La nueva locura del separatismo que suma a su larga y esperpéntica lista, es la de crear un operativo al estilo norcoreano conformado por Mossos uniformados afines al régimen secesionista que escolten al líder provisional del Golpe de Estado separatista desde Cataluña, Kim Torra, mientras el verdadero cabecilla del golpe, Carles Puigdemont, permanece huido de la Justicia Española en una mansión de lujo en Waterloo (Bélgica) a costa del erario público de todos los ciudadanos y las ayudas separatas.
Ciertamente, la Generalidad de Cataluña prefiere despilfarrar cantidades ingentes de dinero público en un servicio de policía política que no le corresponde sin ninguna duda a Torra, en lugar de destinarlo a la sanidad y la educación o en proteger a los catalanes de la creciente inseguridad que ellos sí padecen día tras día. Realmente, es inaudito, vergonzoso y una aberración más que pasará también a los anales de la historia, por más que los separatistas en un futuro vuelvan a querer cambiar o eliminar los episodios que a esto acontecen.
La situación política, social y económica ha llegado a un nivel muy alarmante, cuando gobernantes como Torra lo único que ven con la que está cayendo es mirar cómo salvarse el pellejo, después de la tempestad. Y como siempre, los ciudadanos son los que pagan estas decisiones minoritarias.
Además, se le debe exigir a Torra y al separatismo en general que no utilice a los Mossos, porque no son su policía, sino la de todos los catalanes, así como no sancione a los agentes constitucionalistas como Irma Alcolea, Ángel Gómez y otros muchos que no temen decir verdades como la copa de un pino al separatismo como por ejemplo decirle a la cara a un violento separatista que trabaja de funcionario que la “República no existe, idiota”.
Por Erik Encinas, Estudiante de periodismo | BARCELONA