Flower power fue un eslogan usado por los hippies a finales de los sesenta y principios de los setenta como un símbolo de la ideología de la no violencia. A principios de los años 2000 un escritor de filosofía llamado Marelin Thornton propuso la idea de «Flower Power del poder del interminable fluir del amor», a la vista de que el famoso eslogan «Haz el amor y no la guerra», ha sido tuneado por: «Haz la paz y no la guerra». Este modo de ver la vida que fue una respuesta espontánea de carácter social arraigada en los años 70 como protesta al ambiente bélico, trágico y de desasosiego dejado por la huella de la guerra del Vietnam, especialmente en Estados Unidos, lo enarbolan hoy en día aplicándolo al panorama social que vivimos actualmente en la mayor parte del globo terráqueo.
En España también tenemos “happy flowers”; unos happy flowers con especiales características. Por ejemplo, están en contra de que se emplee la fuerza en contestación a los terribles atentados de París, consideran que hay que convencerles por la palabra, decirles que no sean “malotes” y regalarles una florecita. Hasta aquí siguen la ortodoxia happy flowers, pero resulta chocante que quienes se niegan a unirse a los demás partidos españoles en un pacto antiyihadista son los miembros que echaban en falta guillotinas (para emplearlas, al menos con Gallardón) la solución final de los nazis y volver a quemar iglesias con gente dentro como en el 36 y como entonces, por no estar de acuerdo con su, llamémosle, “filosofía”. En este sentido se han manifestado los inefables (en el más estricto sentido que establece la RAE: que no se puede explicar con palabras), los podemitas Pablo Iglesias, el líder y “el nuevo”, el ex JEMAD, sr Rodríguez, que al igual que todos y cada uno de los grupúsculos que conforman el radical Podemos, repiten, cual mantra inserto en sus cerebros la misma historia del parole, parole, parole.
Abunda en este sentido la señora alcaldesa con una nueva “carmenada”: quien para nada se manifiesta en contra del maltrato que por los yihadistas, reciben las mujeres: secuestros, violaciones, bodas con niñas de 10 años, debería proponerse ella para ir a hablar de este tema con los superiores de estos bárbaros que a estas alturas siguen teniendo harenes como en el Medievo y que cuando se cansan de sus pobres esclavas les ponen el cinturón de explosivos para que vayan a Europa a detonarlo, como ocurrió recientemente en París o en Nigeria donde han llegado a utilizar para este fin a una niña de apenas 8 años que causó la muerte de cinco personas, y heridas a una veintena. No es el primer caso; este es el tercer ataque terrorista perpetrado por niñas en lo que va del 2015. ¿Han oído Vds. protestar por ello al colectivo feminista y defenderlas?
Ellos son maestros en darle vuelta al lenguaje: cuentan los hechos de la guerra civil como les parece y los inculcan a los jovenzuelos poniendo al mismo nivel agresores y víctimas. Al igual que en los atentados de ETA, sienten más empatía por los causantes del daño que por las víctimas inocentes, (Iglesias ve “trágico” que haya 500 presos etarras “lejos de su familia” ̶ no dice nada de los asesinados por ellos que quedaron en un cementerio ̶ ) De modo que siguiendo su estela, la concejala de Ganemos Córdoba, Vicky López pidió de manera espontánea otro minuto de silencio para condenar todas las acciones violentas, incluso las militares. Tuvo la connivencia de concejales de las fuerzas de izquierda, PSOE, IU y, por supuesto, Ganemos. Los concejales de PP, Ciudadanos y UCOR, por el contrario, decidieron regresar al salón de plenos. Ni una palabra contra el atentado yihadista ni la expresión de afinidad y compasión con las víctimas. Estos grupos se desvivieron por manifestar su dolor por la perra “Diesel” a la que mataron los terroristas en el asalto, pero ninguna por los cinco policías heridos. Lo último en este sentido, ha sido el mitin de Beatriz Talegón en 13 TV el pasado 18 de noviembre atacando a todos los presentes y no presentes, como Aznar, culpabilizándoles de buscar la guerra y no la paz. A esta “pacifista” tuvieron que expulsarla dado su nivel de exaltación y agresividad.
