Cuando el hermano de Thor, Loki logra acceder al poder ilimitado del Cubo Cósmico, Nick Fury, director de la agencia para mantener la paz internacional, inicia el reclutamiento de unos superhéroes para vencer una amenaza sin precedente contra la Tierra. Al equipo de ensueño de Fury se unen Iron Man, Capitán América, Hulk, Thor, Viuda Negra y Ojo de Halcón.
Traemos el recuerdo de esta saga cinematográfica porque, como iremos viendo, encontramos ciertas similitudes y algunas disidencias con lo que podría estar ocurriendo en España. Aquí también ha surgido de la sociedad un héroe que proclama estar dispuesto a todo con tal de mantener la paz, en este caso, más modestamente, sólo se plantea la paz de España y su poder, claro. Eso dice, aunque lo cierto es que, por el contrario, ha conseguido que las aguas que estaban mansas, aparezcan ahora como un tsunami: media población pidiendo que no ponga en práctica su objetivo.
¿Cuál es su objetivo? Pues muy alejado del de aquellos héroes de nuestros primeros tebeos (entonces no estábamos tan americanizados y no se empleaba la palabra comic).” Roberto Alcázar y Pedrín”, “El guerrero del Antifaz” (cuyo drama personal podría tener relación con la realidad que vivía el país en los años 40, en el que mucha gente renegaba de su pasado para abrazar la nueva realidad) o “El Capitán Trueno” que defenderá valores mucho más universales y alejados de la simplista pugna contra «el moro » o de la lucha contra los salvajes caníbales americanos. Sería actualmente lo que podríamos denominar un defensor de los derechos humanos, pero a pesar de ello, en nada se parece a este héroe actual.
El fin de este nuevo Loki una vez accedido al poder ilimitado del Cubo Cósmico español consiste en vengarse de una persona que lleva 43 años fallecida y enterrada en una basílica católica, lo cual plantea al héroe varios problemas:
1) En España, a pesar del poder ilimitado del que cree poder disponer el nuevo Loki no se pueden exhumar restos si la familia del fallecido no lo consiente, como es el caso.
2) Los monjes de la basílica no dan permiso para la exhumación lo que es preceptivo. (Por cierto que los corifeos que tanto vociferan contra la Iglesia, ahora claman al Papa a que obligue a los monjes a incumplir su obligación)
3) La inhumación en la Basílica se hizo por orden y deseo del entonces recién estrenado rey Juan Carlos I:
“Excmo. y Rvdmo. Padre Abad de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos y Reverenda Comunidad de Monjes: Habiéndose Dios servido llevarse para SI, a SU EXCELENCIA EL JEFE DEL ESTADO Y GENERALISIMO DE LOS EJERCITOS DE ESPAÑA, DON FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE (q.e.G.e.) el pasado jueves día 20 del corriente, he decidido que los Excmos. Señores Don Ernesto Sánchez-Galiano Fernández, y Don José Ramón Gavilán y Ponce de León, Primer y Segundo Jefes de la Casa Militar y Don Fernando Fuertes de Villavicencio, Jefe de la Casa Civil de S. E. e Intendente General, que acompañan a los Restos Mortales de SU EXCELENCIA, os los entreguen. Y así os encarezco los recibáis y los coloqueis en el Sepulcro destinado al efecto, sito en el Presbiterio entre el Altar Mayor y el Coro de la Basílica, encomendando al Excmo. Señor Ministro de Justicia, Notario Mayor del Reino, Don José María Sánchez-Ventura y Pascual, que levante el Acta correspondiente a tan Solemne Ceremonia.
Palacio de la Zarzuela, a las dieciséis horas del día 22 de noviembre de mil novecientos setenta y cinco.
Yo el Rey.
Al Excmo. y Rvdmo. Padre Abad Mitrado de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, Don Luis María de Lojendio é Irure.
Todas estas razones no arredran al gran héroe. La familia de Franco es amplia y variada, lo que le permite tratar de meter “cuñitas” para lograr el permiso y lo del rey ha sido mucho más fácil porque el nuevo, que hereda de su padre la corona que Franco a su vez otorgó o consintió, firma, sin problema, el decreto ley que hace saltar por los aires la orden de enterramiento dada por su real padre.
