Para comprender el objetivo del artículo, es necesario remontarnos al 9 de diciembre de 1824, momento en que se desarrolló en la Pampa de Quinua o Ayacucho, Perú, la batalla que significó el final definitivo del dominio administrativo español en América del Sur. La victoria de los independentistas supuso la desaparición del contingente militar realista más importante que seguía en pie, sellando la independencia del Perú con una capitulación militar que puso fin al Virreinato.
Aunque los antiespañoles han achacado erróneamente las luchas por la independencia de la América hispana al comportamiento de España, un escritor, no español, sino peruano, ha investigado sobre las causas. Según refiere Herbert Ore[1], Inglaterra tras la pérdida de las 13 colonias de Norteamérica, que se habían independizado, (las cuales posteriormente dieron lugar a EE.UU.) necesitaba nuevos mercados. América del Sur estaba en manos de los españoles y el comercio inglés se limitaba al contrabando. Por ello la Logia de Inglaterra, la más grande del mundo en ese momento, ideó un plan para independizar la mayoría de las colonias españolas en América. Para ello formó Logias en toda la zona, como la Logia Lautaro. Éstas Logias eran Operativas, es decir, tenían una meta específica, en éste caso conseguir la independencia de las colonias españolas y una vez logrado el objetivo, las Logias se disolverían (pero solo fue una promesa incumplida). Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Sucre (Venezuela), O´Higgins (Chile) , José de San Martín, Manuel Belgrano, Alvear, Monteagudo (Argentina) eran importantes Masones.
Como afirma el mismo escritor, Herbert Oré Belsuzarri, Maestro masón, que por ello tiene motivos para conocer las andanzas de sus hermanos de secta, las luchas por la independencia del Perú y de toda Hispanoamérica, se produjeron dirigidas en ambos mandos por jefes masones. En el realista militaban el virrey José de la Serna y el general José de La Mar; en el independentista, Lord Cochrane, el vicealmirante Martín Guisse y José de San Martín.
Otro masón, Javier Agüero, Gran Canciller de la Gran Logia Mixta de San Juan – Oriente del Perú, relata cómo se preparó la deslealtad de los masones españoles sellada mediante el abrazo de Maquinguayo celebrado antes de la batalla de Ayacucho y donde los HH. Masones de ambos bandos se reconocen entre sí para luego evitar herirse gravemente durante el combate. Según el Gran Canciller lo que parece reafirmar el complot masónico es el hecho que siendo la dicha batalla el combate decisivo para la independencia o la continuación del virreinato, fue sin embargo la que menos bajas y heridos produjo.
La capitulación ha sido llamada por el historiador español Juan Carlos Losada como «la traición de Ayacucho» y en su obra Batallas decisivas de la Historia de España (Ed. Aguilar, 2004), afirma que el resultado de la batalla estaba pactado de antemano. El historiador señala a Juan Antonio Monet como el encargado del acuerdo: “los protagonistas guardaron siempre un escrupuloso pacto de silencio (es conocida su discreción de la que hacen gala) y, por tanto, solo podemos especular, aunque con poco riesgo de equivocarnos”. “Una capitulación sin batalla se habría juzgado indudablemente como traición. Los jefes españoles, de ideas liberales, y acusados de pertenecer a la masonería al igual que otros líderes militares independentistas, no siempre compartían las ideas del rey español Fernando VII, un monarca firme sostenedor del absolutismo”.
Losada se apoya en que la capitulación fue firmada la noche anterior en un trabajo logial conjunto donde se acordó además que los HH. se reconocieran con los signos que le son comunes. La versión de la firma previa de la capitulación adquiere visos de autenticidad porque La Serna fue herido precisamente en la mano derecha quedando imposibilitado de firmar en el campo de batalla. Y no es el único suceso extraño que confirma el complot masónico; por ejemplo,[2] comienza con una fraternización tolerada por los dos mandos a pesar de ser el medio más seguro de desmoralizar a su gente. Los dos generales, a vista de sus ejércitos respectivos, conferencian en secreto durante media hora, siendo así que la versión oficial de lo que se dijeron no necesitaba más de cinco minutos. Llama la atención que el interlocutor realista vuelve a las dos horas para preguntar si va o no a haber batalla. Recordamos que estos hechos los explica un masón de alto grado por lo que se le supone tendrá veraz información, de otro modo podría parecer un episodio de La guerra de Gila. Añade que en lo más reñido del combate, cede precisamente la división que manda este parlamentario fraternizador y las dos compañías que le siguen en derrota están mandadas personalmente por José Canterac, Jefe de Estado Mayor y segundo del Ejército.