¿Qué podemos hacer además de aplicarles la famosa frase de “hay gente pa tó”[1], frase que ha quedado como prototipo para explicar la estupefacción que producen ciertas actuaciones? Conocer al personaje, al líder, porque los demás son gregarios como las ovejas. ¿Y quién es este señor que presume de ser profesor universitario? Podríamos definirlo como un pesetero. Ni siquiera creo que su happy flowers lo haga por una trasnochada convicción ni por un profundo sentimiento de ser más pacífico que San Francisco de Asís; más bien se trata de disimular que tiene la obligación de estar muy a bien con una de sus fuentes de financiación. Según El Economista, Libremercado y Negocios, los tres, afirman que Iglesias (habría que llamarle más bien mezquitas), cobra 3.000 € semanales de Irán. ¿Cómo va a perder el chollo por un desliz verbal de afinidad con las víctimas? Por el contrario, trata de minimizar la barbarie yihadista poniendo al mismo nivel a agresores y agredidos.
Su otra fuente de financiación es Venezuela a través de la fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), en cuyo consejo ejecutivo han figurado los tres principales dirigentes de Podemos (Pablo Iglesias, , Íñigo Errejón y Luis Alegre). Ha recibido desde 2002 al menos 3,7 millones de euros del Gobierno de Hugo Chávez, según las cuentas depositadas en el registro de fundaciones del Ministerio de Cultura. En algunos ejercicios, los pagos del Gobierno venezolano, retribuciones por convenios de asesoramiento político, superaron el 80% de los ingresos de esta fundación “sin ánimo de lucro” nacida en 2002 para promover “la redistribución de la riqueza”, es decir, que los venezolanos sean cada vez más pobres mientras se llenan las arcas de la fundación podemita. Así es la redistribución de que hablan[2]:
2004: 213.000 euros. Chávez aportó más del 85% de sus ingresos totales (250.575 euros).
2005: 328.719 euros. Sólo ingresa 377.000 euros, pero más del 87% viene de las arcas de Venezuela.
2006: 499.925 euros. En este ejercicio, la presidencia de Venezuela aportó 66.558 euros. El Instituto de Seguros Sociales otros 189.000 euros; el Ministerio del Interior pagó 129.000 euros por formar a funcionarios de prisiones; el departamento de Interior de Venezuela por un estudio para combatir la corrupción 81.000 euros y facturó servicios por 33.000 euros en cursos para funcionarios de Interior y Justicia.
2007: 236.776 euros. CEPS ingresó medio millón de euros, de los que un 47% procedieron del Gobierno de Chávez. El Ministerio del Interior venezolano pagó 15.757 euros por la “formación y la capacitaciòn del funcionariado de prisiones”. El Instituto Venezolano de Seguros Sociales, un año más, suscribió un convenio con la fundación para la implantación de la seguridad social en Venezuela (189.757 euros).
2008: 609.400 euros. Como en 2009, CEPS ingresó más de un millón de euros. Más del 56% procedieron de Caracas. Y, como cada año, el ministerio que dependía directamente de Chávez aportó 198.000 euros. Como en otros ejercicios, el Ministerio de la Comunicación añadió otros 190.000 euros por diversos estudios de sociales. Al igual que en ejercicios posteriores, el Instituto Venezolano de Seguros Sociales pagó 180.080 euros para implantar un sistema de seguridad social. El Ministerio del Trabajo también aportó 32.400 euros con igual fin.
2009: 754.895 euros. Este año, CEPS ingresó casi un millón de euros, de los que el 70% procedió del Gobierno de Chávez. Sumó 237.885 euros directamente del presidente venezolano por la “prestación de apoyo técnico en las áreas administrativas jurídicas y económicas”. Además, ingresó otros 224.000 euros del Ministerio de la Comunicación. En tercer lugar, firmó un convenio con el Instituto Venezolano de Seguros Sociales por 111.159 euros. El objetivo, un año más, era mejorar los derechos laborales de los venezolanos. CEPS logró también un convenio, 35.970 euros, por el mismo objetivo con el Ministerio de Trabajo para “la reforma de la ley de seguridad social”. Y como en ejercicios posteriores, cobró de la cadena televisiva CANTV (72.000 euros). También ingresó del Ministerio de Salud otros 21.412 euros. Igualmente rubricó un convenio con el Tribunal Supremo venezolano (21.412 euros) por la creación de una “red latinoamericana de constitucionalistas”. Ecuador fue de nuevo su segundo mejor cliente (180.000 euros).
