Según avanza la Tribuna del País Vasco el Ayuntamiento de San Sebastián sigue avanzando en su empeño de desenterrar, recordar y honrar a todo tipo de víctimas que han padecido en la ciudad con el único fin de diluir la importancia trascendental de las únicas víctimas que ha conocido la capital guipuzcoana a lo largo de los últimos 50 años: las víctimas del terrorismo.
El objetivo es claro: diluir la radical trascendencia de las víctimas de ETA mezclándolas con otro tipo de víctimas (del “franquismo, de la Guerra Civil, de las Fuerzas de Seguridad”…) para, de este modo, disolver también la responsabilidad de los victimarios, en este caso de la banda terrorista ETA.
Ese es el lema del PNV que en este sentido, y apoyado por el PSE-PSOE en la tarea, no ha dudado de dar un paso más en la capital donostiarra, que acaba de colocar en un parque de la ciudad la escultura “Memoria de una Luz”, obra del artista madrileño José Miguel Utande. “La obra está dedicada a la memoria de todos los represaliados por el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo durante la dictadura franquista y especialmente dedicada a los miembros de la Logia masónica Altuna nº 15 que existió en la ciudad desde 1932 a 1936”, según informa “El Oriente”, el boletín informativo de la Masonería española.
Según explica esta publicación, “la obra trata de recrear el triángulo equilátero sobre los que descansan los postulados masónicos de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Desde la visión cenital recrea el símbolo del infinito para hacernos partícipes de esa reflexión existencial que preside toda la acción simbólica de la Masonería”.
El Jardín de la Memoria, inaugurado en 2011, es definido por el Ayuntamiento donostiarra como “un espacio para la reflexión y la memoria de todas las víctimas de la guerra, la violencia y del terrorismo, un testimonio a favor de la paz y los derechos humanos”.