Nueve meses después, el sistema de partidos ha vuelto a convocar a los españoles a las urnas. En esta sobredosis de partitocracia la Comunión Tradicionalista Carlista quiere recordar que éste es un sistema no representativo basado en el engaño y en el fraude sistemático a los electores.
Las ocho razones abajo expuestas condensan la crítica que desde el Tradicionalismo realizamos al sistema de partidos:
1. El sufragio electoral inorgánico priva a los españoles de una auténtica representación política desde su inicio, pues confiere a éstos una representación difusa, inconcreta y abstracta que malogra dicha representación.
2. La representación política está monopolizada por los partidos políticos y priva a cualquier otra entidad o institución (colegios profesionales, sindicatos, gremios, universidades, municipios, etc.) de la posibilidad de tener voz en las instituciones.
3. Los candidatos electorales no son elegidos por la militancia (bases) de los partidos políticos, sino designados ‘a dedo’ por las direcciones de los propios partidos o elegidos a través de unas opacas e irregulares elecciones primarias. O lo que es lo mismo: la representación política está prefijada de antemano por el reducido grupo de personas que integran los órganos decisorios de los partidos políticos.
4. Las listas electorales no son abiertas sino cerradas y bloqueadas, por lo que el elector carece de libertad a la hora de elegir al candidato que quiere que le represente.
5. La representación política no está vinculada a ningún mandato concreto por parte de los electores, por lo que el representante político tiene libertad absoluta de hacer con su representación lo que le venga en gana o -peor aún- lo que le ordene el órgano decisor de su partido.
6. Los partidos políticos están sometidos a importantes presiones externas que, como la prensa, los lobbies o los bancos, imposibilitan que puedan representar libremente y sin ataduras a la sociedad española.
7. Los representantes y cargos públicos no están sometidos a ninguna auditoría pública e independiente al finalizar sus mandatos, lo que impide una eficaz fiscalización de su gestión y fomenta la corrupción.
8. Los diputados electos nombran al presidente del ejecutivo. Una vez constituido el gobierno se someten a sus decisiones renunciando a cualquier control del mismo. Toda la soberanía, tanto la social como la política, se acumula de hecho en manos del partido que obtenga más escaños.
En la campaña electoral que ahora comienza, la Comunión Tradicionalista Carlista ha iniciado la campaña “La partitocracia es un timo” que procurará que la sociedad española tome conciencia del fraude que es la partitocracia y que exija un modelo de representación política ‘real’ y transparente como el que propone la tradición política española.