El documental «Miquel Serra . LA FUGA (Siete meses en Rusia)» este escrito por el realizador Enric Banqué y explica que el 20 de agosto de 1939, en una sesión de la comisión de investigación del Comité Central de la Internacional Comunista celebrada en Moscú sobre las causas de la pérdida de la guerra en España, el fiscal encargado de las acusaciones contra Miquel Serra Pàmies le hizo la siguiente pregunta:
“¿Cómo y por qué no llevó a cabo la destrucción de Barcelona, tal como se le había ordenado?”
Empieza aquí un proceso de depuración del dirigente del PSUC que lo traerá a huir atravesando Siberia y acabando en Chile, donde intentará reencontrarse con su mujer y su hija, que siguen exiliadas en Francia creyendo que Miquel está muerto.
El proyecto saldrá adelante mediante el micromecenazgo.
Debido a la dificultad que tienen las pequeñas productoras para llevar a cabo su proyecto, Toca-sons Produccions está realizando una campaña de microcenaje por medio de VERKAMI. Para contribuir en el proyecto puede pulsar aquí.
La historia.
A finales del mes de junio de 1939 Miquel Serra Pàmies, miembro fundador del PSUC y consejero de la Generalitat de Cataluña, recibe una notificación del secretario general de su partido, Joan Comorera, reclamando su presencia en Moscú para mantener una reunión en la sede de la Internacional Comunista con el objetivo de ratificar definitivamente la incorporación del partido catalán como miembro de pleno derecho de la citada organización comunista.
Una vez en Moscú esta reunión se convierte en una comisión de investigación de la IC con el espaldarazo del Partido Comunista de España para declarar al PSUC, y especialmente a sus dirigentes, como máximos responsables de la pérdida de la guerra civil española.
Miquel Serra Pàmies es objeto de varias acusaciones entre las cuales está la de haber desobedecido la orden de dinamitar Barcelona justo antes de la entrada de las tropas franquistas en la ciudad. Él se defiende explicando su visión de los hechos y del contexto convulso de aquellos días trágicos, argumentando el porque no obedeció esta orden y finalmente queda exculpado, pero no es rehabilitado políticamente y queda a disposición de las autoridades soviéticas internado en los calabozos de la policía secreta rusa.
Sorprendentemente y dentro del marco del cambio socio-geopolítico generado por el pacto entre la URSS y Alemania es enviado, supuestamente, a Chile vía Vladivostock, es decir atravesando todo Siberia y al mismo tiempo, las autoridades rusas comunican oficialmente a su mujer su muerte en un hospital de Moscú.
¿Quizás el viaje a través de Siberia tenía previsto otro final?
Lo cierto es que, una vez en el tren, pudo huir y embarcar en un barco hasta llegar al Japón y desde allí a los Estados Unidos y Chile, donde se estará unas semanas, hasta partir definitivamente a México.
Establecido en aquel país retoma sus actividades políticas como militante del PSUC y de gestión como administrador de la editorial Atlante, de la cual el partido catalán era accionista principal. Al mismo tiempo empieza la intensa búsqueda de su mujer, se entera así que la notificación que le había llegado de su muerte era falsa. A partir de este momento la principal motivación de Teresa Puig, su mujer, será huir de una Francia inmersa en la guerra europea y poder reencontrarse con Miquel, junto con su hija María Rosa, nacida en marzo de 1940 y de la cual su marido no tenía ningún conocimiento. Después de varios intentos de salida del país por parte de las dos mujeres, intentos que fueron impedidos bajo la presión que ejercía la policía franquista sobre los intentos de fuga de los exiliados españoles republicanos y a pesar de las gestiones hechas por Miquel desde México, no fue hasta el año 1946, ya acabada la segunda guerra mundial, cuando por fin ellas dos pudieron conseguir documentación y embarcar en el puerto de Marsella con destino Nueva York.
El reencuentro definitivo de los tres se produjo el septiembre de aquel mismo año, en México, cuando la niña María Rosa ya había cumplido 6 años.
Miquel Serra Pàmies que ya no militaba al PSUC pues había sido expulsado del partido y de la editorial por participar en una corriente crítica, junto con otros políticos e intelectuales catalanes exiliados en centro y sur-América, por la conversión del Partido Socialista Unificado de Cataluña en un partido comunista y adscrito a la tutela del PCE, se retiró progresivamente de la vida política y tuvo otro hijo con Teresa.
No volvió nunca a Cataluña y murió en Ciudad de México en junio de 1968 sin haber querido divulgar muchos detalles de su periplo a través de medio mundo. Era una dura y triste etapa de su vida que intentaba olvidar.
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