La Semana Santa no disuadió un ataque abierto a la Iglesia Católica y la enseñanza religiosa sobre la familia y la sexualidad auspiciado por el gobierno de Finlandia durante una reunión en las Naciones Unidas esta semana.
El gobierno finlandés puso en pantalla un documental sobre una voluntaria decidida a hacer frente a los «tabúes» católicos sobre el sexo. Hyvästi Afrikka (en inglés, Leaving Africa) fue promocionado como «una historia sobre la amistad y el empoderamiento de la mujer». No obstante, la intención de la productora finlandesa de cine Iiris Härmä se hizo evidente a minutos de iniciar la película, en una escena en la que la dra. Riitta Kujala y su vieja amiga y enfermera ugandesa Catherine «Cata» Othieno comentan la «hipocresía» de la Iglesia Católica.
Aunque la dra. Riita trabajó en Uganda durante 27 años atendiendo las necesidades médicas de los habitantes del campo, la película se centra en la polémica educación sexual que ella y Cata ofrecieron a niños y adultos, y en la demora en la renovación del permiso para trabajar de la dra. Riita. Dicho retraso se atribuye a la creciente oposición a la homosexualidad en ese país.
La filmación se realizó aproximadamente en el momento en el que los países occidentales intensificaban la presión sobre las naciones africanas para que liberalizaran sus leyes sobre homosexualidad.
El evento, que se inició con comentarios de la embajadora finlandesa Anne Lamilla, contó con el copatrocinio de una ONG finlandesa que subvencionó el trabajo de la dra. Riita en Uganda y que recibe el 80% de sus fondos del gobierno de Finlandia. Aunque el filme es específicamente para el trabajo en Uganda, en la reunión no había ningún representante del gobierno de ese país.
Härmäs dijo que la película cobró vida propia cuando se envió una carta anónima a funcionarios del gobierno de Uganda, en la que se acusaba al grupo de Cata y a la dra. Riita de promover la homosexualidad entre los niños. También denunciaba que las dos mujeres, que viven en la misma casa, mantienen una inapropiada relación lésbica.
El filme documenta talleres de educación sexual en los que la dra. Riita enseña con descripciones gráficas. Antes de jubilarse y volver a Finlandia, Riita decide desafiar a los líderes religiosos a un debate «directo, que rompa los tabúes» sobre la mujer y la sexualidad, insinuando que sus enseñanzas son responsables de la explosión demográfica, del hecho de que se quite poder a las mujeres y de mantener pobres a las familias.
Uno de los personajes principales es una mujer católica descrita como una «máquina reproductiva», víctima de un marido infiel y de sus deseos sexuales. Tomas de íconos religiosos en su hogar, de Benedicto XVI, de Jesús y de María transmiten la idea de que ella estaba bajo el hechizo de la Iglesia. La película termina con una mujer católica progresista que ahora usa anticonceptivos y que convierte a otros (gracias al trabajo de Cata y de la dra. Riita).
No convencieron a los asistentes.
«Este documental presenta la anticoncepción como solución para demasiados bebés», dijo Anne Belanger, joven representante de Woomb International. «No tiene en cuenta la cultura del pueblo ugandés y no enseña a las mujeres sobre su fertilidad».
Una joven maestra de escuela de Pure In Heart International cuestionó la premisa de la felicidad mediante la autonomía sexual. «Partiendo de mi propia experiencia con adolescentes y del trabajo con jóvenes creo que les estamos decepcionando enormemente con la educación sexual integral», afirmó Marie Cummins. Ni la cineasta ni la embajadora respondieron a las jóvenes.
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano