Un grupo de presión con sede en el Reino Unido recibió una cobertura informativa de alto nivel esta semana con un informe que asegura que los «defensores de los derechos de las mujeres» cada vez enfrentan más amenazas en sus empeños por poner fin a la violencia contra mujeres y niñas.
No obstante, la única prueba que ofreció fue una encuesta realizada a solo 47 activistas anónimos con preguntas altamente subjetivas. No se brindó información de cómo se seleccionó a los participantes ni de cómo se definió al «defensor de los derechos de la mujer», frase que los activistas a favor del aborto usan con frecuencia para autodenominarse.
Action Aid publicó su informe como modo de promover su informe reciente sobre la violencia contra la mujer, el cual fue publicado para influir en la ONU mientras esta determina un programa plurianual y de varios miles de millones de dólares para el desarrollo mundial.
«El 80 % de los activistas que trabajan en materia de derecho al aborto o derechos para lesbianas, gais, bisexuales y transgénero se sintió menos o mucho menos seguro», según el informe de prensa de Action Aid, el cual no especifica cuántos integrantes de su ya reducida muestra estaban incluidos en ese grupo.
La pregunta de quién puede ser considerado como «defensor de los derechos humanos» depende de la definición de éstos, lo cual se ha vuelto un asunto muy polémico. Los activistas sostienen que el aborto es un derecho humano y que los «derechos sexuales» existen, pese a que se está muy lejos de un consenso mundial y al rechazo rotundo de ambos de una forma u otra por parte de la mayoría de los países del mundo.
En este informe, Action Aid, que apoya el activismo en pos del aborto y la homosexualidad, combina estos esfuerzos con el de las mujeres que ejercen presión por derechos humanos universalmente acordados, como el derecho al voto, a la propiedad, a tener el debido proceso conforme a derecho, y a vivir libres de la amenaza de la violencia.
El informe manifiesta preocupación ante el hecho de que las organizaciones feministas «cada vez más son privadas de fondos» y sometidas a «limitadas agendas impulsadas por donantes» y a «subvenciones fragmentadas, a corto plazo y “basadas en resultados”». Action Aid no dice quién es el responsable de garantizar que las agrupaciones femeninas reciban un flujo constante de ingresos.
A comienzos de este año, las feministas se indignaron cuando los países presentes en la ONU emitieron una declaración en el vigésimo aniversario de la histórica conferencia de la mujer en Beijing y omitieron toda mención a las agrupaciones feministas o «defensoras de los derechos humanos» de la mujer.
La alianza International Women’s Health Coalition hizo circular una petición para «manifestar nuestra indignación ante el modo en el que hemos sido excluidas» de las negociaciones entre diplomáticos gubernamentales. Si se les negaba participación, «nos quedaremos en casa», dijeron.
La profesora Anne Marie Goetz, quien se tomó un año sabático del enorme organismo denominado ONU Mujeres, manifestó su queja: «el proceso de negociación dio lugar a mantener lejos a las organizaciones feministas y que no pudieran llevar a cabo su función habitual de ejercer presión (fuera de la sala) en pos de un lenguaje más enérgico».
Todos aquellos que no eran diplomáticos estuvieron sujetos a las mimas reglas.
En 2013, la conferencia internacional sobre salud de la mujer denominada Women Deliver presentó al abortista LeRoy Carhart, especializado en abortos en nacimientos vivos, en un panel de supuestos «defensores de los derechos humanos». Carhart se calificó como víctima de persecución, y mencionó el presunto incendio provocado de su granja en 1991. Nunca se declaró oficialmente que hubiera sido un incendio provocado y no hubo acciones penales.
A comienzos de año, la oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos publicó una serie de vídeos que destacan a «defensores de los derechos humanos». Entre ellos, figuraba el dr. Willie Parker, abortista con dedicación exclusiva que administra la única clínica abortista de Misisipi. Su vídeo no menciona la palabra «aborto». La oficina de derechos humanos de la ONU no incluyó ningún defensor de los derechos de los niños por nacer entre sus elegidos.