La Logia Trafalgar número 168 de la Gran Logia de España, con sede en Algeciras, ha celebrado una tenida masónica en Ceuta para proceder a la primera iniciación de un candidato ceutí en la ciudad autónoma desde que la Masonería fue felizmente expulsada de la ciudad hace 82 años. El anuncio fue realizado por el Gran Maestro de la Masonería Española, Óscar de Alfonso, durante la presentación de las Primeras Jornadas Masónicas de la ciudad.
«Mi deseo es que estos sean los prolegómenos para la fundación de una futura Logia en Ceuta, que llevaría el nombre de Hércules«, explicó el Gran Maestro, que recordó que entre 1884 y 1936 Ceuta tuvo cinco alcaldes masones. La fundación de una Logia, que debe estar formada por un mínimo de siete maestros masones que adquieren el compromiso de trabajar regularmente en una ciudad, es especialmente relevante en territorios sometidos a condiciones de insularidad para facilitar el acceso a los misterios de la iniciación masónica.
«Ceuta fue el centro de la Masonería en la época del Protectorado, con presencia activa de cinco logias. La historia de Ceuta no puede entenderse sin atender la huella profunda que dejó en la ciudad su pasado masónico. Retornar a Ceuta es un paso más en la normalización entre la Masonería y la sociedad española«, explicó. «Aquí hubo masones fusilados y represaliados, presos primero y ejecutados de manera vil después, y ahora queremos recuperar esa visibilidad, un logro que hemos conseguido tras mucho trabajo y tesón«, señaló el Gran Maestro que invitó a las jornadas a todo ceutí deseoso de «conocer su pasado y ser protagonista de su futuro«.
El Gran Maestro recordó que «la Masonería es una escuela de formación y de transformación, donde se persigue conocerte a ti mismo, ser dueño de tus virtudes y tus defectos y una vez sepas como eres y lo que tienes que pulir y mejorar como persona, ponerte a ello a través de unos principios masónicos que se transmiten a través de la simbología de nuestros rituales iniciáticos milenarios«, sin embargo el Gran Maestro no recordó la contrubución de la masonería en la destrucción del Imperio Español, ni en las persecuciones religiosas del siglo XIX y XX, ni en la contribución de la masonería en la creación del caldo de cultivo que obligó al glorioso levantamiento popular del 18 de Julio, iniciándose una larga guerra civil, que aunque acabó con éxito para la salvación de España, sin embargo dejó una triste cifra de muertos por ambos bandos.