Y la gente sencilla, esa que dicen pide a gritos que saquen a Franco de su tumba, no sale de su asombro y se pregunta, como un “chico Martini” (por cierto, me llama la atención que a pesar de la galanura con la que posa, las feministas no le han coreado como hicieron a la llegada de Felipe González, −que no estaba a su altura en fotogenia−, aquello de “Felipe capullo queremos un hijo tuyo”), se pregunta, digo, cómo puede albergar tanto odio como para no dejar en paz a los muertos.
El pasado viernes 31 de agosto de 2018, han ratificado que la exhumación de Franco se aprobará en el Congreso como decreto ley. Los herederos, remitieron hace unos días al héroe y ayudantes un burofax en el que advertían de que si sigue adelante con la exhumación de los restos de su antepasado, podría incurrir en un delito de prevaricación y usurpación de funciones, además de otro de «profanación de sepultura». Sorprendentemente, la defensa de los restos de su abuelo, ha sido considerada por estos demócratas, como amenazas.
Esto de la profanación de sepulturas les viene de antiguo. Durante la guerra civil, esa que no perdonan que ganara Franco, fue un entretenimiento bastante habitual por parte de las milicias en la España republicana. Recordemos, por ejemplo, la actuación de las milicias libertarias de José Olmeda Pacheco que en Madrid tomaron la iglesia del Carmen y llegaron a profanar las tumbas. Sacaron los cuerpos y esqueletos de los curas y monjas, y los colocaron haciendo toda clase de posturas. Aquello no les debió parecer suficiente pues llegaron a dejarlos a modo de exposición y cobrar entrada por una visita macabra. Esperemos que los de ahora no lleguen a tanto.
El Papa Pío XII a finales de diciembre de 1953, concedió a Franco su máxima condecoración: el gran collar de la Orden Suprema de Cristo, que le impuso en el Palacio de El Pardo el nuncio de Su Santidad en España, monseñor Ildebrando Antoniutti. Clama el digital Público.es, menospreciando lo que llaman “los servicios” de Franco a la Iglesia, que ésta no le haya retirado la mencionada condecoración. Protestan, pero no mencionan los “servicios”, no pueden decir que la gran matanza de religiosos y cristianos se produjo durante la Guerra Civil en la zona bajo control del Frente Popular donde fueron asesinados 6.832 religiosos, además de 3.911 seglares y casi 1.000 seminaristas. Un total de 11.743 personas asesinadas por el odio a la fe y en muchos casos, tras haber sufrido torturas aberrantes. En Madrid, por ejemplo, varios sacerdotes fueron echados vivos a las jaulas de los leones que había en la Casa de Fieras del Parque del Retiro. En Barbastro, el obispo don Florentino Asensio, sufrió severas amputaciones antes de ser asesinado. En Camuñas, Toledo, tres sacerdotes fueron arrojados vivos a un pozo de treinta metros al que se lanzaron después objetos pesados para aplastarlos cuando todavía estaban vivos; o el caso de la actual beata Apolonia Lizárraga a la que “aserraron, descuartizaron (en cuatro partes) y luego en trozos más pequeños fue devorada por cerdos que en la checa de San Elías(Barcelona) engordaban en número de 42”[1]. Solo son unos pocos ejemplos. No se entiende por eso la actitud, de al menos aparente displicencia, que en este tema adoptan algunos miembros de la Iglesia.
Una de las acusaciones que lanzan contra Franco y que repiten como mantra es que fue un genocida por los represaliados que hubo después de la guerra, pero ocultan decir que lo fueron por sentencia judicial con fiscal y abogado de carrera, (no por milicianos iletrados de los comités del pueblo, desconocedores de las leyes) y que resultaron inculpados por los crímenes que habían cometido contra gente civil indefensa, religiosos y laicos. Mujeres y hombres no combatientes, acusados de desafectos, incluidos niños de 13 y 16 años, sacados de su casa y asesinados en las cunetas, pozos, puentes y en el mar que todo lo tapa. En el libro El terror rojo en España de José Javier Esparza, se cuenta como 60.000 españoles fueron vilmente asesinados por el Frente Popular entre 1936 y 1939. Con la Ley de Memoria Histórica y ahora con el “sanchismo-leninismo[2]” van tratando de minimizar estos recuerdos, mientras se homenajea a los asesinos teniendo buen cuidado de no decir los méritos que les amparan, porque de este modo, como víctimas, sirven de munición continua contra Franco.
