La histeria escandalosamente racista que se ha apoderado de algunos políticos, de algunos medios de comunicación y de las redes sociales en relación con la llegada de refugiados sirios está absolutamente infundada.
La avalancha de personas que huyen de la guerra y del Estado Islámico no amenaza en absoluto el nivel de vida de las opulentas sociedades europeas. Ni siquiera es Europa el primer destino de estas personas.