De modo que un ejército superior en número, instrucción y disciplina, con una artillería hasta siete veces mayor, se da por derrotado en menos de dos horas cuando todavía le quedan 2,000 soldados que tiene que rendir después. Sucre, filántropo y fraternal, concede una capitulación extraordinariamente generosa. Esta victoria de los independentistas supuso la desaparición del contingente militar realista más importante que seguía en pie. Una vez lograda las distintas independencias, Inglaterra fue el primer país en reconocerlas y así enviaba un embajador y entablaba relaciones comerciales y diplomáticas bilaterales. Herbert termina su relato dejando claro que no fue casual el abrazo masónico de Simón Bolívar y San Martín en Maquinguayo (Guayaquil).
Habiendo recordado esta traición, volvemos a España y la situación por la que atraviesa, similar en algunos aspectos a la descrita. Como entonces, sabemos de la existencia de masones en todos los grupos con mayor o menor capacidad de decisión (banqueros, jueces, fiscales, economistas, grandes empresarios, etc.) y, por supuesto, entre los políticos de todo signo y tendencia de los que pululan por el Parlamento y el Senado. Y Cataluña deseando quebrar la unidad de la nación para lo cual, como entonces en Hispanoamérica, cuentan con la ayuda filantrópica y fraternal de la masonería.
Los masones quieren influir y estar en los puestos donde se toman las decisiones. El proceso soberanista, es decir, separatista o independentista catalán viene impulsado de antiguo principalmente por el partido Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), y otros, como Convergencia, son más bien “compañeros de viaje” y unos terceros, más actuales, como la plataforma de la señora Colau, los “tontos útiles” que los masones siempre han utilizado en toda situación convulsa, aunque ellos, estos hijos de Podemos, en su pensamiento bolchevique crean que manipulan a los demás. Y como ERC germinó en las logias, siempre abundantes en Barcelona, durante el primer tercio del siglo XX, no es de extrañar la situación que se está produciendo. Influyentes masones miembros de ERC fueron: Jaume Aiguadé i Miró, Martí Barrera i Maresta, Lluis Companys i Jover, Rossend Castell i Valdespí, Josep Dencás i Puigdollers, Marcelino Domingo Sanjuán, Federico Escofet i Alsina, Carles Martí i Feced, Albá Rosell i Llongueras, Martí Rouret i Callol, Josep Rovira i Armengol, Joan Selves i Carner, Joan Ventura i Roig, A distintos partidos, principalmente afiliados al PSUC fueron: Josep Conangla i Fontanilles, Antoni Pellicer i Peraire, Manuel Serra i Moret, Miquel Serra i Pamiés, Rafael Vidiella i Franch. Es de suponer que lo fueron y lo siguen siendo los que presidieron ERC desde la transición a esta parte: Ramón Colom, Carod-Rovira y Oriol Junqueras.
De este modo, no extraña que en Cataluña se estén volcando a favor de la independencia. Así ha sido históricamente (aunque siguen afirmando que sus normas les prohíben inmiscuirse en política) y así siguen en el presente. Los masones independentistas se han agrupado bajo el nombre de Ágora Masónica y reivindican su apoyo a la Generalitat de Cataluña porque ha sido la única institución española que ha declarado la masonería como «colectivo injustamente perseguido» durante el franquismo. Les están agradecidos y piensan corresponder rompiendo, como aquellos masones del XIX, su patria.