Entre los problemas de España que más preocupan a estos gobernantes, además de la mencionada exhumación está la recalificación del Valle que ahora, en un nuevo bandazo, dicen que será un cementerio civil, cuando los camposantos dejaron de tener esta consideración con la Constitución en 1978. Todos sabemos que sibilinamente introducen la idea de que es una concepción igualitaria de la sacramental cuando en realidad se trata de un engaño más que conduce al derribo de la Cruz. Las van derribando poco a poco llegando a pedir que la del Valle desaparezca junto a la Basílica. Supongo que les gustará recordar el momento en el que llevados de su idiocia extremista destrozaron el monumento y fusilaron la escultura del Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles.
Así que podemos decir que esta “bola de nieve” de mentiras y radicalidad que se ha montado alrededor de este tema viene impulsada, no por enfervorizadas voces del pueblo español, sino por la ONU; debemos por ello recordar que una de las características que diferencian a los Vengadores de cualquier otro grupo de superhéroes es que son reconocidos por su heroísmo y responsabilidades, contando con el pleno apoyo de casi todas las naciones del planeta (en el supuesto de los españoles a que nos venimos refiriendo no es tan seguro), pero sí que en algún momento están financiados por la ONU para la que suelen desempeñar misiones como las que intentan llevar a cabo. Para comprender las relaciones en este proceso conviene saber que para convencer a su grey de la imperiosa necesidad de sacar a Franco de su tumba y dar más fuerza a sus argumentos, se apoyan en que un grupo de expertos de derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha celebrado la revisión de la Ley de Memoria Histórica, (que anunció ante la Comisión de Justicia del Congreso la ministra Dolores Delgado), y la exhumación de los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos[3]. Con ese refuerzo de una institución supranacional pretenden dar otra vuelta de tuerca a la ley de Zapatero sometiendo al pueblo a lo que vaticinó Orwell en su obra 1984: el Ministerio de la Verdad.
De modo que si continuamos con la ficción cinematográfica de la serie Los Vengadores, descubriremos a los tres personajes fundamentales del equipo, Capitán América (considerado a día de hoy uno de los miembros fundadores del grupo), formando junto con Thor e Iron Man la icónica «Trinidad Vengadora», los tres representados por personajes muy involucrados desde hace años, en el tema que nos ocupa y con gran vinculación con el organismo supraestatal.
El último objetivo que la Asamblea General de la ONU ha transmitido para España, pero que fue aprobado ya el 20 de diciembre de 2006 por la Asamblea General de la ONU, a instancias del ex juez Garzón, obliga a España a “crear una comisión de la verdad sobre los crímenes de derecho internacional cometidos durante la guerra civil, para lo cual la fundación del ex magistrado Garzón lleva semanas de ‘campaña’ para conseguir que Naciones Unidas obligue a España a crear dicha comisión. Pero si el fin de la ONU es «crear una autoridad supranacional que tenga como fin, no suprimir las causas de los conflictos, sino resolver pacíficamente las diferencias entre las naciones” por qué ha de intervenir si España no tiene conflicto con ninguna nación? Más parece un subterfugio para desestabilizar a España. Sin embargo, también es una manera de conseguir su objetivo político: limitar la soberanía de los Estados y colocarlos bajo control de un poder político mundial. El método para alcanzar este objetivo no es tanto revolucionario, entendido por la fuerza; sino reformista, dentro del espíritu de Gramsci, pero tanto o más peligroso.
Trabajando firmemente en conseguir este “mandato” de la ONU (¿dónde queda la soberanía de España?), se encuentran, por supuesto Garzón si bien en la sombra de momento; su fiel colaboradora la actual ministra de Justicia, Dolores Delgado, y Hernán Hormazábal, catedrático de Derecho Penal y presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos de España[4]. Además del triunvirato, también forman parte del equipo de asesores en materia de justicia universal los expertos José Ricardo de Prada, Manuel Ollé, profesor de Derecho Internacional y recientemente abogado defensor de uno de los agresores a los guardias civiles de Alsasua y Manuel Miguel Vergara, profesor de Derecho Penal, asesor de la Fundación Internacional Baltasar Garzón y abogado de su despacho privado, Ilocad. Estos son los expertos encargados de la destrucción y reconstrucción de la realidad en la Historia.