2010: 355.632 euros. Este año la fundación percibió 265.499 euros directamente del departamento que dependía de Chávez. El ministerio para la Comunicación venezolana, a su vez, abonó otros 30.208 euros por “colaborar en la puesta en marcha de una unidad de investigaciones sociológicas y en la emisión de diferentes encuestas cualitativas y cuantitativas”.
Igualmente, la fundación firmó un convenio con el Instituto Venezolano de Seguros Sociales por 16.971 euros para “contribuir al diseño de políticas públicas que garanticen los derechos laborales y por ende los derechos humanos de los trabajadores y trabajadoras venezolanos, fomentando la implementación de un sistema de seguridad social acorde con un estado social y democrático de derecho efectivo”. CEPS logró también un convenio con la cadena Telesur por 21.964 euros por una colaboración técnica. Asímismo suscribió un convenio con otra televisión venezolana, la Compañía Anónima Venezolana de Televisión (CANTV), por 29.990 euros. Este año, los convenios firmados con Venezuela supusieron el 48% de los ingresos de la fundación. Entre su clientela figuran de nuevo el Gobierno de Ecuador (198.000 euros) y, por primera vez, el de Bolivia (40.000 euros para el desarrollo constitucional, facilitar la “labor argumentativa de los legisladores” y cursos a líderes y funcionarios sobre derechos constitucionales).
2011: 309.513 euros. Nuevamente, un convenio de colaboración con el Despacho de la Presidencia de Venezuela que asciende a 231.933. CEPS también suscribió un convenio de colaboración con el Banco Central de Venezuela por 14.000 euros. El trabajo consistió en evaluar “las percepciones socioeconómicas de los venezolanos”. También percibió unos 48.000 euros por labores de investigación social en Venezuela, más otros 15.000 euros por una colaboración con la vicepresidencia de Venezuela. Ecuador, con 71.000 euros, se sitúa a mucha distancia como el segundo mayor benefactor. No en vano, el Gobierno de Chávez aportó el 70% de los ingresos de CEPS en ese ejercicio.
2012: 405.084 euros. En este ejercicio, CEPS firmó un convenio de colaboración con el Ministerio del Poder Popular del Despacho de Presidencia de la República por un montante de 273.528 euros. Igualmente, la fundación prestó su ayuda para un grupo de investigación social en Venezuela por 81.160 euros. También rubricó un convenio, por 50.388 euros, de “prestación de apoyo técnico en diseño de implementación de metodología de investigación de escenarios políticos relativos” a la gestión de la Secretaría nacional de Planificación y Desarrollo de Venezuela. Los pagos del Gobierno venezolano supusieron cerca del 54% de los ingresos totales (773.971 euros) de CEPS este año. Además, en 2012 firmó otros dos convenios con el Gobierno de Ecuador por 272.000 euros.
En 7 años han cobrado 852.097 € para “contribuir al diseño de políticas públicas que garanticen los derechos laborales y por ende los derechos humanos de los trabajadores y trabajadoras venezolanos, fomentando la implementación de un sistema de seguridad social acorde con un estado social y democrático de derecho efectivo”. Deberíamos tener el cuenta el beneficio que este desembolso ha supuesto para los venezolanos porque no parece estar en consonancia con el obtenido por el propio Pablo Iglesias. Esta es la explicación por la que no defienden a los presos políticos del gobierno de Maduro, tienen que proteger su “Money, Money”,
Otra actuación del personaje que a muchos ha indignado es su permanente desprecio a los símbolos nacionales y a las actitudes de defensa de la Patria. La indignación sube de tono cuando nos hemos enterado de que, sin embargo, sí que respeta lo que dice la Constitución venezolana:
“Todas las naciones tienen símbolos patrios que los diferencian de otros países. Son únicos y forman parte de los patrimonios históricos de las naciones. En Venezuela son: la bandera, el escudo y el himno”. Llevan razón; todas las naciones los tienen y son respetados por cualquier persona civilizada aunque sea de otro país. Excepto el antipatriótico Pablo Iglesias que se ha cubierto de gloria con sus exabruptos contra los símbolos de España.
