La sección primera de la Audiencia Provincial de Lerida ha condena por estafa continuada agravada a los padres de la niña Nadia, al estimar probado que utilizaron la enfermedad de su hija menor como engaño para conseguir donaciones que alcanzaron 402.232 euros.
La sentencia, que es recurrible, ha condenado al padre de la menor a cinco años de prisión y multa de 3.000 euros, y a la madre a una pena de tres años y seis meses de prisión y multa de 2.400 euros.
La Sentencia considera probado que la menor sufre tricotiodistrofia, enfermedad genética de las catalogadas como “raras” que provoca alteraciones cutáneas, oftalmológicas y trastorno del desarrollo y del lenguaje en un contexto de inteligencia límite, aunque sin riesgo vital inminente para la misma, y que aprovechando una enfermedad cierta los padres “urdieron un plan para obtener un lucro patrimonial ilícito, constituyendo la Asociación Nadia Nerea para la tricotiodistrofia y enfermedades raras de Baleares, figurando en sus estatutos como presidente de la misma el acusado Fernando y como tesorera la acusada Margarita”.
Añade el relato de hechos probados que durante los años 2010 a 2016, “los acusados acudieron en varias ocasiones a distintos programas de televisión y concedieron entrevistas a diversos medios escritos de comunicación, siendo muchas las veces en que aparecían en compañía de la menor interactuando con ellos”. Y que “a través de los medios no sólo ofrecían explicaciones de la enfermedad de XXX, sino que también manifestaban que necesitaban dinero para la investigación de la misma y sufragar los elevados costes de falsos tratamientos e intervenciones quirúrgicas en el extranjero que precisaba la pequeña, llegando en ocasiones a afirmar, también falsamente, que ello era necesario para superar el riesgo inminente de muerte en que se encontraba la menor, siendo facilitado a través de los medios el número de cuenta corriente en que hacer donaciones a tal fin”.
En el fallo judicial se considera acreditado que “dichas maniobras lograron efectivamente su cometido» llegando los padres a recaudar más de 400.000 euros.
La prensa también es responsable de la estafa.
Evidentemente, entendemos ajustada a derecho la sentencia que considera probada la estafa, no obstante ¿qué pasa con los medios de comunicación que dieron pábulo a unos padres sin escrúpulos, y sin comprobar previamente la veracidad de sus mentiras?
Según una prensa y unos medios de comunicación acostumbrados al amarillismo la historia de Nadia Nerea rozaba la tragedia. A sus once años, la niña padecía una enfermedad rara denominada tricotiodistrofia, y su caso salto a todos los medios de comunicación tras la publicación de un artículo por parte del periodista Pedro Simón en El Mundo (en el momento de redactar esta noticia no hemos podido encontrar en dicho periódico el enlace a dicha información), aunque en honor a la verdad es necesario decir que no era la primera vez que la pequeña aparecía en los medios de comunicación.
Tras la publicación de esta noticia, el programa de Antena 3 Espejo Público sirvió de altavoz a las mentiras de los padres de la menor, y la recaudación de donativos para financiar los supuestos tratamientos aumento de forma exponencial. Aunque la historia parecía increíble (los padres afirmaban que el tratamiento médico sólo lo podía dispensar un reputado científico que trabajaba desde una cueva de Afganistán, que existía una donante anónima de la que se sabían demasiadas cosas, o tantas otras mentiras que implicaban en el asunto a la NASA y al vicepresidente americano Gore), lo cierto y verdad que diferentes medios de comunicación, con el claro fin de aumentar sus audiencias con una historia sensiblera, dieron pábulo a los padres sin hacer las más mínimas comprobaciones sobre la veracidad de la increíble historia.
Ahora la sentencia condena a los padres por estafa, ¿pero y los medios de comunicación?. Cada día nos bombardean con la existencia de las fake news (los bulos de toda la vida), sin que los propios medios hagan el debido examen de conciencia, y se planteen su responsabilidad en la difusión de historias como la la Nadia Nerea.
En nuestra actual sociedad ¿quién juzga al cuarto poder?