Mientras nuestra Patria subsiste desquebrajada en un segundo plano del problema nacional, a la mixtura de todos los partidos políticos con representación parlamentaria, a los que les importa muy poco que esté agonizando, sino solamente la preparación de unas elecciones para su propio interés, permaneciendo en silencio, mudos sin pronunciar una sola vez su nombre, unos porque quizás no se han dado cuenta que España dormida y anestesiada perece y otros por temor a despertarla. Mientras España se hunde, nadie dice nada. España se pierde en el tiempo y los partidos políticos callan.
España, con la implantación de los partidos políticos, entró en el quirófano del cambio para ser despedazada. Primeramente, se la desposeyó de su Unidad Católica, precisamente por los que tenían el deber de defenderla y conservarla, y se la humilló abriendo las puertas al comunismo, después se la chuleó con una Constitución atea, que eliminó el Crucifijo de la Cortes al tiempo que se nos pronosticaba que “a España no la iba a reconocer ni la madre que la parió”. Después se sacó del hogar a las esposas para que se “realizasen” y se defenestró la autoridad paterna hasta llegar al amancebamiento, adulterio y consecuentemente al divorcio, mientras se cambiaba la inocencia de la juventud por litronas, droga, sexo y emancipación, hasta llegar al aborto, la guinda que parecía el último adorno de la tarta democrática, pero ¡cá!, aún faltaba el maridaje de los homosexuales, la implantación obligatoria de ideología de género y el colmo de la desvergüenza nacional: la supresión de crucifijos en los centros públicos, primer paso hacia la implantación de la nueva religión masónica, que traerá en breve la educación laica y la eutanasia.
Creo llegado el momento de gritar fuerte y claro: ¡Despierta, Patria!, y yérguete sobre tu bandera, sobre tu digna historia, sobre tus tradiciones nacionales, sobre tus valores eternos: Dios y lo de Dios. ¡Despierta, España!, y levántate sobre tus valores raciales: valor y sobriedad. Ellos son tu vida. Despierta, y en tu despertar, despierta lo hispano, lo nuestro, porque ellos somos nosotros, y nosotros ellos; y forma la gran Hispania, que se levante sin miedo, ría a la mañana, rinda al día con mesura y ponderación, cante a la noche y rece siempre, porque en su corazón no hay más verdad que Dios y justicia.
¡Despierta, despierta, Patria de mi alma! Y sal al paso de un marxismo esclavizante, bien sea el comunista-podemita monstruoso y asesino de la libertad, bien sea el socialista hermanado con el terror y el separatismo, al tiempo que manilargo y sin capacidad creadora del bien., pero ambos decididos a destrozar la unidad nacional. ¡Despierta, Patria!, y frena al capitalismo extraño presente en el horizonte, que ya tocas, subyugante para despersonalizar al ser de lo sublime, haciéndolo masa oprobiosa e indigna. ¡Despierta, España! Y con tu corazón, con tu nobleza, con Dios en tu ser, que ilumina tu alma, grita fuerte, muy fuerte: ¡Basta!
Sea tu grito tan fuerte y tan potente cual voz de justicia, que proclama que Dios es, que tú eres, que todos somos hermanos. Grita tan fuerte que las estrellas te oigan para que la luz del cielo venga en tu magna tarea a ayudarte. Grita con voz bronca y segura la mentira de los derechos humanos, que hablan de dignidad y bestializan al hombre, convirtiéndolo en masa amorfa sin dignidad, ni honor, ni vergüenza.
Sí, España de mi alma, grita que estás harta de incongruencias, de que prediquen la igualdad para todos los españoles de la lengua española y obligues en las autonomías de tu propio mandato que se hable el gallego. ¿Por qué en los mítines electorales dejas entrever que, si te votan, suprimirás la memoria histórica y la ideología de género, en tanto que ese mismo día en la Autonomía de Murcia las haces en leyes? ¡Quién puede creeros! Sois hijos del Padre de la Mentira. Amén de que es también viable que algún partido catavientos por imposición masónica se alíe con la izquierda. ¡Todo es posible!
Despierta, Patria, y grita a los cuatro vientos la verdad de tu pretendido derrumbamiento, informa, para que el mundo sepa, que esa pretensión no es otra cosa que la consecuencia de la pérdida del alma patria en maniobras nacidas de intereses criminales de genocidas patrios secundados por canallas, miserables y repugnantes apátridas. Grita, para que tu voz quede escrita y no pueda cambiarse la historia. Que se sepa la verdad, que el mal hoy imperante en tu solar patrio, no es precisamente porque lo ganaran en lucha abierta, sino que fue la entrega incomprensible de una Victoria a los perdedores, por unos perjuros y traidores canallas, que además les abrieron las puertas ofreciéndoseles todos los canales de comunicación para que sus falsedades, sus engaños y sus mentiras confundieran al noble, bueno y sufrido pueblo español.
¡Despierta, Patria!, y grita a esos furtivos del universo oculto, que pretenden eclipsar a la luz del mundo. ¿Acaso creéis posible apagar el sol con vuestras miserables manos?
¡Despierta España y grita claro y alto!, con el desgarro de tu ser herido, que tú eres paciente como el mismo Dios que es paciente y que ama a todos sus hijos, pero que repasen la historia y vean que Él a nadie ha defraudo jamás y que nadie se puede reír y burlarse de Él.
¿Acaso creéis posible que los españoles dejarán de amar a lo suyo, a los suyos, al ayer por sus padres y ellos mismos realizado, al mañana que ha de ser por su propia sangre vivido y al presente que es su responsabilidad? Estáis locos, ignorantes ciudadanos del mundo. Lo que es indivisible, el ser de la Patria, no puede romperse, y si está destrozado y herido de muerte, los patriotas sabremos recuperarlo, no para recibir, sino para dar, para que sea dimensionado a sus fronteras obligadas de sangre, historia y alma.
¡Oh, Patria! Lo más grande después de Dios. ¿Qué respeto merecen quienes tratan de destruirla? Porque realmente hay que respetar al que sea respetable y hay que condenar al que es condenable, y no por venganza, sino por justicia de derecho obligado para defendernos del mal y del malvado, puesto que por Derecho Natural tenemos la obligación inexcusable de defender todo lo nuestro: los hijos, la mujer, la familia, la seguridad, el trabajo, la propiedad, la Patria, el pan, la justicia y a Dios.
Precisamente por todo ello, y porque estamos en el último peldaño de la escalera de bajada, movilicémonos y gritemos para despertar a España y para que no consienta que los apátridas o ciudadanos del mundo descuelguen también de nuestras vidas el Crucifijo, símbolo de nuestro ser patrio y garantía de nuestra Civilización Cristiana.
No olvidemos que España y el pueblo español están dentro de un embudo lleno de excrementos, deyección y detrito, y que solamente existe un agujero de salida, por el que se podrá salir, si el próximo 28 de abril votamos por la vida, la familia, la propiedad, la libertad basada en la Verdad, la educación bajo la patria potestad de los padres, el bien común, la igualdad de todos los españoles y lo que es más importante: la unidad nacional… logros que harán despertar definitivamente a España, cuando en un futuro, una vez en el exterior y despojados de la inmundicia, la mugre y la basura actual, podamos conseguir activar los fundamentos donde se apoya el ser de nuestra Patria: la Hispanidad y la Catolicidad.