Algunos se preguntan qué es la Comisión de la Verdad. Es un organismo no judicial que tiene la función de ofrecer una explicación sobre lo sucedido en el desarrollo de un conflicto. Ya han conseguido implantarla en varios países, sobre todo en Hispanoamérica y de acuerdo con los procesos particulares (diálogos de paz, transiciones democráticas, etc.) asume tareas relacionadas con la definición de causas, consecuencias e incluso responsabilidades. En esencia, elabora un relato histórico sobre un conflicto y en la mayoría de los casos tiene como insumo el testimonio de las víctimas.[5] El problema radica en que al igual que la Ley de Memoria Histórica no se aplicará con el debido rigor y objetividad. En la de Nicaragua la comisión está formada por sandinistas por lo que desconfío que tengan mucho interés en aclarar los crímenes causados por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). En Colombia o Cuba tiene participación muy activa, el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel[6], muy cuestionado por sus actuaciones siempre tendentes a posicionarse a favor del marxismo, lo que le hace actuar de manera poco objetiva. En España, con motivo del proceso de paz de ETA, tuvo un contraste de pareceres con Mayor Oreja. Posteriormente se ha demostrado que éste tenía razón.
Según el mandato de Naciones Unidas, cuando se establecen las comisiones se debe fijar el periodo a investigar (según ha avanzado Sánchez sería la guerra y la dictadura hasta 1975), cómo se va a trabajar, cuándo acabará la comisión, qué presupuesto tiene y quién la financia. Este organismo internacional calcula que no cuestan menos de 4 millones de euros, aunque destaca que, según su complejidad, pueden llegar a más de 10 millones. Recomienda que sean las instituciones las que financien toda o la mayor parte para asegurar su viabilidad. Sánchez de momento no ha dado detalles económicos. Con un 100% de déficit en el país, se desconoce de dónde va a salir el dinero, pero pueden Vds. entrar en pánico.
En el caso español, el experto en justicia transicional Jordi Palou avisa de varios obstáculos: primero, el hecho de que haya que investigar dos momentos históricos muy distintos: la guerra y la dictadura, y que hayan pasado más de 80 años del conflicto complica el trabajo, a pesar de lo cual, como la ONU manda (en realidad, la poderosa organización que la creó), obedecen ciegamente. El Ministerio de la Opulencia, Hacienda en lenguaje orwelliano, ya proveerá.
Ciertamente la manipulación de la Historia vienen haciéndola desde hace tiempo. Lo último es el monumento que Carmena quiere erigir en honor de asesinos cargados de mochilas con muchísimas víctimas NO COMBATIENTES, pero no importa: los malos son nuestros y, por ello, pasan a ser buenos y viceversa. Es lo que ha pasado en fechas más recientes con las víctimas de los etarras; los homenajeados son los asesinos.
Las declaraciones con que nos venden el proyecto, siempre parecen aceptables, lo malo es que una cosa es lo que dicen y otra lo que hacen, y que, dado como tratan de imponer su versión de los hechos, no parece augurar un buen futuro. Esta impresión viene corroborada por la declaración de la ministra Delgado anunciando que el nuevo proyecto de ley revisando la Ley de Memoria Histórica, prevé la censura de los libros y publicaciones que supongan una justificación del régimen de Franco. Por extensión, se condenará el propio alzamiento militar, y cabe pensar que cualquier juicio que suponga una crítica a la Segunda República, y que por tanto pueda considerarse una exposición de motivos para el golpe de Estado. Lo mismo ocurrirá con la exposición de los crímenes del bando republicano. O con las críticas a la oposición a Franco.[7] Hablan de penas de hasta cuatro años de prisión y quince de inhabilitación por escribir lo que consideren prohibido sobre el franquismo o la Segunda República. Esta sociedad adocenada no se escandaliza ante la mera posibilidad no ya de que se impongan duras penas de cárcel por expresar ideas, sino simplemente porque se pueda prescribir una verdad oficial a la que todos debemos sumarnos. Además ¿Qué verdad es ésa? Una verdad que teme a la Verdad, una historia que teme la Historia, un diktat que se dice antidictatorial, un progreso hacia la censura más descarnada.
