Este fin de semana hemos comido varios amigos juntos. Uno de ellos, es partidario de comer, dentro de lo que tenemos por el barrio, en un sitio que sea prudente. Vamos, que no sea excesivo el precio, como creo que hacemos todos, o casi, habitualmente.
De la misma manera, en las familias, cuando se hacen las compras, conociendo los precios de varios comercios o centros comerciales, de un producto, perfectamente identificado, se compra en el lugar más barato. Insisto, estimo que suele ser lo habitual.
De la misma manera, cuando esa gente normalita, ustedes y yo, si montáramos un restaurante o un bar, compraríamos, por ejemplo, el vino o las cervezas, al precio más barato, y hablamos del mismo producto o similares. Como se decía antes, miramos la pela. Ahora sería el euro.
Pues bien, este hombre, jura y perjura que en su empresa, que era del gremio de la construcción, las mujeres cobraban menos por el mismo trabajo.
Por la tarde me encuentro a una vecina, que trabajó en una de las mayores empresas de España, que dice que eso no es así. Todos cobraban los mismo.
Estos días, por televisión, una sindicalista indicaba que en el Ministerio de Fomento las mujeres cobran menos que los hombres. Pero, claro, lo justifica: piden más permisos que los hombres, es decir, el truco es que trabajan menos.
Y, claro, el Sr. Ministro no es que pague menos a las mujeres por el mismo trabajo, sino que las mujeres trabajan menos horas o días, y, por ello, con dinero público, se las paga menos por ese motivo, y no por otro.
¿Será éste el misterio de la famosa brecha salarial entre ciudadanos y ciudadanas, mujeres y hombres, trabajadores y trabajadoras, obreros y obreras, etc. y etc.?
Y si el problema es que las mujeres divorciadas/separadas que trabajan cobran menos porque piden más permisos, para cuidar a los hijos, como ustedes comprenderán, quiero pensar que a esa representante sindical, a lo mejor, se la puede ocurrir que la solución, en esos casos, es, como ustedes ya estarán pensando, recomendar a sus afiliadas y afiliados la custodia compartida.
Por otro lado, no quiero pensar que ustedes sean algo tontos y cuando monten un restaurante vigilen el precio del vino o las cervezas, y en lugar de contratar mujeres, que dicen que las pueden pagar menos que a los hombres, tiren la casa por la ventana contratando hombres. O creen mal ambiente en su negocio, pagando menos a ellas que a ellos. Por el mismo trabajo, por supuesto.
Y ahora van, y lo cascan.
Jesús AYALA CARCEDO, delegado de la ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE PADRES DE FAMILIA SEPARADOS-A.P.F.S.-BURGOS.