Dicen que Sánchez es como Port Royal, que pasó de ser en 1655 una ciudad floreciente y malvada a sólo un puerto de pescadores de 2000 habitantes, tras la llegada de un tsunami en 1692.
Al minuto siguiente hará, dirá o estará, lo que nunca hizo, jamás dijo o en ningún momento pudo estar, ni estuvo. Tras las gafas Ray-Ban de John F. Kennedy tampoco pudo mirar, pero se las puso y lo vieron. El hombre de estado, desesperado por así mostrarse y parecerlo, tiene casi dos meses para perfilar su imagen, para construir la mejor posible, un político moderado, dialogante, con sentido común, compasivo y autodescrito como europeizante. Tras probar externos distintos, frases diferentes y hasta asertos contradictorios, rebelión-sedición, pacto-no-pacto con populistas o con secesionistas o decir esto y aquello, haciendo marcar la diferencia entre lo que dijo Pedro y lo que lo hizo el Presidente.
Nueve meses largos, muy largos, días de marketing y bellas fotografías en la incesante búsqueda de la historia, el poder y la gloria. Ha sido, aún lo es, “el hombre que pudo reinar”, como lo probó el hecho de querer presidir una recepción real en el Palacio de Oriente. Error de protocolo, despiste o clara y nítidamente un acto fallido –fehlleistung-, llevar a cabo una conducta contraria a su deseo consciente, que coincide exactamente con lo que realmente hay en el subconsciente. Un error del comportamiento que revela información sobre el proceso inconsciente de la persona que lo comete.
Narcisista, ambicioso, cambiante, estudioso de sus formas y tono de voz, consiguió ser el candidato de un partido que llegó a echarlo de la alta jefatura. Es paradójico capitanear al partido que te repudia, pero le ocurrió exactamente igual a Trump, despreciado por el Partido Republicano como candidato resultó ser el 18 presidente republicano de USA. Es complejo el liderazgo y no todo en este rango se puede construir, aunque es posible acercarse al logro con estudiosos métodos sintéticos de aprendizaje. Pero nunca dejan de aparecer expresiones o hechos directamente relacionados con la verdad de cada personaje por mucho equipo asesor que ande permanentemente en su auxilio. Tras la cortina, bordada o sencilla, hábilmente elegida, siempre está él, Pedro o Donald. Un espectador atento siempre acabará por encontrarlos.
La historia, la literatura, el cine y los relatos, se han ocupado mucho de aquellos que nunca existieron pero que en un momento dado convino inventar su existencia. Como aquel espía inerte cuyo cadáver apareció flotando en las costas de Huelva, en la playa del Portil, con documentación suficiente para hacer creer a los alemanes que los aliados iban a invadir Grecia, todo ello concienzudamente tramado cumplió con éxito su objetivo, pero el Comandante Martin nunca existió. El plan, conocido como “Mince meat”, tras obtener el resultado querido, hizo decir a sus autores con alegría: “se han tragado toda la carne picada”.
Demasiadas cosas en la vida son en realidad una trampa y la política, igual que la vida pero más intensa, se convierte a veces en un gran galimatías que tiende a esconder o disimular los auténticos fines de aquellos que sistemáticamente mienten o se disfrazan.
El 28 de abril, tras una campaña que empezará el Viernes de Dolores y que transcurrirá en su primera semana durante la Semana Santa, los electores habrán de salir de su pasmo. Finalizada básicamente la crisis económica, pero sin perfeccionar el despertar de la recuperación y con algunos tropiezos económicos y de empleo en tan sólo 9 meses de gobierno de Sánchez, hay que elegir. El horizonte de la subida impositiva generalizada para obtener una lacónica y repetida creación de nuevos derechos sociales se alía con la posibilidad cierta de reeditar los pactos con independentistas y radicales de la izquierda extrema. Ello o una alianza del centro derecha para conseguir estabilidad, creación de empleo y disminución de impuestos en una España unida que no ceda a chantajes territoriales o de identidad. Más que una descripción parcial subjetiva es una fotografía de los visto y prometido. La “moderación y diálogo” de Pedro Sánchez nos han llevado a elecciones, tras ser sorprendido pactando el papel-21 con relator y todo. Ello mientras los pronósticos de crecimiento económico disminuían y el ritmo de creación de empleo aminoraba, en tanto el fallido impuesto al diésel y otros cuántos asomaban amenazantes. Son modelos distintos, uno genera riqueza y el otro nunca lo hace. Dicen que Sánchez es como Port Royal, que pasó de ser en 1655 una ciudad floreciente y malvada a sólo un puerto de pescadores de 2000 habitantes, tras la llegada de un tsunami en 1692.
JOAQUÍ LUÍS RAMÍREZ RODRÍGUEZ Abogado. Senador | MÁLAGA