Pero es de temer que su acción no quede en eso. La larga mano de Baltasar Garzón, intentará ilegalizar la Fundación Francisco Franco. Es de esas medidas injustas pero fáciles. Cuentan con que nadie, en el fondo, va a salir en defensa de una institución que lleva el nombre de un dictador. Es necesario recordar que tienen todo el derecho a defender el legado de Francisco Franco, de su régimen y de lo que les dé la gana, basándose en eso que aplican cuando quieren, especialmente si es para denigrar el simbolismo de las imágenes religiosas y que llaman libertad de expresión. Nos tememos que, por el contrario, con esa doble vara de medir que tanto practican, si permitirán que Pablo Iglesias ensalce a sus idolatrados Marx, Lenin y Stalin con la intención de convencer a incautos y someternos a todos a su dictadura de progreso, ocultando los millones de víctimas que causó allí donde consiguió implantarse.
No obstante, ni siquiera es esa la cuestión. Una vez roto el dique a los abusos del poder por la grieta de la Fundación Francisco Franco, caerá sobre nosotros, sobre todos nosotros, un torrente de censuras, prohibiciones y penas[8]. Se avecina un lavado de cerebro total; no habrá pensamiento tal como hoy lo entendemos. La ortodoxia significa no pensar, no tener necesidad de pensar. La ortodoxia es inconsciencia. «Cualquier día de éstos –pensó Winston con una repentina y profunda convicción— vaporizarán a Syme. Es demasiado inteligente. Ve las cosas con demasiada claridad y las expresa sin ningún rodeo. Al Partido no le gusta esta gente. Un día desaparecerá. Lo lleva escrito en la cara.» (Orwell, 1984)
El lavado de cerebro llegará a ser tan grande, que conseguirán, en el culmen de la exigencia, que rechaces la evidencia que los sentidos te ofrecen (2+2 no son 4, sino 5 como te dicen; lo de la fuerza de la gravedad, vete tú a saber y la inalterabilidad del pasado, no es tal). La cuestión, como vaticinó Orwell es imbuirnos su filosofía que negaba tácitamente no sólo la validez de la experiencia, sino la propia existencia de la realidad. La mayor herejía era el sentido común y expresarlo.
Ante esta institucionalización de la más atroz censura agravada con multas y penas de cárcel, naturalmente la sociedad que no se deja arrastrar como las ovejas que mostraba Orwell en “Rebelión en la Granja” se ha indignado. Es por ello que más de doscientos políticos, historiadores y otros expertos, como el historiador Stanley Payne, los políticos Jaime Mayor Oreja, Joaquín Leguina, María San Gil, Alberto Ruiz-Gallardón, Ignacio Camuñas, Alejo Vidal Cuadras, Santiago Abascal, el bisnieto de Franco Luis Alfonso de Borbón o el militar Santiago Miláns de Bosch han firmado un manifiesto de la Fundación Nacional Francisco Franco contra la reforma de la ley de Memoria Histórica del PSOE y la exhumación de Franco. El texto, «Manifiesto por la historia y la libertad», apunta que «no se puede imponer por una ley un único relato de la Historia», ya que ninguna normativa «debe o puede variar los hechos históricos».
Pero los mencionados héroes están firmemente decididos a llevarlo a efecto. Si quieren seguir subiendo escalones en la pirámide, deberán pagar el peaje por la ayuda de la Orden, así que creo que es difícil que esto se solucione fácilmente. Por el contrario, veo a la sociedad española en una situación de opresión y censura como la que describe Orlando Figes en su obra “Los que susurran” en la que hace una amplia panorámica de la esfera de la intimidad en tiempos del Terror soviético. Son historias que cubren los diversos períodos de la represión administrada sobre la población desde la oleada inicial de 1918-1921 hasta la del período final del gobierno de Stalin, entre 1948 y 1953. Los cubanos saben mucho del tema. Familias con 25 años de convivencia, se ocultaban antecedentes familiares si aquéllos no habían sido muy partidarios de la ideología leninista. Se trata, pues, de la historia de gentes que debieron aprender a morderse la lengua y hablar en susurros con tal de sobrevivir, pues no podían fiarse de quien podía escuchar tras la pared; ni tampoco, si había niños, por lo que éstos, inocentemente, pudieran contar y, por eso mismo, perjudicarles.
