«Quita la expo blasfema. Dios te ama, Abel», rezaba el mensaje pintado en el muro que rodea el Complejo Hospitalario de Navarra, en la rotonda que da entrada a Barañáin, con motivo de la exposición que en noviembre de 2015 presentó Abel Azcona. Recordarán que con hostias consagradas configuró la palabra pederastia y otras lindezas, decía él en plan reivindicativo. Manifestaciones, misas en reparación, denuncias… obligaron al alcalde Joseba Asirón de EH-Bildu a solicitar al artista que «reconsiderara» algunos contenidos de la muestra, ya que habían suscitado el rechazo de una parte de la ciudadanía». La postura de Asiron fue hecha pública después de que la Delegación del Gobierno en Navarra trasladara a la Fiscalía un informe sobre la muestra, por si pudiera incurrir en un delito contra los sentimientos religiosos; también el Arzobispado de Pamplona-Tudela condenó de forma «enérgica» la «profanación» de la Eucaristía, sin embargo, el Parlamento foral rechazó una iniciativa de UPN, apoyada por el PP, para mostrar su total repulsa por la exposición.
Esa postura del Parlamento con el resultado de las últimas elecciones, se ha radicalizado aún más. En realidad, se podría decir que estarían igualadas sus tendencias si los constitucionalistas fueran capaces de unirse. UPN con sus 15 parlamentarios es el primero en votos, más 7 del PSN y 2 del PP suman 24; exactamente igual que Geroa Bai, 9, EH Bildu 8 y 7 de Podemos, pero estos grupos de izquierdas se juntan, especialmente para atacar a la Iglesia y los sentimientos religiosos, como hemos visto, y ahora utilizan su fuerza para manipular la historia y los sentimientos patrióticos de muchos españoles, no solo carlistas, y navarros.
Nos referimos a la exposición Navarra – 1936 – Nafarroa, que inauguró la Presidenta del Parlamento de Navarra, Ainhoa Aznárez Igarza[1] de Podemos con la que dice “rendimos homenaje a aquellas personas que defendieron la legitimidad de un Estado al servicio de la ciudadanía”. En su intervención la Presidenta del Parlamento de Navarra destacó la importancia del homenaje a las víctimas de “un golpe de Estado que se valió de la violencia para acabar con una democracia salida de las urnas y con unos representantes democráticamente elegidos que defendieron, en muchos casos con su vida, la legitimidad del pueblo para decidir sus designios”. No quiere enterarse de las causas que dieron motivo a ello.
El 26 de noviembre de 2013, siendo presidente de gobierno español Mariano Rajoy, el Parlamento de Navarra aprobaba en sesión plenaria la Ley Foral de Reconocimiento y Reparación Moral de las ciudadanas y ciudadanos navarros asesinados a raíz del golpe militar de 1936, más conocida como “Ley de Memoria Histórica de Navarra”, siguiendo la malhadada consigna del ex presidente Rodríguez Zapatero. Y, naturalmente, como siempre han hecho, tratan de reescribir la historia a su imagen y semejanza, es decir, de manera falaz y torticera. Siguen con ello los manejos que tanto y tan bien pusieron en práctica los jefes de prensa y propaganda de todos los sistemas totalitarios.
Son fervientes seguidores del concepto originalmente descrito por el doctrinario marxista Jorge Plejánov y más tarde por Vladimir Lenin, llamado “agitprop” que más tarde desde principios de la década de 1920, «propaganda» pasó casi exclusivamente a equivaler «difusión de la ideología marxista-leninista», o en general, todo aquello que tuviese que ver con comunismo, incluyendo explicaciones de la política del Partido y del por entonces naciente Estado soviético.
Tuvo papel importante en ello el poeta y dramaturgo revolucionario ruso Vladímir Vladímirovich Mayakovski junto a Aleksandr Ródchenko. Crearon un «tren agitprop» que hizo un tour a través del gigantesco país, en el cual viajaban artistas y actores. Éstos representaban pequeños actos y obras, difundiendo la propaganda política del nuevo gobierno bolchevique de los soviets.
