1980, el entonces secretario general del PSOE, Felipe González, hizo pública su postura al defender la desnuclearización del Mediterráneo, algo completamente contradictorio con la existencia del Tratado del Atlántico Norte. González se comprometió a que, si algún día llegaba al poder, algo que ocurriría dos años después, convocaría un referéndum aconsejando a la ciudadanía el voto favorable a la salida de la OTAN. Cuando el presidente del momento, Leopoldo Calvo Sotelo (UCD), solicitó el ingreso, González lo calificó de «barbaridad histórica» y «tremendo error». Apoyó las movilizaciones en las calles y votó en contra de la adhesión tanto en el Congreso como en el Senado. Acuérdense de los carteles “OTAN de entrada NO”. Durante la campaña electoral de 1982 el PSOE insistió en detener el proceso de integración y convocar un referéndum. Pero, significativamente, cuando González subió al poder, empezó a desmarcarse de la posición inicial y, en 1984, dio el definitivo giro atlantista. Basó su discurso en las ventajas de la Alianza para los intereses españoles, como la entrada en la Comunidades Europeas y la pertenencia al club de los países más desarrollados del mundo, admitiendo que el rechazo inicial del PSOE había sido un error y pasó a consumar una intensa campaña de apoyo a la permanencia.
El 12 de marzo de 1986 se celebra la consulta. Conviene recordar que Javier Solana Madariaga fue por primera vez al CLUB en 1985 cuando era Portavoz del Gobierno y lo que al núcleo bilderbergiano les es más querido, Ministro de Cultura y poco después de Educación y Ciencia. Se acepta la integración de España en la OTAN y años después, Javier Solana es nombrado Secretario de la OTAN hasta 1999, en que se convirtió en el Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea y comandante en jefe de la Fuerza de la Unión Europea (EUROFOR). El “señor Pesc” o “Mr. Pesc”, como se conoce popularmente al cargo, se convirtió en la cara visible de la diplomacia europeísta, es decir, oficiosamente fue el primer presidente de la Unión Europea, un cargo inexistente hasta la aprobación del tratado de Lisboa y al que se le ha dado la nomenclatura de presidente del Consejo Europeo. Alguien, ciertamente mal pensado, podría creer que se trataba de una especie de recompensa que obtuvo Solana por influir en el cambio de posición y aceptar las “sugerencias” bilderbergienses.
En 2009 Javier Solana anunció que no renovaría en el cargo. Le sustituyó la británica Catherine Ashton, otra destacada miembro del Club Bildeberg. ¡Qué casualidad![7]
A pesar del oscurantismo que les es propio, podemos señalar una serie de españoles asistentes a distintas reuniones. Aunque algunos lo hacen en varias ocasiones, parece tratarse de miembros no decisorios, participantes exclusivamente como miembros del círculo externo:
Juan José Rovira (1978); Joaquín Romero-Maura (1979); Ignacio Camuñas Solís (1980 y 1981); Miguel Ángel Martínez Martínez (1984); Juan Tomás de Salas (1984); Mariano Rubio (1986); Juan A. Yáñez Barnuevo (1986); Juan Santamarñia (1987); Emilio de Ybarra y Churruca (1988); Enrique Barón (1988); Miguel Boyer(1989); Felipe González (1989); Fernando I. González Laxe (1989); Carlos March Delgado (1989); Julio C. Abreu (1989); Guillermo de la Dehesa (1989 y 1993)); Óscar Fanjul (1990); Jordi Pujol (1991); NarcÍs Serra (1881 y 1992); Rodrigo Rato Figaredo (1992 y 1994); Carlos Ferret Salat (1993); Francisco González (1994); Federico Trillo Figueroa (1995); Esperanza Aguirre y Gil de Biedma (1999 y 2000); Pedro Solbes Mira (1999 y 2009); Ramón de Miguel 2001 y 2002); Eduardo Serra Rexach (2004); Miguel Sebastián Gascón (2005); Loyola de Palacio (2005); Bernardino León Gross (2006,2008 y 2009y 2010); Isidro Fainé Casas (2009); Ana P. Botín (2009 y 2010); José Manuel Entrecanales (2009 y 2010); Miguel A. Moratinos Cuyaubé (2009); Alberto Ruiz Gallardón (2009); César Alierta (2010); Gustavo A. Cisneros (2010); José Luis Rodríguez Zapatero (2010); Mª Dolores de Cospedal (2011); Soraya Sáenz de Santamaría Amtón (2012); Luis de Guindos (2013); Pablo Isla (2013); José Manuel García-Margallo (2014); Mercedes Millán Rajoy (2014);
En contra de lo sucedido en años anteriores, ningún miembro del Gobierno tiene previsto participar. La presidenta del Banco Santander, Ana Patricia Botín y el presidente del Grupo Prisa, Juan Luis Cebrián, serán la representación española en el evento, en el que participarán 140 personas de 22 países.
Al Segundo Círculo (más próximo al elitista círculo nuclear) se cree pertenecen:
Juan Yáñez Barnuevo; Jaime de Carvajal y Urquijo; Carlos Ferrer Salat; Ignacio Polanco; Bernardino León Gross; Juan María Nin Génova; Javier Solana Madariaga; Matías Rodríguez Inciarte; Pedro Solbes Mira (también miembro de la Trilateral); Joaquín Almunia Amann; y, especialmente, la Reina Sofía y Juan Luis Cebrián, (esto explica el escaso interés demostrado por el diario El País en informar sobre los encuentros, como han denunciado en varias ocasiones los periodistas especializados en Bilderberg, entre los que destacan Cristina Martín Jiménez y Daniel Estulin).
El presidente de Prisa es además una especie de “delegado” del Club en España, por ello, altos cargos del Gobierno, próximos a Luis de Guindos, le acusan de perjudicar la candidatura del ministro de Economía al Eurogrupo al dejar fuera de la reunión del Club Bilderberg de este año a miembros del Ejecutivo de Mariano Rajoy; le reprochan a él personalmente que ningún ministro pueda defender el nombramiento de Luis de Guindos ante los líderes mundiales, al no haber sido invitados.
En este selecto grupo iba a participar el actual Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, que estaba invitado desde el mes de marzo y había aceptado su invitación sin ninguna duda. Pero todo comenzó a irse al traste el pasado nueve de junio. Al hacerse pública su presencia, el líder socialista recibió duras críticas internas en el PSOE. “¿Qué pinta un socialista codeándose con los poderosos en secreto (¡como si no lo hubieran hecho antes!) con la que nos está cayendo en España con Podemos?”, (¡¡ pero si luego pactaron y le dieron gobiernos municipales!!). ¿Cuál será la verdadera razón?
Desde el entorno de Sánchez se defendía que otros miembros del partido sí habían asistido al Club Bilderberg. Se citan los casos de Felipe González, Javier Solana, Joaquín Almunia y José Luis Rodríguez Zapatero. Pero los críticos con su asistencia insistían: “Eran otros tiempos…”.
Según personas conocedoras de las gestiones de Sánchez, el secretario general del PSOE intentó reducir al mínimo su presencia en el Interalpen Hotel, alegando motivos de agenda. Y así se lo argumentó al delegado de Bilderberg en España, Juan Luis Cebrián. Le explicó que debía viajar a Budapest para participar el viernes en la reunión del Partido de los Socialistas Europeos (PSE) y que el domingo quería asistir en Sevilla a la toma de posesión de Susana Díaz como presidenta de la Junta de Andalucía. La organización no le permitió esta “asistencia a la carta”. Poco después, su nombre desapareció del listado de asistentes en la web del selecto club. Se le comunicó, que una vez reunido el Club Bilderberg, en esos cuatro días no es posible salir del hotel. Aceptar la invitación implica un compromiso de asistir, no comentar las deliberaciones y participar en todas las sesiones que se desarrollan entre el jueves y el domingo.
