Propagandistas insertos en el negocio de los bitcoins proclaman que éstos tendrían una naturaleza alternativa y contradictora del Poder Global del Dinero.
Uno de ellos, por ejemplo, opina que Bitcoin «Existe en la web y crea una forma de intercambio de dinero global, abierto y sin límites, que es totalmente neutral, que no puede ser censurada y no es controlada por bancos ni gobiernos.»1
Ahora bien, saliendo ya de la propaganda interesada y facciosa para cautivar a incautos y considerando el Imperialismo Internacional del Dinero -sus estructuras, objetivos, funciones y mecánicas- y las tecnologías avanzadas del caso, observamos que en el circuito de intercambio financiero/económico/comercial ningún bien metalífero, ningún dinero fiduciario, ni tampoco ninguna moneda digital están exentos de caer bajo la propiedad, el contralor y la regulación de algún individuo o colectivo.
El Poder Global del Dinero para su prevalencia no precisa únicamente apoyarse en las bases de la emisión y el control de las monedas tradicionales (ejemplo, dólar) sino que bien puede hacerlo a través del oro (de hecho lo hizo alguna vez y en un futuro próximo lo repetirá) y de la moneda digital.
Respecto de la moneda digital, recordamos que desde hace tiempo, JP Morgan tiene registrada una moneda electrónica que evita el cobro de canon por transferencias entre usuarios de la misma.
Redes del Poder Global del Dinero diseñan y operacionalizan de manera escalonada una sociedad mundial sin dinero en efectivo, argumentando discursiva y engañosamente causas motivantes benéficas que en la realidad de los hechos no son tales; algunas de esas aparentes razones objetivas son: lucha contra el terrorismo, lucha contra el blanqueo del dinero proveniente del narcotráfico, aminoramiento de las estructuras inflacionarias, reforzamiento de la economía formal, abaratamiento de costos y adecuación a las tecnologías avanzadas específicas, entre otras.
Cada día más entidades globalistas (ONU, Unión Europea, entre otros)2 y administraciones estaduales que guardan obediencia debida a la superestructura del Poder Global del Dinero (India, Colombia, Argentina, entre otros) están impulsando normatividades para la limitación y la restricción gradual del dinero físico ya que ello es necesario para la ideología y la gobernanza globalistas.
A ello se debe, la utilización creciente y con pretensión hegemónica de la banca electrónica y de las tarjetas de crédito y de debito.
Pero volviendo a Bitcoin, esta moneda virtual es considerada por la mayor parte de sus aficionados como absolutamente libre y que va a solucionar todos los problemas financieros del mundo. Postura subjetiva muy alejada de la realidad misma y del Poder Global del Dinero.
Señalamos que esta moneda electrónica no es anónima en sentido estricto y técnico del término, aunque muchos lo crean. Todas las transacciones se registran públicamente. Si bien es posible operar discretamente, si la comunidad directriz del circuito en el cuál están inserto los bitcoins ve un problema o un disruptor, pronto averigua quién es quién.
Por lo tanto, el monitoreo y el control centralista de las operaciones que se dan en su esquema de funcionamiento es factible. Incluso, algunos conocedores del tema sostienen que el Atlantismo sería el principal operario de Bitcoin – y no meros inventores e inversores asiáticos- y que la CIA financiaría también vía bitcoins al terrorismo islámico wahabita.
Craig Steven Wright y Gavin Andresen de la Fundación Bitcoin, fundada en 2012 y próxima al CFR, serían piezas funcionales del Hegemón Atlantista. En la superficie es Andresen uno de los que controlan el software necesario y definen las reglas de Bitcoin.
Dicha moneda electrónica está creciendo enormemente pero la presencia de los bitcoins en la riqueza actual del mundo no llega a la magnitud que sus proponentes establecen. Hoy, su capitalización supera los 20 mil millones de dólares.
Así como Bitcoin no es libertaria digital tampoco está libre de la voracidad de los peces gordos capitalistas.
En efecto, Gavin Andresen y algunas compañías de Silicon Valley y no pocos inversores de Wall Street son los principales e inmediatos beneficiarios del circuito de la superficie de los bitcoins.3
Los bitcoins están dentro de la práctica del negocio especulativo porque en algunas ocasiones perdió más del 60% de su poder adquisitivo, haciendo ganar a unos pocos en perjuicio de los muchos.
Hoy, Bitcoin sigue al frente de las criptomonedas existentes pero su liderazgo se ve recusado por problemas ínsitos que posee (uno de ellos tiene que ver con inconvenientes en la velocidad de las transacciones) y pierde gradualmente competitividad frente a otras monedas digitales.
Pero se cree que con una resolución favorable de la Comisión de Bolsas y Valores (SEC) de los Estados Unidos se lograría habilitar el primer fondo cotizado de la moneda virtual para ensanchar y dinamizar sus vías de inversión y de ese modo Bitcoin profundizaría y aceleraría su dominancia.
Pero en sí, Bitcoin más que una simple moneda digital que llega para quedarse por siglos, es un experimento útil y necesario para instalar la eficiencia y la eficacia de las cadenas de bloques (Block Chain) y para obstruir y reducir la presencia del dinero en efectivo.
La criptomoneda Bitcoin no es una solución racional a nuestros problemas porque, principalmente, no debe restringirse ni escasear el dinero en efectivo.
Al contrario debe haberlo barato, abundante y estable, excluyendo de su circuito a la Usura. Sustantivizando y fortaleciendo al productor (aun del mero trabajo) en detrimento de los propietarios y proveedores del capital usurario. Bitcoin no ofrece ninguna de estas características y es evidentemente funcional a la gobernanza global.
Notas:
3- https://news.bitcoin.com/