Tenía una pequeña imprenta a bordo, lo que permitía la generación y duplicación de carteles propagandísticos, que eran arrojados por las ventanas, a medida que el tren pasaba a través de pueblos y aldeas. En las ciudades, el término en cuestión dio origen al de «teatro agitprop», una forma teatral izquierdista muy politizada o ideologizada, que nos recuerdan los títeres, las carnavaladas y las cabalgatas podemitas y esta misma exposición promovida por la asociación “Autobús de la Memoria” [2]con el objetivo de ir transmitiendo su ideología por toda la geografía navarra.
Decididos a imponer sus consignas, tampoco le hacen ascos a las teorías de Goebbels cuyos once puntos siguen al pie de la letra: la identificación del enemigo único (al que hay que negar el pan y la sal), el principio de trasposición (cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan); principio de la exageración y desfiguración, (convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave), principio de la vulgarización (se define fácilmente con la expresión “pan y circo”), principio de orquestación. (la propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente:“Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”), principio de renovación (hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa), principio de la verosimilitud, (construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias), principio de la silenciación (acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario), principio de la transfusión (por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales); principio de la unanimidad (llegar a convencer a mucha gente diciéndole que piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad).
Como la de Azcona, también esta exposición por su manipulación, sectarismo y tergiversación de la historia de los hechos sucedidos entre 1936 y 1939, ha suscitado muchas críticas. En ella puede apreciarse la aplicación de los principios goebbelsianos como se demuestra por las denuncias de los perjudicados.Según el expresidente del Gobierno de Navarra, Jaime Ignacio del Burgo, en el cuadro 6 de dicha exposición, se identifica a su padre como uno de los matones responsable de la represión desatada tras el inicio de la guerra civil de 1936, al citar específicamente a los “requetés de Baleztena y Del Burgo”, como si en ellos recayera la responsabilidad del alzamiento y, sobre todo, la de la represión posterior. A este respecto, cabe recordar, pues es un hecho histórico, que en aquellos fatídicos días más de diez mil carlistas navarros se pusieron en pie de guerra secundando la orden del monarca en el exilio Don Alfonso Carlos I.
Sin embargo, señala el exdiputado, que en 1936 su padre tenía 23 años y «no formaba parte de ningún órgano de gobierno nacional, regional o local de la Comunión Tradicionalista, ni tampoco ejercía el mando de los requetés de Navarra». Por este motivo, mantiene que su padre no tuvo «participación en ningún acto de violencia o represión como los que se denuncian en la exposición, ni en Navarra ni en ningún otro lugar de la geografía española, siendo un hecho históricamente demostrado que el mismo 19 de julio de 1936, encuadrado junto a los requetés de Pamplona y bajo el mando del Teniente Coronel García Escámez, salió con destino a Madrid. Luchó en el frente de Somosierra hasta finales del mes septiembre de 1936 y poco después fue destinado a Guipúzcoa con la finalidad de organizar el Tercio de Nuestra Señora de Begoña integrado por requetés vizcaínos.
Sobre el cuadro en el que aparece su hijo Jaime, Del Burgo mantiene que su inclusión en el marco de una exposición sobre la represión de 1936 «no tiene otra finalidad que la de extender la idea, a todas luces injuriosa, de que la responsabilidad de aquélla recae también sobre los descendientes de quienes formaron parte del bando nacional, lo que es una aberración que viola su derecho al honor y a la propia imagen, protegidos por la Constitución española«, pero que no debe extrañar ya que entra dentro de las actuaciones que utilizaban profusamente los soviets.Considera que la insólita inclusión de un cuadro que representa a su hijo nacido en 1971 nada tiene que ver con la represión de 1936, lo que revela «una voluntad de transferir a las nuevas generaciones la calumnia vertida contra su abuelo«.
