La Arquidiócesis de México manifestó su postura frente a la reciente iniciativa del Ejecutivo sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo. Mediante una carta editorial del semanario Desde la Fe, calificó de “grave equívoco” lo que plantea esta iniciativa, pero también argumenta que la Iglesia no pretende “imponer sus dogmas”, sino expresar sus convicciones respecto a la convivencia humana.
La editorial señala que el Gobierno no está tomando cartas en el asunto sobre situaciones prioritarias, como el narcotráfico, la violencia, la inseguridad y la corrupción, planteándose la interrogante acerca del juicio de los gobernantes quienes no se encuentran legislando los temas que le urgen al país, sino sobre “falsos derechos, los cuales no se sostienen desde una base antropológica y que minan los valores sociales y familiares sobre los que tradicionalmente se ha asentado la sociedad mexicana”.
El pasado 17 de mayo, el Ejecutivo presentó una propuesta de reforma del artículo 4 de la Constitución, con el supuesto fin de abrir espacios de respeto a la dignidad y de reconocimiento a los derechos de los mexicanos.
Sin embargo, el semanario señala que las reformas anunciadas van “más allá de este fin y se plantean un gran equívoco”.
Dicha editorial hace énfasis en la preocupación que generó el hecho de que el Presidente Enrique Peña Nieto haya instruido a la Secretaría de Educación Pública para que “introduzca en la educación de los niños la destructiva y perversa ideología de género y también la orden a la Secretaría de Relaciones Exteriores para que México forme parte del Grupo Núcleo sobre las Personas Homosexuales, Lesbianas, Bisexuales, Transgénero, o Intersexuales de la ONU, y desde ahí promueva sus falsos derechos a escala internacional”. Pero sobre todo, y ante todo el “pésimo ejemplo que destruirá los valores familiares y éticos”
Finalmente la pregunta que se plantea y que dice ser inevitable reza: “¿verdaderamente esta iniciativa es para beneficio de los mexicanos? Ronda más bien la sospecha de que obedece a la presión internacional de lobbies minoritarios, que con sorprendente éxito, ha venido imponiendo su agenda en Occidente con la instrumentalización de la Organización de las Naciones Unidas, quienes apoyados por grandes capitales, son los mismos que financian el aborto y otras atrocidades”.