España vive instalada en una pista de circo, ante cualquier acrobacia imposible sabemos que aún hay un más, y mejor. A los ciudadanos la nueva política ya nos ha dado instrucciones de los coches que nos podemos comprar, de la forma que tenemos que hablar, de los papeles que tenemos que firmar antes de cumplir con el débito conyugal … y ahora nos dicen cómo tenemos que vestir a nuestros muertos, y cómo les tenemos que enterrar.
La Conselleria Valenciana de Sanidad anunció el pasado martes que prohibirá la incineración de personas con obesidad mórbida y de cadáveres que hayan recibido tratamientos contra el cáncer mediante inserción de agujas radiactivas. Tamaño dislate figuraba en el borrador de la nueva orden elaborada por el departamento de sanidad.
Evidentemente alguna justificación tenían que dar para prohibir la incineración de las personas obesas, y dicha justificación no podía ser otra que el mantra ecologista: según ellos incinerar un cuerpo de este volumen «necesita una cantidad muy elevada de combustible», lo que conlleva un aumento«considerable de contaminación sobrepasando el umbral de lo permitido».
Lo que no nos dicen es que por ejemplo en el año 2015 fallecieron en la Comunidad Valenciana 44.320 personas, y que solo en la ciudad de Valencia en el año 2013 se generaron 313 mil toneladas de residuos. ¿Y el problema de la contaminación es responsabilidad de los fallecidos con sobrepeso que se incineran?
Pero la orden no se limita a prohibir la incineración de los obesos, sino que establece que los cadáveres no deben vestir ropas o abalorios que contengan elementos metálicos, así como resinas o plásticos, al ser introducidos en el horno crematorio y los materiales de las ropas no deben contener elementos que sean susceptibles de formar compuestos organoclorados o altamente tóxicos tras su combustión.
Evidentemente las autoridades valencianas, preocupadas por los ciudadanos, dan sus propios consejos: es recomendable que se utilicen sudarios fabricados con materiales biodegradables (no consta que hayan recomendado una marca o fabricante concreto, pero, tiempo al tiempo).
Con todo, hemos de ser sinceros, pues en un ataque de lucidez (cosa poco común en nuestros políticos) el gobierno valenciano anunció el mismo día su rectificación, y tranquilizó a los ciudadanos al afirmar que no prohibirían la incineración de los obesos, sin embargo parece que el resto de medidas seguirán adelante.
Es decir, que ahora nuestros políticos nos obligarán a vestir a nuestros difuntos según su arbitrario capricho, y no se equivoque el español medio, estas medidas no son absurdas e injustificadas, no son un chiste macabro, son un ataque claro a las libertades civiles.
Cuando nuestro políticos no obligan a hablar de determinada forma, nos censuras determinadas expresiones, nos permiten circular solo con determinados vehículos, y en determinadas zonas, nos obligan a vestir a nuestros muertos con determinados requisitos, nos están lanzando un claro mensaje: “Ciudadano, usted solo tiene libertad para acatar nuestro totalitarismo, nosotros nos metemos en su vida, y en su muerte, y si mañana queremos le diremos que carrera tiene que estudiar, que casa tiene que comprar, e incluso cuantas veces se puede duchar, pues para eso somos los representantes del pueblo, y para eso creemos en la libertad, en la nuestra claro está”