Las denuncias por abusos y explotación sexual por parte del personal de agencias de Naciones Unidas y sus socios han aumentado, mientras que las que implican a cascos azules han disminuido, según el último informe del Secretario General, difundido este lunes.
Las Naciones Unidas han recibido un total de 259 alegaciones, frente a las 138 de 2017.
Según la ONU, el aumento de las denuncias se debe, en parte, a los esfuerzos para alentar a las víctimas a presentar sus acusaciones. Del informe cabe extraer los siguientes datos:
- 54 casos implican a las fuerzas de mantenimiento de la paz, frente a los 62 casos de 2017 y 103 de 2016.
- 94 alegaciones implican a personal de las Naciones Unidas que no forma parte de misiones de paz. La cifra ha aumentado respecto a 2017, cuando hubo 50 denuncias
- 109 denuncias corresponden a trabajadores de otras organizaciones que trabajan junto a la ONU en el terreno. Es una importante subida frente a los 25 casos de 2017.
- 2 casos son de fuerzas militares, que no son cascos azules, y trabajan bajo mandato del Consejo de Seguridad.
Los números, dicen desde la oficina del portavoz de Guterres, muestran que el enfoque del Secretario General, centrado en las víctimas, está siendo efectivo, porque más personas confían en que si cuentan lo que les ha ocurrido, su denuncia se investigará.
Sin embargo, estos datos, y las medidas adoptadas por Naciones Unidas no satisfacen a la población de los países en vías de desarrollo, que consideran que la ONU, y sus enviados, no sólo ejercen abusos y explotación sexual, sino que extorsionan a los gobiernos para que adopten legislaciones y medidas para propagar la aberrante ideología de género. El aborto es otro de los temas con los que la ONU está violentando a muchos países, ofreciendo ayudas a cambio de propagar la muerte indiscriminada de millones de niños.