En la muestra, junto a los polémicos cuadros a los que se refiere Del Burgo, también se representa al exalcalde de Pamplona Enrique Maya como un asesino de 1936. Maya de UPN, nacido en Montevideo en 1959, que llegó a Pamplona con 4 años, ha solicitado también la retirada pero Aznárez se niega. En ese mismo cuadro aparece también el exjefe de la Policía Municipal de Pamplona, Simón Santamaría[3], flanqueando ambos a un obispo y los tres paseando entre cadáveres y bajo las banderas de España y Navarra.
La otra familia agredida es la muy conocida Baleztena, una destacada familia vasquista de Navarra siempre presta a adornar de rojo y gualda sus caserones de la plaza de Leiza y de la plaza del Castillo de Iruñea. Entre los miembros destacados de la época destacan: Ignacio Baleztena, (1887-1972), conocido como Premin de Iruña, abogado, político carlista, escritor, folclorista e historiador. Uno de los personajes navarros más relevantes del siglo XX, y también uno de los más populares. Concejal de Pamplona y diputado Foral, Director del Museo de Navarra. Prototipo del vencedor de la guerra civil –carlista, de derechas, religioso– era también euskaltzale por los cuatro costados. Dolores Baleztena (1895-1989) fue publicista y militante del carlismo, y una de las fundadoras de las Margaritas y Joaquín Baleztena, abogado, concejal carlista del Ayuntamiento de Pamplona entre 1910 y 1913 y diputado a Cortes integrado en Alianza Foral entre 1919 y 1923. Durante la Segunda República Española, desempeñó los cargos carlistas de Jefe regional y presidente de la Junta Regional navarra, siendo así nombrado por Jaime de Borbón y confirmado por Alfonso Carlos.
Desde la proclamación de la II República, con la radicalización que se produjo en toda España, incluso en Navarra, sufrieron sucesivos ataques, llegando incluso a incendiar la Casa Baleztena (toda una institución) con los moradores dentro: “Cuando se instauró la república en España, -cuenta Silvia- alguien que servía en la casa (situada en frente de la diputación de Navarra) abrió la puerta y lanzaron un bidón de gasolina y lo prendieron fuego. El fuego subió aprovechando el hueco de las escaleras. La familia tuvo que huir hacia el tejado y pasar a la casa de al lado. Mi madre estaba empbarazada, llegó una ambulancia, la gente se arremolinaba en la puerta, cuando la sacaron en camilla dijo: no queréis Baleztena, pues aquí viene uno más».
“…El Poncio (por Poncio Pilato, se refiere a Manuel Andrés Casaus[4], el Gobernador Civil. Le da ese calificativo por su actitud de no tomar medidas en su defensa, a pesar de haber sido atacados) nos mandaba que saliésemos cuanto antes de Pamplona, y resolvimos trasladarnos aquel mismo día a Leiza. Santita y yo, medio disfrazadas, fuimos a casa Baleztena en el auto de Estanis Aranzadi a recoger algunas cosas indispensables para la marcha, escribe Lola Baleztena en “Recuerdos de un día trágico”.
Desde la sublevación militar de 1936, la «Junta Regional Carlista» fue relegada al ostracismo y en su lugar actuó la «Junta Central de Guerra”, surgida a instancias del jefe de Orden Público el coronel Alfonso Beorlegui, en la noche del 19 al 20 de julio en el Palacio de la Diputación. Dicha reunión fue presidida por José Martínez Berasain, aunque nominalmente seguía figurando Baleztena como presidente y la modificación fue aceptada por las autoridades nacionales del partido. Cuando Manuel Fal Conde dispuso el 28 de agosto la suspensión durante la guerra de todas las juntas provinciales y locales carlistas, quedando absorbidas por las Comisarías y Juntas de Guerra, Martínez Berasain fue nombrado comisario de Navarra y Baleztena quedó como presidente honorario de la Junta Central Carlista de Guerra de Navarra.
