Sorprende y decepciona profundamente observar cómo los organismos públicos canarios (Ayuntamiento, Cabildo y Gobierno de Canarias) forman parte activa en una labor de injerencia y desvío sexual social, impensable hace escasos años; e incluso, los financian con fondos públicos.
A este respecto, las concejalías o consejerías de “igualdad” hasta ahora han demostrado tener un propósito principal velado. Se escudan en el pretexto de la igualdad y de la prevención hacia la violencia de género para implementar la “ideología de género” en nuestra sociedad.
Por supuesto que la educación de nuestros jóvenes se forja principalmente en la familia y en los centros educativos, y que es imprescindible asentar en ellos buenos cimientos, para que en el futuro resulten hombres y mujeres de provecho.
También es obvio que hoy en día personas no heterosexuales ocupan cargos y puestos de relevancia, tanto en los organismos públicos como en los centros educativos, y que algunos de ellos procuran fomentar entre los que están a su cargo, su propia orientación sexual como algo bueno y normal en la sociedad. Sin embargo, como sabemos, la OMS (Organización Mundial de la Salud) constata lo que ya muchos sabíamos, y es que, los desvíos sexuales que promueve la “ideología de género” impulsados prioritariamente por el colectivo LGTB (lesbianas, gais, bisexuales y transexuales) obedecen principalmente a desvíos psicológicos. Sin embargo, ésta es una realidad que muchos se empeñan en no querer reconocer, pues no les conviene.
Por supuesto, que no se trata de discriminar a nadie; pero sí se trata de “no” hacer ver como bueno y normal algo que no lo es. El no aceptar la ideología de género “no es homofobia”; es decir no a lo que confunde a unos chicos y chicas en período de formación. Nuestro deber hacia los que están en período de aprendizaje es formarlos en el bien y en los buenos valores; no deformarlos e impedir que otros los confundan y deformen. Es transmitirles que es tan perjudicial el machismo como el feminismo.
Como sabemos, la infancia y adolescencia son momentos muy delicados en el desarrollo personal, en los que debemos esmerar el cuidado y la protección de nuestros pequeños, pues son muy vulnerables y absorben con facilidad las ideas y referentes de su entorno. Es nuestro deber inculcarles una formación interna y externa, académica y espiritual adecuada; pero si en vez de guiarlos por buenas sendas, dejamos que otros los confundan, entorpezcan su formación y los lleven por las mismas sendas desviadas que eligieron para ellos, entonces, la evolución de estos chicos y chicas tendrá como base o punto de partida un sendero torcido, resultando por tanto, una involución.
Una de las tácticas que emplean los que promueven la “ideología de género” es decir “que sean los propios niños los que definan su género” –y esto lo dicen en casos en los que el niño o niña en su entorno inmediato está viendo homosexualidad, lesbianismo u otras tendencias más depravadas-. ¡Pero esto no es así! A nuestros infantes y adolescentes hay que llevarlos de la mano para guiarlos y educarlos –y esta es misión de todos (padres y profesores)-; no son los pequeños los que guían, pues ellos no saben, máxime si viven en un entorno confuso y turbio donde hay tanta información y tantas tendencias.
Los pequeños cuando ven una película de personajes de ficción, creen que son o pueden ser Superman, Batman o que incluso pueden volar; sin embargo, no lo son y si intentan lanzarse de un edificio y volar, se estrellarán estrepitosamente. Lo mismo ocurre con la distorsión sexual que estos colectivos de LGBT quieren inculcarles, para así ellos no sentirse extraños consigo mismos.
¿No procura también un alcohólico, una prostituta o un drogadicto que los demás corran su misma suerte? Sin embargo, estos son caminos no deseables para nadie.
Es cierto que no debemos tirar nunca la toalla y educar en el respeto, en el civismo, en la no violencia y también en los valores sociales y morales, pues todos somos responsables de nuestras acciones y también de nuestras omisiones; por ello, estas campañas promovidas por los organismos públicos, como por ejemplo ésta última de la Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Las Palmas cuyo eslogan es “El amor es libre, no ata ni mata” y que en su cartel anunciador se derriba el machismo (pero no el feminismo), es una invitación y potenciación camuflada de la “ideología de género”, pues implícitamente, ésta campaña, está pretendiendo dejar sin efecto el vínculo o lazo voluntario que se establece entre un hombre y una mujer a través del matrimonio.
En este sentido, se está convirtiendo en habitual que el mal enraizado en nuestra sociedad y en buena parte de los que debieran guiar correctamente nuestro desarrollo, utilicen nobles conceptos como “respeto, libertad, igualdad y participación” para malintencionadamente tergiversarlos y de esta forma abrir las puertas y dar rienda suelta a sectores, políticas e ideologías que son perjudiciales para nuestros jóvenes, y por ende, para nuestra sociedad.
Si nuestros organismos públicos desean emprender actuaciones que favorezcan un correcto desarrollo social, debieran centrarse otros muchos aspectos de los que hoy en día adolecemos, y que son muy necesarios, tales como:
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Campañas para evitar que los jóvenes –normalmente por despecho- presenten “falsas denuncias”, pues aquí encuentran una forma de venganza contra sus parejas, por la cual, además, con frecuencia pueden obtener una ayuda económica. Y aunque hay una guerra de porcentajes al respecto, se estima que más del 70% de las denuncias por violencia de género, son falsas.
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Campañas para que los jóvenes entiendan que deben cuidar su entorno; que “los servicios de limpieza no son sirvientes a su disposición”, ni están para que recojan lo que ellos a propósito tiran, pues lamentablemente, es frecuente ver que “la salida o fachada de algunos colegios e institutos parecen auténticos estercoleros”, sin que ningún director o profesor aleccione a los alumnos para que tiren sus residuos o envoltorios en las correspondientes papeleras o contenedores.
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Campañas para que los excrementos de las mascotas –principalmente perros- se recojan del suelo en “bolsas de plástico herméticamente cerradas” para que no den olor, en vez de no recogerlos o retirarlos con un simple papel de periódico abierto, ambientando desagradablemente el entorno hasta que llegue y actúe el servicio de limpieza correspondiente.
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Campañas para evitar los numerosos graffitis que han ocasionado daños y deteriorado visualmente numerosos inmuebles particulares y públicos de nuestra ciudad (locales y viviendas).
En definitiva, hay muchas acciones positivas que podemos acometer, pero entiendo que debiéramos centrarnos en las que formen, no en las que deformen. De hecho, hasta hace pocos años, nunca nuestros organismos públicos se ocuparon de temas relacionados con la sexualidad, y mucho menos con los desvíos sexuales; sin embargo, ahora parece que ésta es su principal actividad.
En mi opinión, todo esto en el fondo es una lucha entre el bien y el mal que está afectando a nuestra isla, a España, a Europa y al mundo entero. Sólo hay que ver las noticias para darse cuenta de la convulsión que se está generando y expandiendo. Por ello, considero una misión de todos y cada uno de nosotros el no cruzarnos de brazos y luchar pacífica pero activamente a favor de los nuestros, especialmente de los más vulnerables.