Pienso que la idea que tiene para España la criptocracia luciferina es sustituir al PSOE y al PP por el Ciudadanos del masón de Albert Rivera por un lado, y por VOX (el PP verde le llaman ya) por el otro, para seguir como hasta ahora, con el régimen demoliberal del 78 de partidos turnantes (o »tunantes»). Es decir, si es así, serían los mismos perros pero con distinto collar.
Las medidas »suicidas» de ZP o de Sánchez en gran parte han hundido todavía más al PSOE. La cobardía de Rajoy, el aceptar el PP a grandes rasgos el programa del PSOE, su corrupción y la sustitución en la jefatura del partido por, para mi, una verdadera »nulidad» como es Casado, está hundiendo a su vez al partido de »la gaviota». Pero, ¿todo esto es, simplemente, un plan premeditado »por los de siempre» para finiquitar a medio, largo plazo, a los dos partidos »guardianes» del sistema demoliberal y que se han repartido el poder durante años en España, hundiendo a la nación, y ser simplemente sustituidos por VOX y Ciudadanos ante el cansancio de la población para seguir otros cuarenta años con el mismo régimen? Es muy probable.
A las élites mundiales les va muy bien con los sistemas liberales. ¿Por qué los iban a cambiar entonces? Están consiguiendo su objetivo que es destruir las sociedades acabando también de paso con pueblos y culturas milenarias para después hacer desaparecer a las naciones formando con ellas una gran amalgama informe que esté sólo a su servicio.
Pero, ¿de verdad se cree esa gente que vamos a soportar durante otros cuarenta años (si dura el país ese tiempo) el sistema de partidos turnantes que sólo parece estar al servicio de esas mismas élites y con nuestra economía a su vez también al servicio de sus multinacionales financiadoras de una ingeniería social aberrante y que con todo ello está destruyendo a nuestra sociedad y a nuestro país?, ¿se creen que nos chupamos todos el dedo o qué?
Y la nación (y el continente) no necesita una revolución, lo que necesita es una »contrarrevolución» que se enfrente contra los principios desintegradores introducidos por la revolución. La revolución, esta »silenciosa», pacífica y sin sangre (que también las hay), ya la tuvimos hace cuarenta años en España restaurándose de nuevo gracias a ella el régimen demoliberal que padecemos desgraciadamente hoy en día.
De todas formas, si por desgracia viniera una revolución sería simplemente para llevarnos, definitivamente, a la destrucción como sociedad y como país. Ese, yo creo, es el »Plan B» de la criptocracia.
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