El expresidente colombiano don Álvaro Uribe Vélez ha pagado una vez más su firma oposición a la narcoguerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), oposición que nunca fue bien vista por la izquierda española, que como siempre está dispuesta a negociar con los verdugos y perseguir a la víctimas.
Hace unos meses Uribe recibió la noticia de la concesión de la Medalla de Honor de la «Universidad Internacional Menéndez Pelayo» (UIMP) de Santander, sin embaro una nueva sorpresa, más desagradable, llegó el pasado domingo 26. En declaraciones al Diario Montañés, el Rector de la UIMP, César Nombela afirmó que el acto solemne de la entrega de la Medalla de Honor otorgada al expresidente Uribe, señalado por dicha institución para celebrarse el próximo día 5 de julio a las doce horas, quedaba pospuesto para otro momento, supuestamente para no interferir en el «proceso de paz», o de impunidad, con las FARC. Si bien aclaraba, para no dejar dudas, que se mantenía la distinción y la concesión de la medalla.
En realidad, César Nombela y la UIMP ceden así a las presiones de la izquierda española, que apoya sin reservas a los narcoterroristas colombianos, y hasta del presidente de la «comunidad autónoma de Cantabria», el tránsfuga Miguel Ángel Revilla.
Muy dignamente, Álvaro Uribe Vélez ha solicitado que se le retire la distinción de la UIMP, que rechaza. He aquí su carta:
César Nombela
Rector
Universidad Internacional Menéndez Pelayo
Señor Rector:
Me sentí muy sorprendido por la condecoración de la Universidad que nunca busqué y he recibido con tranquilidad su comunicado sobre el aplazamiento y nuevas consultas. Mi inicial sorpresa se tornó en orgullo al leer que usted nunca acepta presiones como lo enfatizó en su declaración para responder al izquierdismo totalitario que protestaba por la distinción que se me confería, que incluía la voz del asesor del grupo narco terrorista FARC. Y ahora, al conocer que la fortaleza no existe, me siento mucho mejor al no recibirla y pedirle que se evite las consultas sobre aplazamiento y la dé por revocada.
En efecto, la tolerancia necesita fortaleza para defender las convicciones y para no confundir el respeto a la opinión ajena con la debilidad para claudicar ante la intimidación.
Y en Colombia estamos ante el caso de un gobierno que cimenta la tolerancia en la indulgencia con el narcoterrorismo. Se confunde la paz con la ausencia de cárcel a los cabecillas del mayor cartel de cocaína del mundo, responsable de miles de secuestros, de reclutamiento, violación y asesinato de niños, carros bomba, y de toda clase de atrocidades. Cuando el delito no ha tenido elegibilidad política en Colombia, la FARC es premiada con la excepción, su mérito consiste en haber coaccionado, secuestrado y asesinado a funcionarios públicos de elección popular. Y el terrorismo y el gobierno se lanzan en una histeria engañosa de paz semejante a los viejos zorros del comunismo que hacían de la paz la escala final para implantar la tiranía. A quienes disentimos en defensa de las libertades, como en mi caso, simplemente nos señalan de enemigos de la paz, lo menos que me han atribuido.
Los gobiernos que presidí, con mis errores y carencias, pusieron a Colombia en un sendero de mejoramiento de la seguridad y de ampliación de la economía y de las políticas sociales. El apoyo popular que teníamos determinó en 2010 la elección de actual presidente. Líderes de la oposición radical fueron rodeados de garantías efectivas que les permitieron ganar gobernaciones y alcaldías y desempeñarlas con todo el respeto de la autoridad nacional. Todo fue abierto al escrutinio ciudadano, no vacilamos en sancionar violaciones de los derechos humanos y en defender a las Fuerzas Armadas de la democracia cuando aparecía la táctica de voceros de los criminales de hacer falsas acusaciones.
Señor Rector: cuando la universidad cede ante las presiones del totalitarismo renuncia a su deber de proteger la libertad de cátedra que es supuesto necesario para el avance de la ciencia en la construcción de grados de verdad. Fidel Castro y Hugo Chávez han implantado el adoctrinamiento, la consigna y la represión sanguinaria como sustitutos del libre examen. Muchos nos oponemos a que ese modelo se imponga en Colombia tras un falso concepto de paz.
Me apena haberle causado a usted la mortificación de otorgar una condecoración y defenderla. Le ruego dejarla revocada, evite hacer consultas sobre aplazamiento o anulación y si le fuera posible permita un debate sobre los temas de Colombia en ese claustro respetable.
Álvaro Uribe Vélez