Pocos regímenes lograron un nivel tan elevado de control social por la vigilancia mutua como el estalinista. En pocos regímenes como éste se verificó de modo tan pronunciado un fenómeno como el de la doble vida que tantos se vieron forzados a llevar, especialmente aquellos que se habían formado antes de la revolución; personas que en público aparecían como silentes ciudadanos soviéticos, en el secreto de sus hogares se aferraban desesperadamente a sus viejas ideas y creencias, en una suerte de «inmigración interior» de la que solían excluir a sus hijos: por el bien de éstos, muchos padres consideraron preferible que se moldeasen según el patrón soviético. Eran estrategias de supervivencia que quizá deberíamos aprender por si llegamos a estar inmersos en un “paraíso estalinista”, o tenemos que emprender como los venezolanos, la huida de “su paraíso”, teniendo en cuenta el padrinazgo e influencia del estalinismo, antiguo y actual, en las izquierdas españolas.
Aunque, también es posible, teniendo en cuenta que el objetivo de este Ministerio es el de ocultar y dar la vuelta a la verdad, que España se vea de nuevo obligada a transitar por una etapa diocleciana, por resistirse a la imposición a mentir, ya que muchos, además de en susurros, preferirán seguir el ejemplo de Juan el Bautista ante Herodes y no se arredrarán por dar testimonio de la Verdad.
[1] Antonio Montero en su Historia de la persecución religiosa en España, 1936-1939 p. 161
[2] Así lo llama el gran periodista, filólogo, escritor y pensador Federico Jiménez Losantos
[3] http://www.europapress.es/nacional/noticia-expertos-onu-celebran-revision-ley-memoria-historica-exhumacion-restos-franco-20180725133851.html
[4] Una de las distintas ramas (“Obediencias, Potencias” en su léxico) del árbol masónico. Todas coinciden en sus raíces y en el tronco. Son mucho más homogéneas de lo que a veces se piensa, se dice y hasta se escribe. Padre Manuel Guerra | 13 junio, 2016: https://infovaticana.com/blogs/manuel-guerra/objetivos-la-masoneria-la-celebracion-del-tercer-centenario-fundacion/
[5] http://pacifista.co/10-puntos-clave-sobre-la-comision-de-la-verdad/ .
[6] El 3 de enero de 2006, Oscar Espinosa Chepe (economista y periodista independiente cubano), entregó en la embajada argentina en Cuba, una carta dirigida a Adolfo Pérez Esquivel, en su condición de Premio Nobel de la Paz. El remitente de la misma, había sido condenado por el régimen castrista a 20 años de cárcel desde marzo de 2003 y liberado desde el 29 de noviembre de 2004, con “licencia extrapenal hasta que se considere que ha recuperado su salud”. Significativamente decía:
(…) “nos resulta contradictoria su posición de reclamar el cese de la pena de muerte en Estados Unidos, mientras se ha mantenido callado luego del fusilamiento de tres jóvenes cubanos negros en Abril de 2003, y las decenas de hombres que son mantenidos en pabellones de la muerte para en cualquier momento ser fusilados. La única actitud decente es reclamar la erradicación de la pena de muerte en todos los países del mundo, y no silenciar a conveniencia”. Culminaba la misiva expresando: “Sr. Pérez Esquivel, lo instamos a que Usted reaccione y asuma una actitud imparcial ante el drama cubano, dejando a un lado su posición de aliado del totalitarismo. Su responsabilidad como Premio Nobel de la paz lo demanda”.: Luis Maria Rudaz, Boletín nº 77, Publicado por NUESTRA HISTORIA 70 ; https://elquijotesiglo21.blogspot.com/2018/04/b077-adolfo-perez-esquivel-premio-nobel.html
[7] https://disidentia.com/orwell-regresa-a-espana-la-verdad-sobre-la-comision-de-la-verdad/
[8] https://disidentia.com/orwell-regresa-a-espana-la-verdad-sobre-la-comision-de-la-verdad/