Muy señores míos,
Supongo que habrá mujeres en su partido que hayan sido madres, pero debe ser que resulta muy fácil hacer política en tercera persona.
Acabo de dar a luz a mi décimo hijo. Dado que el embarazo y el parto han estado rodeados de toda la polémica de su proyecto de ley de vientres de alquiler, y es un tema en el que estamos trabajando desde hace años desde la plataforma Women of the World, lo he tenido muy presente todo el tiempo y he pensado bastante en el tema.
Mis embarazos son regulines, hay mujeres que los tienen buenísimos y otras malos o malísimos, algunas pasan largas temporadas hospitalizadas sólo con motivo del embarazo (yo misma, de hecho, en el anterior estuve un mes sin poder moverme de la cama del hospital para absolutamente nada). Pero en cualquier caso, aun teniéndolos buenos, un embarazo no es un paseo por el campo. Y luego queda recuperarse y que todo esté bien.
Dentro del embarazo está la parte más intensa que es la de sentir al bebé moviéndose continuamente, al principio las burbujitas y luego ya los movimientos que a veces hasta te despiertan por la noche y puedes notar los piececitos “asomando” en la superficie de la tripa. Es inevitable estar todo el día tocándote la tripa porque está ahí el bebé.
Aunque mis embarazos no sean buenos, los partos sí lo son. Pero no deja de ser un trago, tanto el parto como el post parto, y con una buena dosis de riesgos de todo tipo para el bebé y la madre. Lo mío es un periquete y con la tranquilidad que da el saber que los anteriores fueron bien, aunque he tenido algunos sustos. Pero hay mujeres que pasan muchas horas de parto, algunas más de un día, muchas mujeres tienen complicaciones muy serias y algunas han muerto por complicaciones durante o después del parto, también en países desarrollados como el nuestro. Una amiga mía falleció en el parto de su séptimo hijo hace 8 años y a dos amigas muy cercanas tuvieron que quitarles la matriz sobre la marcha para evitar una muerte segura. Hablo de un entorno muy reducido y cercano, no de lo que sale en las noticias.
Aparte de esto, está el momento del nacimiento. Cuando notas al bebé salir y le ves todo amoratado y embadurnado como de una grasilla blanca (no sé qué es la verdad) y te lo ponen encima, a tu bebé. Desde ese momento nada, absolutamente nada, hará que deje de ser tu bebé, tu hijo, y ese momento queda grabado para siempre no tanto en tu memoria como en tu corazón. No es porque pienses que tiene tus genes, es porque esa personita que tienes ahora delante, ha estado 9 meses viviendo, respirando, alimentándose, formándose y creciendo de ti.
Cuando alquilas tu vientre, o como pretenden ustedes, lo prestas alegremente, ¿prestas también todo eso?
Imagino el sufrimiento que debe ser que en lugar de ponerlo sobre ti en ese mismo momento de nacer, se lo den a otra mujer.
Y ustedes plantean que todo eso se haga por amor al arte, que las mujeres pasen un embarazo y un parto, con los riesgos que supone, y que entreguen al bebé por puro altruismo, sin esperar nada a cambio. Señores, seamos serios, eso es completamente irreal a día de hoy en España, no responde a ninguna demanda social y no puede esconder más que una segunda intención de abrir la puerta de atrás, a escondidas, al comercio de bebés y el alquiler de úteros en beneficio de los lobbies interesados en la legalización de semejante barbaridad.
Si quieren Vientres de Alquiler, vayamos con la verdad por delante, juguemos limpio, pongamos las cartas sobre la mesa y entonces abramos un debate serio y contextualizado. Pero no nos vendan que un embarazo, un parto y un desgarro emocional como el que supone entregar a un bebé a un tercero, es una práctica altruista en demanda y que precisa regulación en España en pro del bien común.
Es más, aunque hubiese por una remota casualidad alguna mujer en España dispuesta a semejante heroicidad sin realmente ningún otro interés oculto más allá de hacer feliz a una pareja que no puede tener hijos, el que pide ese esfuerzo inmenso a una mujer no lo hace en absoluto de manera altruista sino que quiere satisfacer un deseo de paternidad. Pues siendo así, seamos altruistas todos y que adopten o acojan un niño, que hay cientos de niños en España esperando ser acogidos, recibir amor y abrazos. Y dejen a las mujeres en paz.
Y, por cierto, aunque fuese cierto ese pretendido altruismo (que no me lo creo de ninguna manera), no deja de ser utilizar el cuerpo de la mujer como un horno gestacional. En definitiva, una cosificación de la mujer, sea gratis o no. Y el bebé sigue siendo un producto que se le encarga a alguien, en este caso un producto de “trueque” en lugar de uno comercial, pero a fin de cuentas, un producto.
Al pan pan, y al vino vino.
Para más información: www.womenworldplatform.com