Es también inculto. Y si lo sabe y se esfuerza en aleccionar a sus seguidores para que los desprecien, mucho peor. Quiero pensar que de su área de competencia como profesor, sí que sabe, pero de esto, poco. De modo que como es el Año de la Misericordia y una de las Bienaventuranzas es “Enseñar al que no sabe”, permítame Sr. Iglesias (espero que no le moleste que le nombre por su apellido, aunque supongo que para un anticlerical debe de ser duro), que le ponga al día sobre los símbolos de España.
Sobre la bandera:[3] Se quejaba en un artículo de tener que soportar día tras día el nacionalismo español y su bandera monárquica y postfranquista”. Le diré que sí que es monárquica, pero no de Felipe VI, ni de su padre, ni tampoco de su abuelo. Ya habrá entendido que tampoco es franquista ni post franquista.
La primera ordenación de banderas la realizó el rey Alfonso X el Sabio, al darse cuenta de que no sólo era insignia del señor que mandaba la mesnada, sino que representaba con gran fuerza los valores y los intereses de los que combatían con ellas. Las telas se llenan de motivos religiosos y el hecho de vivir y morir defendiendo una bandera otorga a ésta una especie de “alma” que no poseen otros símbolos. Los diferentes reinos que al unirse dieron origen a España, utilizaron como emblema las armas heráldicas propias traspasadas al lienzo: Castilla enarboló el pendón carmesí con un castillo dorado; León, un león púrpura o rojo sobre fondo blanco, Aragón los cuatro palos rojos (en heráldica los llaman así) sobre fondo amarillo… Sin embargo, con la proliferación de los tercios, abundan también las banderas hasta la llegada de Felipe V. Este rey será el primero que dará a España un símbolo unificado y propio al poner sobre tela blanca el aspa de Borgoña y el escudo. No es aún una bandera nacional, pero sí un principio.
Al subir al trono Carlos III observó que la mayoría de los países utilizaban pabellones en los que predominaba el color blanco (España, Francia, Gran Bretaña, Sicilia, Toscana….) y, dado que estaban frecuentemente en guerra entre sí, se producían lamentables confusiones en la mar al no poder distinguirse si el buque avistado era propio o enemigo hasta no tenerlo prácticamente encima, por ello encargó a su ministro de Marina que le presentase varios modelos de banderas con la única condición de ser visibles a grandes distancias. De los bocetos presentados escogió dos, uno para la marina de guerra y otra para la mercante, diferenciándose exclusivamente en la anchura de las franjas. Con Carlos IV, en 1793 se hace extensivo el uso de la bandera rojigualda a las plazas marítimas, castillos y defensas de las costas.
Bajo el reinado de Isabel II se amplió el uso de la bandera bicolor al Ejército de Tierra, procediéndose así a unificar la Bandera Española. El R.D. de 13 de octubre de 1843 dispone que, en adelante, todas las banderas deberán ser rojigualdas, dándole el carácter de enseña nacional.
La Primera República dispuso que fuera tricolor: roja, blanca y azul, pero por el poco tiempo que duró su gobierno, no se llevó a cabo. Con Alfonso XII se vuelve al modelo dispuesto en el RD de 1843 que también mantendrá Alfonso XIII. Con la llegada de la II República se inventa una nueva bandera que tendrá tres franjas: roja, amarilla y morada. En el Bando Nacional inicialmente se usó la bandera tricolor, pero ya en Pamplona el mismo 18 de julio pudo verse a algunos Requetés con la bandera rojigualda. Por decreto nº 77 de 28 de agosto de 1936, firmado por el general Cabanellas, Presidente de la Junta de Defensa Nacional, se restablece la bandera roja y gualda como bandera de España. Curiosamente, al principio llevaban el escudo republicano con la corona murada de clara raigambre masónica. El 2 de febrero de 1938 se dispuso que en adelante el escudo central de banderas y estandartes fuera el de los Reyes Católicos.
Sobre el escudo:[4] que le sirve para hacer estúpidas mofas, debe saber señor profesor, que no es creación de Franco quien se limitó a adoptar el escudo de la época más gloriosa de España. Es, como se ha repetido hasta la saciedad, el de los Reyes Católicos. Ya Isabel, como Princesa de Asturias utilizó en su escudo el águila nimbada de San Juan como soporte del cuartelado de Castilla y León. Según algunos historiadores se debe a una doble coincidencia, a su devoción por el apóstol San Juan y como homenaje a su padre Juan II. El águila seguirá siendo el soporte de las armas de los Reyes Católicos después de su matrimonio. Durante el gobierno de su nieto, el emperador Carlos I de España y V de Alemania, cambia el águila sencilla anterior, por la que se llama imperial, de dos cabezas. Introduce los escudos de sus nuevos territorios de Sicilia y Jerusalén y las columnas Hércules, desapareciendo los símbolos personales del yugo (la Y de Isabel) y el fascio (la F de Fernando) y la leyenda Tanto Monta, Monta Tanto, que significaba la igualdad de ambos en el mando; Isabel no era reina por ser mujer de rey, era reina, y ella así lo defendía, por sí misma.