Al frente de este grupo, llamado Ágora Masónica, está Jaime Salinas, un masón de grado 33 y que llegó a ocupar el cargo de Venerable Maestro de la Gran Logia de España. Los propios organizadores de la asociación afirman que esta iniciativa masónico-independentista surgió a raíz de las elecciones del 27-S en 2015 donde vieron claro que “había que aprovechar el empuje para hacer algo por nuestro país”, para ello han contactado durante estos meses con distintos estamentos políticos y sociales para darse a conocer y “ofrecer nuestros servicios”.[3]
Y en esa idea del empuje, para ofrecer sus servicios invitan, cuando más enconado y preocupante está el debate político, al presidente catalán, Carles Puigdemont, a su cena de gala celebrada el pasado 11 de marzo en Barcelona. La invitación ha sacudido las estructuras masónicas y políticas por lo que supone de irrupción de la Gran Logia de España (GLE) en el escenario político en una coyuntura de elevada conflictividad y de futuro incierto que induce a malinterpretar dicha invitación como un desaire al Gobierno central y un posicionamiento de la masonería a las tesis independentistas”, Alegan que el motivo es celebrar los 300 años del nacimiento de la masonería inglesa, que es de la que depende la GLE “Además, estamos promoviendo la honorabilidad de la masonería a nivel de todas las instituciones. En otros países es normal invitar a políticos y mantener una relación constante. El Gran Maestro de la Gran Logia de España, Óscar de Alfonso Ortega, afirmó que, su deseo como institución, es que los responsables políticos «se consagren a la búsqueda de un futuro mejor para todos, de una convivencia armónica» y que sean «capaces de llegar con valentía, generosidad y diálogo a los acuerdos que construyen amplias mayorías sociales, para que nadie se imponga a nadie«.
Y mientras tanto los políticos miran para otro lado. De las izquierdas era esperable, pero observen la actitud de Ciudadanos. Aquél partido que nació en Cataluña, según decía, en interés de los catalanes españolistas, en el momento en que se convoca la primera manifestación de la Sociedad Civil Catalana, en vez de apoyar, salen corriendo en dirección contraria y no paran hasta Cádiz.
Con respecto a la actuación del gobierno que podría parar este desafío separatista de Cataluña, sorprende la meliflua con que actúan que nos recuerda la conocida imagen de los famosos monos del “no ver, no oir, no hablar. No se inmutan, ni siquiera cuando los miembros, antes pertenecientes a Terra Lliure, ahora integrados en la CUP, proponen crear “Grupos de Defensa de la República.. Tampoco cuando en el Parlamento catalán, en uno de los debates más broncos de la legislatura, los dos grupos independentistas (Junts per Si y CUP) han hecho valer su mayoría para aprobar los presupuestos, que prevén el referéndum, de modo que, con ello vuelven a desafiar al Tribunal Constitucional y al inane Gobierno, con total impunidad. Tan inane que el único movimiento hecho hasta ahora lo ha protagonizado el PSOE que llevará al Constitucional los presupuestos de la Generalitat; los impugnan basándose, precisamente, en la inclusión de la partida para la celebración del referéndum independentista.
El pueblo indefenso, los separatistas cada vez más fuertes. Cuentan para ello con el apoyo de la justicia: Homs acaba de ser condenado por el 9-N a un año y un mes de inhabilitación por el Tribunal Supremo que, al tiempo, le absuelve del delito de prevaricación; al expresidente de la Generalitat Arturo Mas, a dos años , a la exvicepresidenta Joana Ortega (un año y nueve meses) y la exconsejera de Enseñanza (un año y medio) como cooperadoras necesarias del delito de desobediencia. Los tres últimos han anunciado al Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) que recurrirán al Tribunal Supremo (TS) las condenas al considerar que, entre otras cuestiones, la sentencia vulneró varios artículos de la Constitución. Es decir, los que quebrantan la Constitución recurren en queja de que el TSJC ha vulnerado artículos de aquella que ellos violaron primero. ¿Esto es un contrasentido o una simple demostración de lo fortalecidos que se sienten?
