En la vigilia del día de Cristo Rey, la Comunión Tradicionalista Carlista ha vuelto a celebrar su acto nacional en el Cerro de los Ángeles. Carlistas de distintas partes de España se han reunido en el centro geográfico y espiritual de la nación, a los pies del Sagrado Corazón de Jesús.
En la Ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, el obispo de Getafe, Monseñor Joaquín María López de Andújar, celebró la misa de Jesucristo Rey del Universo. El presbiterio se hallaba flanqueado por dos jóvenes requetés que rendían las banderas de España y la Tradición ante el Rey de Reyes.
Los textos del Antiguo Testamento y la Epístola fueron leídos por el secretario general de la CTC, Javier Garísoain y el consejero José Miguel Orts. Daniel 7, 13-14 habla de “un hijo de hombre” con dominio eterno sobre pueblos y naciones, cuyo reino no tendrá fin. Apocalipsis 1, 6-8 relata la visión de Jesucristo “el príncipe de los reyes de la tierra” triunfante ante los ojos de todos, incluso de “los que lo atravesaron”.
El celebrante leyó las estremecedoras palabras de Juan 18, 33b-37. En una homilía profunda, sencilla y didáctica, el obispo López de Andújar, destacó interesantes facetas del Evangelio: Cristo rehúye ser proclamado rey, tras la multiplicación de los panes, por la multitud admirada de sus prodigios. Pero, ante la pregunta de Pilatos, asume su condición de rey y puntualiza las características de su reino, no homologable a los poderes del mundo. Es rey para ser testigo de la verdad. Pero su testimonio sólo es escuchado por los que son de la verdad.
Esa condición de testimonio de la verdad es la condición de todo gobernante que busque el bien común de su pueblo. La verdad más allá de relativismos y ambigüedades. La verdad sobre la familia, la vida, la educación, la economía y los demás aspectos de la acción política. De su ignorancia vienen los males que aquejan a nuestra sociedad. También los gobernados tienen el deber de “ser de la verdad” para cumplir con sus deberes y reclamar y ejercer sus derechos cívicos.
Ese es el mensaje que la palabra de Dios da a los que intentan servirlo en la gestión de los asuntos de la comunidad.
En las preces que leyó el secretario de relaciones exteriores de la CTC, Rafael de la Vega, se pidió a Dios por el alma de Jorge López García, fallecido recientemente en accidente de circulación. Era hermano de Conrad López, dirigente carlista de Madrid. También por la víctimas de los últimos sucesos terroristas de París y de Malí. Se impetró la protección divina para el papa Francisco, el obispo de Getafe, diócesis que cumple sus primeros 25 años, y la Comunión Tradicionalista Carlista para que cumplan fielmente sus respectivas misiones.
Sobriedad, respeto, unción, vivencia de fe: el ambiente de esta celebración eucarística en la Ermita de Nuestra Señora de los Ángeles
Al terminar el santo sacrificio, foto de familia y canto del Oriamendi.
En el Motel Los Olivos, comida y acto político en el que hicieron uso de la palabra el expresidente y vocal honorario de la Junta de Gobierno de la CTC, Carlos Ibáñez Quintana, el secretario general, Javier Garísoain y la presidente, María Cuervo-Arango.
El primer orador se dirigió a los jóvenes que representaban una elevada proporción de la concurrencia. Les advirtió que la riqueza del Carlismo radicaba en sus principios, que van allá de la falibilidad de los dirigentes. Les animó a entregarse al servicio de la sociedad a través de la Comunión Tradicionalista sin ceder al desánimo ante errores y fracasos. Criticó los argumentos liberales para la defensa de la unidad de España: las amenazas a los independentistas catalanes de las desventajas económicas de la secesión, de su posible expulsión de la Unión Europea. No se atreven a decir que España no es más que un conjunto de pueblos unidos por la fe en el mismo Dios y la lealtad al mismo rey. Y que el rey que no hace justicia sólo es rey en apariencia, porque no da testimonio de la verdad.
Francia – prosiguió Ibáñez – ha sufrido en sus carnes el azote del terrorismo islámico. Su pueblo se ha unido estrechando sus vínculos de pertenencia, aunque los valores de la República se solapen a los de la nación. La Marsellesa ha cohesionado emotivamente a los franceses. Pero su letra es anacrónica y ensalza el derramamiento de sangre de los contrarrevolucionarios. Quieren combatir el fanatismo islamista con el aparentemente neutro fanatismo laicista. Extirpan las raíces cristianas de Francia y de Europa para sustituirlas por tópicos abstractos. Despersonalizar a los pueblos no soluciona los problemas del multiculturalismo y la intolerancia.
Javier Garísoain se refirió en su discurso a la necesidad de fortalecer la urdimbre social para resistir la acción deletérea de los partidos. “Unidos y no partidos” es el lema de la convocatoria. Advirtió a los carlistas de que la misión de la CTC es la carrera de fondo, la “slow politic”, más que las urgencias electorales de las promesas imposibles de cumplir. Las experiencias vividas recientemente han de servirnos para reconducir energías en sentido positivo.
María Cuervo-Arango animó a los militantes de todas las edades a revitalizar las estructuras de la Comunión y a entregar su tiempo y sus talentos generosamente a la acción política como suprema forma de caridad.
Un adiós subrayado con otro vibrante Oriamendi.