Nació en Aravaca en 1819, siendo su padre el comandante realista de dicho pueblo don Esteban Vilageliu (que también sirvió en la citada compañía).
Sirvió en la compañía de Guarda Bosques Reales desde abril de 1819 hasta su extinción en 1835. En el mismo año, en el mes de octubre, ingresó en el ejército de Aragón y Valencia bajo las órdenes de don Ramón Cabrera. Fue agregado a la división de Forcadell, en la que ascendió a sargento segundo en la acción de Onteniente. Por sus hechos de armas en Chiva, Manzanera y otras fue ascendido, en enero de 1836, a sargento primero, terminando la guerra con el grado de teniente coronel, siendo todos sus ascensos debidos a sus hechos de armas; llegó a ser prisionero de las tropas liberales, si bien fue canjeado y se reincorporó inmediatamente a su destino. A la finalización de la guerra, en 1840 emigró a Francia.
A primeros de junio de 1847 tomó la decisión de volver a España para incorporarse en Cataluña a las órdenes del brigadier don Juan Castell para tomar parte en la Segunda Guerra Carlista. Sin embargo fue detenido por los gendarmes franceses, que le internaron en Bayona. No obstante, desde esta ciudad se dirigió a Madrid, poniéndose a las órdenes de Vicente Herreros. En 1849 el General Cabrera le nombró teniente coronel de Caballería. Al término de la Segunda Guerra emigró nuevamente, regresando de nuevo para tomar parte en el levantamiento del 1854 que preparaban en Madrid don Salvador Manuel Palacios y don Antonio Arjona, debiendo emigrar nuevamente, si bien regresó en 1856 gracias al indulto concedido por Isabel (II).
Participó, asimismo, en 1860 en la conspiración de San Carlos de la Rápita, y bajo los órdenes de don Hermenegildo Cevallos fue destinado a Valencia, si bien frustrada la operación regresó a su hogar.
En 1869 don Carlos VII le nombró coronel del arma de Caballería con destino a las órdenes del General Gaeta, que debía iniciar la guerra en Valencia. No obstante, frustrado el nuevo pronunciamiento debió regresar nuevamente a su hogar.
En 1872 recibió el despacho de comandante general con destino a Despeñaperros. Sin embargo, en un mes que permaneció en el cargo no pudo levantar la zona a favor del Rey, por lo que se presentó a la Junta Carlista de Barcelona, siendo nombrado comandante general de Caballería en Cataluña en 1873. Organizó el arma de caballería, distinguiéndose en la acción de Oristá, sucedida el 12 de junio de 1873, en la que se enfrenta a tropas cinco veces más numerosas, no obstante lo cual cargó él con 40 caballos contra un batallón de la división mandada por Martínez Campos, logrando hacer 15 prisioneros y apoderándose de 7 mulos y dos cañones (uno sin cureña): los primeros que se capturaron en Cataluña.
En su vida militar participó en 147 acciones de guerra, recibió cuatro heridas, fue dos veces hecho preso y en tres ocasiones debió emigrar a Francia. Le fueron concedidas la Cruz de San Fernando, la Orden del mérito militar con distintivo rojo, la Orden de San Hermenegildo y las medallas de Carlos III y de Berga.
Falleció en Barcelona a las 8 de la mañana del 15 de mayo en 1892 después de una larga enfermedad. Ya antes había recibido el viático en otras ocasiones debido a su grave enfermedad. Hasta el fin de sus días sostuvo a su mujer e hijas con el producto de su trabajo.