El programa «Tras las Huellas del Nazareno», de la Fundación EUK Mamie, vuelve su mirada hacia Ucrania, otro de los muchos puntos donde la tensión y la violencia azotan nuestro planeta.
En esta ocasión entrevista a don Vasyl Boyko, sacerdote ucraniano que atiende espiritualmente a la comunidad ucraniana católica en Valencia (España). Gracias a don Vasyl Boyko conoceremos de primera mano el sufrimiento del pueblo ucraniano, que se siente abandonado por todos, menos por la Iglesia.
La guerra y la indigencia han obligado a miles de ucranianos a salir de su país buscando un futuro y una esperanza en Europa. La Iglesia española ha procurado salir al paso de sus necesidades:en lo material, gracias a la impagable labor de Caritas; y en lo espiritual, proporcionándoles capellanes que pudieran atenderles en su lengua y según sus ritos y su herencia cultural. Así llegó don Vasyl a España.
Don Vasyl comienza explicando el porqué del multiculturalismo existente en la actualidad en Ucrania. Para hacerlo, debe remontarse a 1917, inicio de la época comunista, que supuso el comienzo de la influencia rusa en Ucrania. El pueblo ucraniano sufrió mucho en ese periodo pero —en líneas generales— se mantuvo fiel a su fe. La Iglesia católica fue duramente perseguida. Una de las tácticas soviéticas para minar este fidelidad a la fe, fue la de introducir muchos extranjeros dentro del país, forzando así el multiculturalismo. Con los recién llegados, los nuevos habitantes del país, se introdujeron muchas sectas que aprovecharon de la ignorancia religiosa del pueblo ucraniano, que a causa de la persecución comunista había perdido a muchos de sus pastores.
Tras esta necesaria introducción, el sacerdote ucraniano pasa a explicar los orígenes del conflicto aún en curso en su país, del problema territorial agravado por la división interna, dado que la Iglesia ortodoxa apoya al Ejército ruso, mientras que los voluntarios del pueblo llano tratan de defender la soberanía nacional. Los intereses y las injerencias de las grandes potencias complican el poder poner fin a la crisis. El pueblo hambriento hace tiempo comprendió que la única ayuda desinteresada es la de la Iglesia, que alimenta a centenares de familias a través de Caritas y que ha fundado numerosos orfanatos ante la gran cantidad de niños que han perdido a sus padres y a los que nadie atiende.
Gracias a «Tras las huellas del Nazareno» conocemos la verdad que ocultan los grandes medios de comunicación, y lo hacemos de la única forma posible: llegando hasta los sacerdotes y misioneros locales que atienden —aún en medio de grandes privaciones y a costa de grandes sacrificios— a nuestros hermanos perseguidos, sufrientes a causa de conflictos bélicos, viviendo situaciones de tanta necesidad.