Hoy traemos a nuestra publicación un libro, que editado hace ya algunos años, sin embargo, no ha perdido actualidad.
Leonardo Sciascia escribió pocos meses después del secuestro y asesinato de Aldo Moro una breve obra (“El caso Moro”) que, al hilo de las cartas escritas por el propio líder de la Democracia Cristiana durante su cautiverio, reconstruye una trama de pensamientos y hechos que es, hasta el momento, lo que mejor permite comprender ese terrible episodio de la historia italiana.
Cuarenta años después el secuestro y asesinato de Aldo Moro sigue siendo un misterio, dado que su muerte resultaba práctica tanto para Estados Unidos, como para la URSS, e igualmente su vida resultaba incómoda tanto para su propio partido, como para la masonería, que estuvo implicada a través de la logia P-2.
El secuestro
Todo empezó el jueves 16 de marzo de 1978, cuando a las 9 de la mañana el coche en que Aldo Moro se dirigía al parlamento fue objeto de una emboscada en el cruce que une las vías Mario Fani y Stressa, en el norte de Roma. En una operación perfectamente diseñada (en la que es posible que intervinieran solo 10 terroristas) las Brigadas Rojas interceptaron el Fiat 130 en que viajaba Aldo Moro y el Alfa Romeo de sus escoltas. El resultado de la operación fue la muerte de los cinco guardaespaldas y el secuestro de la personalidad más destacada de la política italiana del momento: el democristiano Aldo Moro.
No es ocioso recordar que la Democracia Cristiana había dominado la política italiana desde el fin de la II Guerra Mundial, y que las conversaciones de Aldo Moro con el Partido Comunista Italiano permitirían a los comunistas llegar por primera vez al poder en un gobierno de la Europa Occidental, circunstancia que producía nerviosismo entre los aliados americanos.
Aldo Moro era uno de los políticos más destacadas de Italia, pues varias veces fue primer ministro y en el momento de su secuestro era la cabeza visible del sector reformista de su formación, pues entre Aldo Moro y el líder del PCI, Enrico Berlinguer, propusieron un pacto entre los dos grandes bloques parlamentarios de Italia (pacto conocido como Compromiso Histórico) que permitiría la entrada de los comunistas en el gobierno.
Precisamente el día del secuestro iba a celebrarse en el Parlamento Italiano la investidura del cuarto gobierno Andreotti, con el apoyo precisamente del Partido Comunista.
El misterio del caso Moro empezó incluso antes de su secuestro, pues 30 minutos antes de producirse (sobre las 09:00 de la mañana), ya una radio daba en exclusiva la noticia, por lo que las incógnitas de largo secuestro (duró 55 días) y el posterior asesinato empiezan incluso antes del secuestro, y tienen como espectador de excepción al nuevo gobierno de Andreotti, elegido ese mismo día.
En estos 55 días las Brigadas Rojas emitieron varios comunicados con el fin de establecer negociaciones con el gobierno italiano para la liberación del prócer democristiano. Es curioso que todas las formaciones políticas decidieron mantener una línea dura rechazando cualquier tipo de negociación con los secuestradores (únicamente el Partido Socialista Italiano se pronunció a favor de explorar la vía de la negociación).
No obstante, el secuestro de Aldo Moro, no fue un secuestro al uso, pues sus secuestradores permitieron que Aldo Moro mantuviera contacto epistolar con lo más granado de la política italiana del momento. Así el 30 de marzo sus secuestradores permitieron que se hiciera pública una carta de Aldo Moro a Francesco Cossiga, (Ministro del Interior), que fue la primera de las más de 80 cartas que escribió durante su cautiverio.
Algunas de estas cartas fueron publicado en tiempo real por la prensa, y dado el peligro de que Aldo Moro hiciera público secretos de estado, sus compañeros de bancada empezaron a divulgar la falsa idea que las cartas no habían sido escritas con total libertad.
El secuestro mantuvo en jaque a todas las potencias mundiales, por cuanto en territorio italiano se jugaba una partida que podía cambiar la política norteamericana en Europa, implicándose tanto los servicios secretos americanos, como el propio Vaticano. Por desgracia Aldo Moro era más cómodo muerto, que vivo, por lo que desde un primer momento la opinión pública empezó a dudar sobre los escasos esfuerzos del gobierno italiano para encontrar a los secuestradores, y liberar al político italiano.
El fatal desenlace
El martes 9 de mayo de 1978, Franco Tritto, asistente de Aldo Moro en la Universidad, recibió una llamada en la que se informaba que encontrarían el cuerpo del Honorable en via Caetani (calle equidistante entre las sedes de Democracia Cristiana y el Partido Comunista).
El cuerpo fue encontrado hacia las dos del mediodía en el maletero de un R4 rojo. Moro yacía con el rostro ladeado, y de este modo se ponía fin a un largo secuestro, y se iniciaba un misterio que dura ya más de 40 años.
De su secuestro y muerte poco se ha llegado a saber, pues son numerosas las incógnitas a pesar de que muchos de los integrantes de las Brigadas Rojas fueron detenidos en las décadas de los 80 y los 90; sin embargo, parece que hay dos ideas que tienen que quedar claras:
- Para la mayoría de la clase política italiana del momento Aldo Moro valía más muerto que vivo.
- Parece clara la intervención de la logia masónica Propaganda 2 (P-2), pues sin su intervención es imposible explicar la pasividad de las fuerzas de seguridad italianas (los tres generales que entonces estaban al frente de los servicios secretos italianos eran integrantes de la logia P-2).
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Título: El caso Moro
Autor: Leonardo Sciascia
Editorial: Tusquets Editores, Barcelona 2012
Páginas: 192
ISBN: 978-84-8383-285-1
PVP: 15,00 euros.
Enlace editorial: Pulse aquí.
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