Teniendo en cuenta que a la reunión del PSE podía asistir cualquier otro alto miembro del socialismo español y que la toma de posesión de Susana Díaz, después de tanta espera, no importaba demasiado una demora de 24 horas, ¿quién obligó a Pedro Sánchez a suspender su asistencia al Bilderberg y por qué? ¿Le mandaron instrucciones por otro medio? Esto lo conoceremos quizás poco a poco y más adelante, en la medida que a la discreta sociedad interese. ¿Podría entenderse así el cordón sanitario que ha establecido contra el partido, que se supone políticamente contrario, como si cualquier medio sirviera con tal de lograr el que parece único objetivo de la izquierda, que no es otro sino echar a su oponente del poder? De momento ha vuelto a las cantinelas que asume como las ovejas de la “Rebelión en la granja”, que ya nos advirtió Orwell. Y lo que es peor, ese mantra puramente masónico, de la laicidad y del federalismo, en el que subyace un interés de parcelarla, de trocearla.
Alguien se puede preguntar ¿Y por qué? ¿A quién interesa esta deriva? La explicación la dio Javier Solana (si bien en referencia a otros ámbitos), pero queda muy explícita la motivación: “Estamos en un mundo multipolar, (sic), pero no tenemos los mecanismos de gestión o de gobernanza global”. Por tanto,(aclara Cristina Martín Jiménez)[8] la clave para reconocer hacia dónde camina España dentro de la hoja de ruta de Bilderberg en la Segunda Transición es ésta: la transferencia de poder de su Estado-nación a instituciones supragubernamentales, y se basa en que Solana sostiene que “es necesaria una gobernanza global debido a un fenómeno de reciente aparición: la desoccidentalización…el mundo occidental pierde relevancia, lo que le lleva a asumir la tesis de Norma N. France que en un análisis titulado “Un Gobierno mundial por asentamiento o esclavitud” exponía que “las presiones para establecer un Gobierno mundial se suceden desde hace siglos, pero jamás habíamos alcanzado el grado en el que nos encontramos hoy día….El ingrediente clave de esta fórmula es conseguir la bancarrota financiera de la máquina internacional”[9].
Por ello, la táctica principal es realizar el control a través de las deudas nacionales de los países.
Morgan Todd, miembro de la élite económica norteamericana y ex secretario del Tesoro para el FDAA, añadió: “El objeto al que debemos apuntar es la aceptación o convencimiento íntimo por parte de los responsables electos (los políticos dirigentes de los distintos Estados) de que no son más que los conserjes de una maquinaria internacional en bancarrota que debe transformarse lentamente en una nueva máquina”[10].
Jürgen Habermas[11] denunció en una entrevista en Le Monde la imposición y falta de democracia con que actúan. Pone el ejemplo siguiente: Dos primeros ministros Yorgos Papandreu, en Grecia y Silvio Berlusconi, en Italia, fueron elegidos en las urnas pero se vieron sustituidos en un acto de fuerza, (más o menos explícito), por los supuestos tecnócratas Lucas Papademos y Mario Monti, respectivamente, ambos economistas que trabajaron en organismos europeos y, lo que es más significativo, los dos pertenecen al club Bilderberg.
Ante estas intromisiones en las decisiones soberanas de los pueblos, Habermas advierte: “La democracia en un solo país no puede siquiera defenderse contra los ultimatums de un capitalismo furioso que traspasan las fronteras nacionales”. Y va muchísimo más allá: “lo que está en peligro ante el torbellino financiero en la UE, no es sólo el euro. Se trata de la democracia misma”.
Lleva razón. Según lo expuesto, ¿dónde queda la soberanía nacional? ¿Somos ciudadanos libres? Quizás deberíamos meditar aquella frase pronunciada en 1933:
“Queremos menos palabrería liberal y más respeto a la libertad profunda del hombre”
José Antonio Primo de Rivera
[1] Consejo de Relaciones Exteriores es una organización estadounidense no partidista, vinculada a la masonería y dedicada a la política exterior. Fue fundada en 1921 y con base en la 58 East 68th Street (en Park Avenue (Manhattan) en Nueva York, con una sucursal en Washington D C. Muchos creen que se trata de la organización privada más poderosa por su influencia en la política exterior de los Estados Unidos Publica la revista bimestral Foreign Affairs. Tiene una extensa página web que provee enlaces a su think tank, el programa de estudios David Rockefeller, otros programas y proyectos, publicaciones, historia, biografías de directores notables y otros miembros del directorio, miembros corporativos y notas de prensa.
