En estas fechas, a tres días de unas elecciones generales, y con otra oleada de elecciones municipales, regionales y europeas en ciernes, está todo el mundo político en tensión y sobreactuando en unos casos, o sufriendo más de la cuenta en otros. La Comunión Tradicionalista Carlista, como movimiento político de larga experiencia y de principios bien conocidos, quiere levantar una voz tranquila, realista y de confianza en la Providencia haciendo las siguientes consideraciones:
- Los males de España
Los males que sufre nuestra Patria son muy considerables. La situación política, social y espiritual de España es desastrosa.Todos los indicadores sociológicos muestran una pérdida de fe, una crisis tremenda de la familia, una desunión creciente entre los españoles… Las ideologías -cada vez más enloquecidas- contaminan cualquier discurso político. Los gobernantes acaparan para sus partidos la soberanía que roban a la sociedad, a las familias. La despoblación no es sólo rural, cada vez hay más aborto, menos familias numerosas, más gente que vive sola…
- El fraude partitocrático
Este desastre no se va a solucionar con unas elecciones. Es precisa una política de plazo largo para reconstruir una sociedad viva. El sistema partitocrático, que nos ofrece las migajas de un voto cada cuatro años (un día de votaciones frente a 1.460 días en los que no se permite votar), hace y deshace sin dar cuenta mas que a los mismos partidos del sistema y, lo que es peor, a los verdaderos poderes en la sombra que muchas veces corresponden a intereses extranjeros. Las elecciones no son libres, no tiene sentido hablar de voto meditado y libre cuando el sentimiento que predomina es el del miedo a que ganen «los otros», el malminorismo, el voto útil. o, simplemente, ese sentimiento tan humano que lleva a la gente a apostar por el caballo ganador que suele ser, normalmente, el que más dinero invierte en publicidad.
- La confianza en la Divina Providencia
Por eso, desde nuestro punto de vista de creyentes, de católicos, afirmamos que esto no se va a arreglar sino cuando Dios quiera, como Dios quiera y cuando Dios quiera. Los carlistas nos dirigimos siempre a todos los Españoles, pero somos conscientes de que solamente un pequeño número de ellos nos van a entender. Solamente un pequeño número de españoles entienden la importancia que tienen cosas como la celebración, el próximo 30 de junio, del centenario de la Consagración de España al Corazón de Jesús.
- Hacer política sin campañas electorales
Ahora bien, los carlistas somos espirituales pero no espiritualistas ni quietistas. A Dios rogando y con el mazo dando. Por eso el llamamiento que hoy hacemos -llamamiento político- es a la construcción de núcleos de resistencia y reconquista. Que sean capaces ahora de resistir las leyes injustas y cualquier tiranía y, al mismo tiempo, que se ofrezcan como instrumentos para esa auténtica Reconquista que vendrá cuando Dios quiera.
- Los falsos remedios y las emociones equivocadas
Respecto a las candidaturas electorales presentadas en este momento queremos decir que respetamos a quienes todavía creen que es posible intentar algo por la vía electoral. Hacemos nuestros sus éxitos y nos alegraremos con ellos en caso de que obtengan buenos resultados. Pero exigimos que no se nos trate de vender como un remedio milagroso lo que no es mas que una terapia paliativa. No servirá de nada atajar los males de España con «medicinas» que están contaminadas por los mismos gérmenes que nos han dejado como estamos ahora. No tiene sentido, por ejemplo, rechazar el separatismo con la constitución del 78 en la mano; no tiene sentido denunciar la crisis de la familia manteniendo una ideología liberal individualista o una permisividad legal hacia el aborto; no tiene sentido quejarse del estatalismo cuando se rechaza el regionalismo tradicional o el municipalismo y se apuesta por una centralización afrancesada; no tiene sentido en fin lamentar la cristofobia o defender las raíces católicas de España y hacerlo desde una posición de aconfesionalidad. Comprendemos a los que van a ir a votar con cierta ilusión pensando que hay una posibilidad de romper con lo políticamente correcto. Pero pedimos que nadie se emocione. Nuestra experiencia como movimiento político es muy larga y hemos visto esas mismas ilusiones en otras ocasiones. Al final la desilusión posterior es siempre inevitable. No necesariamente porque sean malas personas las que lo intentan, sino porque han entrado a jugar con las reglas del juego del sistema, unas reglas que únicamente permiten frenar algunas consecuencias pero que impiden el cambio de rumbo que España necesita.
- El Carlismo y el ser de España
Por tanto, que sepan los Españoles que pase lo que pase, aquí está la Comunión Tradicionalista Carlista, que hoy por hoy, a pesar de su debilidad o sus carencias económicas o mediáticas se mantiene firme, y que está alentando a la construcción de núcleos sociales vivos que, cuando Dios quiera, vuelvan a hacer que España y toda la Hispanidad sean, simplemente, ellas mismas.