Se les acusa de haber sido los causantes de la represión. Al igual que en otros casos, nunca informan ni someramente de cuáles serían las causas de la represión; siempre parten de la idea de que eran buenos, pacíficos y benéficos y, por tanto, su represión injusta. Como siempre, tergiversando la historia. La realidad es que, Joaquín Baleztena, a pesar de no ser ya jefe regional carlista de Navarra, sólo lo era de forma nominal, el 24 de julio hizo un llamamiento a los carlistas para evitar los fusilamientos extrajudiciales que se estaban realizando en Navarra, con las siguientes palabras:
¿Se les puede considerar masacradores, como dice Urtasun? ¿Qué dirá entonces de las arengas del Lenin español, Margarita Nelken o la Pasionaria o de las muertes que si causó Carrillo, por ejemplo?
“Odian a “los Baleztena” porque fueron católicos, navarros, fueristas, españoles y vascos (sí, también vascos, más que muchos de los que los atacan y otros que hasta hace bien poco nos amenazaban de muerte a sus descendientes, nos agredían y nos ponían bombas). Y de estas ideas odiadas por algunos nunca renegaron mis antepasados y por supuesto tampoco yo. Esta es la realidad, esto es lo que realmente no se les perdona ni se les perdonará” Javier Baleztena en el blog Premín de Iruña.
Es cierto. La situación con la llegada de EH Bildu, empeora. Viene radicalizándose de tiempo atrás. En 2006 la familia Baleztena fue agredida cuando un grupo de jóvenes subió al balcón de su casa para robarles la bandera española que colocan cada 11 de agosto y quemarla en la misma plaza, enfrente del Ayuntamiento. No es la primera vez ni mucho menos que esta familia sufre el acoso de los extremistas. Ha habido otros intentos de quemarles la bandera, con el consiguiente peligro de que el fuego se extendiera al edificio. Hace unos años, en 1999, algunos vecinos del pueblo decidieron poner una enorme ikurriña y una pancarta que tapara la bandera de España. Un amigo de la familia salió al balcón y reventó los globos que sostenían aquello con una escopeta de caza. Esta persona tampoco se ha librado del ataque de los violentos, hasta el punto que tuvo que realizar disparos al aire ante el ataque que sufrió su casa.
Las hermanas Baleztena, actuales dueñas de la casa, se han quejado en más de una ocasión de la escasez de apoyo por parte de algunos políticos. Han sido especialmente críticas con Patxi Zabaleta, fundador del partido nacionalista Aralar y vecino de la localidad, que nunca les ha mostrado ningún tipo de apoyo ante los actos violentos de los que han sido objeto, por lo que ellas mismas significan y por defender la bandera nacional. Sacan la bandera española desde hace cinco años, cuando el ayuntamiento (dominado entonces por EA) decidió declararse independiente de España. La provocación, según la familia Baleztena, no es suya, es del Ayuntamiento, «que recibe constantes notificaciones del delegado del Gobierno para que coloquen la bandera española y todas acaban en la papelera«.
Llegados a este punto, es necesario hablar brevemente de los cuadros para observar que sobre su sentido artístico, bastante pobre y ramplón, prima la ideología. En algún comentario sobre la exposición hemos leído que su estilo se encuentra entre el cómic y el expresionismo alemán. Un poco exagerado el comentario, creo yo, pero sí que, ya que de expresionismo alemán hablamos, quizás podrían ser incluidos en lo que se conoció como “arte degenerado”, aunque nada más sea por la vulgaridad de algunos cuadros. Vean ustedes los menos ofensivos:
Y por último, quiero recabar su atención sobre el cartel en el que aparece la cabeza de un rey gigantón delante de una bandera republicana. ¿Cabe mayor paradoja? Observen también la tiara que porta. Han sustituido la corona real del hombretón por una corona murada masónica. Como los miembros de la secta no dan puntada sin hilo, habrá que tener en cuenta la intencionalidad que esto entraña.