Sin embargo, aunque de cara al pueblo los poderes públicos actúan así, parece que con quien sí hablan en conversaciones secretas es con los separatistas y con los vascos por el tema de ETA; es decir, con aquellos que pretenden dañar a España. La explicación, según Javier Neira viene dada por la, llamémosle cercanía, de Rajoy a la masonería a partir de sus famosas vacaciones en Méjico, que “le han puesto en las coordenadas del Nuevo Orden Mundial, donde no tienen cabida las nociones fuertes de patria, las creencias religiosas, los valores morales y, para los países subordinados, la idea de libertad”[4] Podríamos añadir el otro concepto que tan grato les resulta: el de igualdad, recogido también en el artículo 14 de la Constitución, pero que solo ponen en práctica cuando les interesa. Comparen las antedichas sentencias a políticos que, pagados con dinero de todos los españoles, quieren destruir España, con la de los chicos de Blanquerna que solo pedían que España continuara unida. Este ostensible trato de favor en beneficio de los primeros solo se comprende si examinamos las conversaciones “secretas” que el Gobierno, emulando a aquellos ayacuchos de 1824, mantiene con los independentistas y con el PNV (infectado por etarras),
Ni fabulación ni conspiranoia, pero si el lector analiza los hechos con objetividad, no deja de pensar en si lo que hacen y aun lo que no hacen y permiten hacer, no serán obedientes y fraternales pasos previos para, llegando a un acuerdo tan oneroso como aquel de 1824 en Maquinguayo, puedan vender al pueblo la idea “de no hemos podido hacer más” una vez consumada la traición a la Patria?
Sería bueno que meditáramos sobre el pensamiento que dejó expresado Joseph Joubert[5]:
“Como la dicha de un pueblo depende de ser bien gobernado, la elección de sus gobernantes pide una reflexión profunda.”
porque como dijo el Papa Benedicto XVI:
“EL MAL QUIERE DOMINAR EL MUNDO, ES NECESARIO LUCHAR CONTRA ÉL”
[1]Herbert Ore Nació en Casapalca, asiento minero de la Región Lima. Graduado de Ingeniero en la U.N.C.P, donde ejerció docencia por 2 años. Laboró en varias regiones del Perú,.Iniciado en Luz del Oriente Nº 5 de la Gran Logia del Centro del Perú. Adelantado a Compañero Franc Masón y Exaltado al Sublime Grado de Maestro Mason en la P:.F:.C:.L:.B:.R:.L:.S:. FENIX 137 – 1, de la Gran Logia Constitucional del Perú. Publicó varios trabajos en la Revista Fenixnews y Scribd gracias al apoyo de los HH:. de Fénix y al I:.P:.H:. Juan Orrego Sevilla Director de la Revista Fénix, que se edita en los EE.UU. Dirige varios blogs: ―Dialogo Entre Masones‖, ―Gran Biblioteca Herbert Ore‖, ―Publicaciones Herbert Ore‖ y ―El Blog de Herbert Ore‖. Así mismo es el Director de Proyectos Especiales de la Revista FENIXNEWS.
[2] POLÍTICA Y JUSTICIA DIVINA: Historia y Cultura Peruana
[3] actuall.com/democracia/grupo-masones-se-organiza-lograr-la-independencia-cataluna/ 01/09/2016
[4] Rajoy, tentado por la Masonería, “allá en el Rancho Grande” en la web Espacios europeos y Rajoy y el NOM: http://movidas-varias.blogspot.com.es/2010/03/rajoy-y-la-masoneria.html
[5] Joseph Joubert ,nacido en 1754, en la pequeña aldea de Montignac, a los catorce años se desplazó a Tolouse para estudiar en el colegio de los Padres Doctrinarios, en donde con el tiempo sería nombrado instructor. En 1778, impelido por su vocación literaria, se trasladó a París. Allí conoció a d’Alembert y Diderot –con quien llegó a intimar– y también a Louis de Fontanes. Espíritu librepensador, ateo y anticlerical, recibió con alborozo el estallido de la Revolución y más tarde ocupó, durante un breve intervalo de tiempo, el cargo de juez de paz de Montignac. Recién comenzado el siglo XIX, Joubert trabó amistad con Chateaubriand y participó con el conjunto de escritores y filósofos que se conoció bajo el nombre de este último. Murió en París en 1824, después de haberse convertido en un hombre creyente, monárquico y conservador.