La II República no podía mantener dicho escudo puesto que su afán era eliminar toda relación con la tradición histórica, por ello le despojó de cuanto pudo y le colocó, lógicamente como pago a su ayuda, la corona mural masónica.
Franco vuelve a utilizar el águila de San Juan y actualiza el escudo. Quita de los cuarteles territorios ya no pertenecientes a España y adapta el lema por el de “Una, Grande y Libre”; mantiene el yugo y el haz de flechas y añade las columnas de Hércules. Con este escudo fue proclamado Juan Carlos I y se aprobó la Constitución figurando así en la cabecera de los primeros ejemplares. Después, por la pasividad de las derechas ante, como siempre, presiones de izquierda, se cede al cambio en otra prueba de grave ignorancia histórica, contemplada vez tras vez en los medios de comunicación. Las siguientes ediciones de la Constitución se editarán ya con el nuevo escudo a partir de 1981. Es decir, es absolutamente incorrecto referirse al uso del águila de San Juan con los términos «pre-constitucional» o «anticonstitucional» induciendo con ello a pensar que es un delito su utilización, ya que ese diseño fue, precisamente, paralelo a los primeros años de la Constitución. Se encontraba en el modelo de 1977, presidió los debates de redacción de la Constitución y su promulgación y así se mantuvo hasta 1981 en que se sustituyó por el actual, posiblemente más por razones de ignorancia histórica de unos y cobardía de otros, que por una necesidad real.
Habría que señalar también la incongruencia de quienes se desgañitan contra los que portan el escudo del águila de San Juan, no dicen nada en contra de la bandera rusa cuyo escudo tiene sus orígenes en el antiguo Imperio Ruso, de modo que exhibe con orgullo el águila bicéfala como símbolo nacional de Rusia porque plasma la continuidad e integridad de la historia nacional. Contra ésta ni imperialismos ni gallina ni ningún improperio de los que nos tienen acostumbrados. Claro que la que realmente defienden es la bandera republicana con su escudo correspondiente y aún las de la hoz y el martillo que es con la que pretenden influir en la gente.
Sobre el himno[5]: Sólo el himno holandés y el inglés son anteriores al español ; su formación también tiene sus características. El inglés inspirado en Häendel y el alemán en Haydn y, en ambos casos se crearon prácticamente desde el Estado, aunque fueron asumidos con pasión por sus gentes inmediatamente. En cambio el español tuvo un origen muy humilde: una música compuesta en la década de los 60 del siglo XVIII para cuando los granaderos, fuerza de élite de nuestra Infantería, marchasen solos y para que pudieran rendir los honores que prescribe la Ordenanza. A finales de este mismo siglo, fue encumbrado por el pueblo madrileño, como símbolo real. Tal consideración trajo como consecuencia que adquiriera a partir de la Guerra de la Independencia, un carácter claramente nacional, aunque fuera denominada y declarada por Isabel II como Marcha Real a mediados del siglo XIX.
Se debate sobre la autoría. La mayoría coincide en que fue Manuel Espinosa quien al parecer se inspiró en composiciones anteriores y posiblemente en la Glosa de la Pavana Real. Durante el régimen provisional que siguió a la revolución septembrina de 1868, Prim ordenó la sustitución de la Marcha Real por otra compuesta por el italiano, si bien nacionalizado español, Squadrani, pero su Marcha Nacional no gustó. Convocado nuevo concurso en 1870, participaron como jurados los eminentes Hilarión Eslava, Francisco Asenjo Barbieri y Emilio Arrieta, quienes llegaron al acuerdo de que, a pesar de la bondad de muchas de las composiciones presentadas, no se sentían capaces de seleccionar ninguna composición y que “nuestra antigua Marcha Real que era artísticamente de lo mejor y de lo más apropiado que pueda inventarse”, añadiendo que “en los cantos nacionales, a pesar de su mayor o menor bondad artística, entra por mucho la significación que les presta la costumbre o el capricho de los pueblos”. La decisión fue firme, Amadeo I de Saboya decidió declarar a la Marcha Real como Marcha Nacional Española (R.O. del 8 de enero de 1871).
En la II República fue sustituido por el Himno de Riego, cambio en el que puso mucho empeño Azaña. El General Franco en Sevilla el 27 de noviembre de 1937 ordenó la recuperación de la Marcha Nacional en la versión que para Alfonso XIII había realizado el maestro Pérez Casas. Posteriormente, en 1997, el maestro Grau Casas realizó una nueva versión adaptándolo a un ritmo más lento.
En cuanto a la falta de letra recordar de nuevo que deviene de una marcha para desfilar o rendir honores lo que hace complicado añadirle una composición poética fácil de cantar, pero ello no es óbice para que a través de la música se expresen unos sentimientos. Quizás por esa falta de letra, al final del XIX tuvo mucho éxito el pasodoble Cádiz de la zarzuela del mismo nombre compuesta por Federico Chueca y Joaquín Valverde que acompañó a nuestras tropas a Cuba y Filipinas; después le suplantó La Bandera de Las Corsarias, conocida después como Banderita, del maestro Alonso, que acompañó a nuestros militares en la recuperación del Rif después del Desastre de Annual.
No obstante, posteriormente se han intentado en varias ocasiones poner letra al Himno Nacional y, aunque por diversas razones, no han cuajado, las letras son muy poéticas. Recordamos el intento ya en 1906, de Sinesio Delgado García con el nombre “Canto Oficial a la Bandera de España”. Marquina y Pemán también hicieron magníficas composiciones, siendo la de este último la que se hizo más popular, cantada durante décadas por los españoles, aunque ahora se niegue, por estos mindundis y algunos jovenzuelos, que tenga letra.
Las izquierdas vienen haciendo una labor demoledora en contra de los símbolos que representan la Nación. No consta ni una manifestación en contra de los que queman nuestra enseña nacional. Obligaron a cambiar el escudo de tradición gloriosa aunque bajo él juró el rey Juan Carlos, firmó la Constitución y se editó; el himno fue despojado de la letra de Pemán pero este resabidillo podemita afirma que es una “cutre pachanga fachosa”. Odia tanto a España que fue capaz de alegrarse de la victoria de Estados Unidos en baloncesto, porque de ese modo «Nos ha librado de aguantar el himno, de las celebraciones de exaltación nacional, del orgullo de ser español y de la sucesión de infames actos protocolarios que acompañan los éxitos de los héroes de la patria[6]». Sepan quién es este “patriota” que sin ningún rubor afirma[7] que “los elementos identitarios son un lastre” Otra manifestación digna de ser tenida en cuenta es aquella en que proclamaba:
“No me importan las banderas, sino las cuentas bancarias”. De esto último tenemos sobrada constancia.
[1] Existen diversas versiones. La más conocida la atribuye a Rafael el Gallo quien la pronunció cuando al presentarle a Ortega y Gasset le dijeron que era filósofo. «¿Filo qué, ezo qué e?», dijo el matador. Alguien le explicó en qué consistía tal profesión, que era un señor que analizaba el pensamiento de la gente, que escribía doctrinas orientadas a conocer mejor el obrar de las personas. El Gallo, estupefacto, guardó silencio unos segundos. Hasta espetar con gracia:«Hay gente pa tó».
[2] FUENTE: http://politica.elpais.com/politica/2014/06/17/actualidad/1403039351_862188.html
[3] Juan Álvarez Abeilhé: “La Bandera de España” en”El origen militar de los símbolos de España”- Revista de Historia Militar
[4] Eduardo García –Menacho Osset:”El Escudo de España” en”El origen militar de los símbolos de España”- Revista de Historia Militar
[5] Seguimos el trabajo de D.Juan María Silvela Miláns del Bosch:”El Himno Nacionl “ en ”El origen militar de los símbolos de España”- Revista de Historia Militar
[6] Rebelion.org:” La Selección de baloncesto y la lucha de clases” www.rebelion.org/noticia.php?id=71850
[7] Según la web Rebelion.org rescatado por Libertad Digital (23-01-2015)