El mensaje implícito parece querer decir que se trata de un “rey” masónico republicano, es decir, quien ostenta, o quieren que ostente, el poder quizás es un grado 33 de la masonería como en su añorada II República. En cualquier caso, se aprecia la labor de las dos logias navarras: la Respetable Logia Xabier Mina nº 79 y la Logia Pro Libertate 181. Podría ser la explicación a la temática de muchos cuadros, especialmente los que muestran su inquina contra la Iglesia y contra Franco, su flagelo. “Y esto en el hall de todo un Parlamento de Navarra. Sí; más que un Estado de Derecho esto es un Estado deshecho”. ( Ramón de Argonz en “El Irrintzi” 14-04-2016).
¡¡DIOS NOS AYUDE!!
[1] Educadora infantil, voluntaria en la escuela infantil de Egüés. En 2006 participó en la creación de Ahotsak (Voces) un colectivo formado por activistas de distintas sensibilidades y diferentes organizaciones políticas en favor de una solución dialogada y sin violencia al conflicto vasco que nació durante el Proceso de paz con ETA del Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero, mujeres entre cuyos nombres estaban Gemma Zabaleta (PSE), Jone Goirizelaia (Herri Batasuna), Kontxi Bilbao (Ezker Batua-Berdeak), Elixabete Piñol (PNV) y Nekane Altzelai (Eusko Alkartasuna) . Su presencia en la plataforma provocó que un grupo de mujeres de la Comisión Ejecutiva Regional del Partido Socialista de Navarra pidieran a la ejecutiva su reprobación pública. En 2007 abandonó el PSN tras ser una de las voces críticas del socialismo con la decisión del PSOE de frustrar un gobierno con Nafarroa Bai e IU presidido por el socialista Fernando Puras.
[2] Como ellos definen, se trata de un autobús que recorrerá Navarra, llevando consigo un equipaje de imagen y palabras, de testimonios y rostros (documentales, libros, fotografías, esculturas, conferencias y un buzón para la memoria…), uniendo diferentes localidades y actos que llevan años celebrándose, y que este año tendrán un carácter más unitario, más colectivo, de manera que conozcamos mejor experiencias que a menudo son desconocidas en pueblos de otras comarcas, en ese afán de verdad, justicia y reparación hacia las víctimas. Es decir, al modo de los trenes agit prop de Lenin..
[3] Simón Santamaría Cebada, nacido el 25-9-1957 en Larache (Marruecos), provenía de una familia de militares y tras prestar servicio en el batallón Estella XXI, del regimiento América 66, acuartelado en Ainzoain, pasó en 1992 a la reserva y a ocupar el cargo de jefe de seguridad y prevención de riesgos laborales de la factoría pamplonesa de la Volkswagen. Nació 21 años después de iniciada la guerra.
[4] Andrés fue uno de los principales y más carismáticos defensores republicanos en Guipúzcoa. De profesión periodista, en sus inicios fue redactor del diario “El Pueblo Vasco”, para posteriormente fundar“La Prensa”. Gran amigo del líder socialista Indalecio Prieto, participó en el levantamiento republicano de diciembre de 1930 en San Sebastián, donde cayeron asesinados el sargento de seguridad Emilio Montero y el guardia de seguridad Modesto López en el intento de Andrés Casaus, José Bago, Eduardo Campoamor y otros de asaltar el Gobierno Civil. Ante el fracaso de su acción, estuvo un par de días desaparecido hasta que finalmente fue detenido y procesado por ser el cabecilla del levantamiento y responsable de las dos muertes. Salvo los huidos y declarados en rebeldía, todos ellos fueron encarcelados en la prisión de Ondarreta. Pedida por el fiscal la pena de muerte, no llegó a dictarse sentencia al producirse el cambio de régimen y la proclamación de la República. En este periodo fue nombrado sucesivamente gobernador civil de Segovia, de Navarra, y de Zaragoza, para seguidamente ser el nuevo Director General de Seguridad de la República en marzo de 1933 en sustitución de Arturo Menéndez. Militante del Partido Acción Republicana –posteriormente Izquierda Republicana-, se le acusó de aprovechar su posición para desviar armas para el movimiento revolucionario socialista de 1934, momento que ya no viviría pues fue asesinado el 10 de septiembre de 1934.