Recientemente se ha celebrado la Jornada Mundial de la Juventud en tierras de nuestra hermana Panamá. Este tipo de jornadas se iniciaron en el pontificado de San Juan Pablo II, y en su inicio el impulso para la iglesia fue positivo, en la medida que las jornadas enseñaron a la juventud a no avergonzarse de su fe; sin embargo el nuevo pontificado parece querer hacer de estas jornadas, no un canto a la libertad de los católicos, sino una transacción con el mundo, en lugar de una defensa del dogma.
Mostramos a continuación dos vídeos que no tienen desperdicio. El primero es la causa del extravío de nuestra juventud, y el segundo las consecuencias.
Con espectáculos como el primero, difícilmente los frutos pueden ser otros que los que se pueden contemplar en el segundo vídeo.