[2] Józef Hieronim Retinger (Joseph Retinger) (Cracovia 1888- 1960) Financiado por el conde Zamoyski, Retinger estudió en la Sorbonne desde 1906, lugar donde consiguió su doctorado en 1908. Después de cursar estudios en la Escuela de Ciencias Políticas parisina se trasladó a Munich, donde siguió un curso de psicología. Posteriormente, en 1914, se dirigió a Londres para inscribirse en la London School of Economics, centro en el que entabló estrechos contactos con los círculos fabianos británicos aglutinados en torno a esa influyente institución. Tras iniciarse en la francmasonería sueca, en la que alcanzó el grado 33, se desplazó a los Estados Unidos, país en el que ampliaría sus relaciones de alto nivel y protagonizaría un sinfín de peripecias. Finalmente, una vez concluida la Segunda Guerra Mundial, Joseph Retinger se entregó de lleno a la tarea de construir los cimientos del Movimiento Europeo.
A partir de entonces iniciaría una azarosa y agitada existencia, caracterizada por sus múltiples cambios de residencia y constantes desplazamientos, así como por su presencia en la mayor parte de los escenarios político-diplomáticos donde se ventilaron los conflictos europeos de la primera mitad de este siglo. Una frenética actividad, en suma, que guarda un curioso paralelismo con las andanzas de los célebres agentes itinerantes de la francmasonería iluminista. Después de la guerra, Retinger se convirtió en el ideólogo más influyente de la unificación europea y ayudó a fundar también el Consejo de Europa. Más tarde se convertiría en Secretario General Honorario del Movimiento Europeo. En 1948 crea el Congreso de Europa, antecedente del Consejo de Europa y el Movimiento Europeo una institución que tiene como objetivo fundamental la implantación de un gobierno europeo supranacional, y cuya secretaría general ocuparía su fundador durante varios años.
[3] Bernardo de Lippe-Biesterfeld (Jena, Alemania, 1911 – Utrecht, 2004). Tras su matrimonio con la reina Juliana de los Países Bajos, fue príncipe consorte de aquel país y padre de la luego soberana, Beatriz. Piloto y oficial de enlace durante la Segunda Guerra Mundial, se involucró en la reconstrucción de los Países Bajos, tras la guerra o, incluso, por su ayuda a personas privadas. El príncipe colaboró en la creación del World Wildlife Fund (posteriormente rebautizando como World Wide Fund for Nature), convirtiéndose en el primer presidente de este organismo en 1961. Asimismo ayudó a crear el Rotary International y fue uno de los dos fundadores del Grupo Bildeberg..Siempre polémico, se vio envuelto en los escándalos “Hofmans”, “Lockeed”, “Lock” y algunos más.
[4] La masonería en la política” en EcoDiario 06/03/2014
[5] Neyerik, Publicado en: Sociedades secretas, 23 octubre de 2013
[6] Quién mueve los hilos? (Parte 3) http://www.theguardian.com/books/2001/mar/10/extract1
[7] Martín Jiménez, Cristina: “Los planes del Club Bildeberg para España” p 132
[8] Ibid pps 209 y 210
[9] Ibid p 210
[10] Ibid p 211
[11] Jürgen Habermas (Dusseldorf, 1929) Es un filósofo y sociólogo alemán, conocido sobre todo por sus trabajos en filosofía práctica (ética, filosofía política y del derecho). Gracias a una actividad regular como profesor en universidades extranjeras, especialmente en Estados Unidos, así como por la traducción de sus trabajos más importantes a más de treinta idiomas, sus teorías son conocidas, estudiadas y discutidas en el mundo entero. Habermas es el miembro más eminente de la segunda generación de la Escuela de Frankfurt y uno de los exponentes de la Teoría crítica desarrollada en el Instituto de Investigación Social. La integración de filosofía y ciencia social en una teoría crítica de la sociedad es el rasgo distintivo de la obra habermasiana. Aunque Habermas se vale del concepto filosófico de razón y lo emplea explícitamente en términos de filosofía del lenguaje, lo hace para poder desarrollar una teoría social. Se apoya en la idea de una completa transformación de la crítica del conocimiento en crítica de la sociedad.