Vaciar de contenidos una sociedad para dominarla tiene tres puntos clave, desde mi humilde opinión:
LA FE. Mi padre, militante de izquierdas en tiempos de la dictadura franquista, denominaba a los llamados “sacerdotes obreros” como: “Los curas de las dos mentiras, ni curas, ni obreros”. Una clara infiltración del marxismo en el seno de la Iglesia, que ha conseguido un notorio éxito, especialmente en Cataluña, en vaciar la vida social de las parroquias y las iglesias durante la celebración de la Eucaristía. Tanto en Vascongadas como en Cataluña, ese marxismo militante y transmitido desde el púlpito, derivó clara y notoriamente hacia una maniobra separatista pactada y planificada con los partidos de turno. Si el pastor no cuida sus pastos y además está dispuesto a convencer al rebaño de todo lo contrario a lo que debiera, así nos luce el pelo.
La desertización de las Iglesias es uno de los ejes básicos para desvertebrar a una sociedad, el célebre periodista deportivo José María García transmitía su disgusto a la Conferencia Episcopal con la siguiente frase: “La FE no podéis quitármela porque es mía, pero la afición os la estáis cargando”. Esta es la situación de muchos cristianos ante el papel de algunos sacerdotes que no merecen serlo, ni merecieron serlo. De la treintena larga de “curas obreros” que llegué a conocer en mi ciudad, no quedan más que dos en ejercicio de sus funciones, aunque en situación de jubilados. Todos ellos convirtieron su ministerio en una herramienta de promoción social propia con hechos tales como huir de las sotanas, transformar a su interés el ritual de la Santa Misa o acabar flirteando con las señoras del entorno parroquial. Todas estas circunstancias dieron al traste con la participación de muchos católicos en la vida de la Iglesia y abrieron heridas que aún hoy no se han subsanado.
LA EDUCACIÓN. Banalizar la escolarización de los niños, tanto en los contenidos como en la relación entre profesores y alumnos, nos ha llevado a un desmembramiento absoluto de la calidad educativa. El tuteo a los maestros ha convertido la autoridad que debiera reflejarse en las aulas, en una relación de “compañeros guais”, cuando no debe y no debería ser así. Se han cargado el principio de autoridad de los profesores con la connivencia de la “progresía” parásita en las escuelas. La rotura y dejación de la jerarquía ante los niños desde el primer momento en que recalan en la sociedad, nos está produciendo ya hoy graves daños a nivel social, laboral y de relaciones comunes.
La calidad en la enseñanza viene dada por esos sociólogos y psicólogos “progres” partidarios de convertir la escuela en un patio de tertulia en vez de en una institución de formación. Las clases de ciencia y matemáticas, en el caso de mi hijo, se convirtieron en la resolución de los “sudokus” publicados en algunos diarios, no solucionarlos era motivo de suspenso.
La historia es sectaria, ya prácticamente en todas las comunidades autónomas que padecemos. El falseamiento de nuestros orígenes ha llegado a techos insospechados y mucho me temo que no tardarán en subir aún más. Nos podemos encontrar que Santa Teresa de Jesús nació en Barcelona, que Tartessos estaba situada sobre la actual Tortosa o en breve veremos que en las cuevas de Altamira habrían hallado una “ikurriña”, pintada por los ancestrales antepasados de los Arana.
LA JUSTICIA. La división de poderes en la España actual es otro cuento, no sé si chino, pero cuento al fin y al cabo. Felipe González entendió que para poder desenvolverse a sus anchas, debía cargarse los medios de elección del poder judicial y con el apoyo del PP así lo hicieron. Tanto se ha deformado el poder judicial, que estamos asistiendo a la publicación de audios por parte de las cloacas del Estado, en los cuales se desgrana como organizaron causas penales o como una fiscal entonces y ministra de justicia en la actualidad, aplaudía que el comisario Villarejo fundara y regentara un prostíbulo. Recordemos que el código penal actual no penaliza la prostitución, pero si el proxenetismo y como fiscal debería haber denunciado inmediatamente.
Situar en la carrera judicial a los amiguetes próximos a cada partido, debería trasladarnos a la antigua Roma. El imperio se viene abajo a partir de que los jueces “bizcochables” empezaron a interpretar la ley según las conveniencias de cada partido o grupo de presión.
Estos tres pilares básicos son, no los que están en riesgo, son los que sufren una profunda aluminosis que están dando al traste con nuestra sociedad. Ya que hablaba de Roma, debemos recordar que nuestra civilización viene de Roma, por la Cruz y por el derecho heredado, que ahora mismo está en mínimos irreconocibles.
Venimos de esa Roma que cristiana dejó profunda huella en nuestra Patria a todos los niveles, aunque para la Junta de Andalucía, fueron los musulmanes quienes realmente articularon una sociedad que los Reyes Católicos destrozaron y Franco acabó por hundir.
No es de extrañar que los actuales analfabetos sitúen al dictador y a los Reyes Católicos en el mismo periodo de nuestra historia y al psicópata de Abderramán III como un liberal digno de toda alabanza.
MANEL RODRÍGUEZ* | MANRESA, BARCELONA