Recordamos que el 8 de Mayo se ha celebrado en nuestra Patria, durante casi 14 siglos, el Día de la Unidad Católica de España, por ser la fecha en la que el Rey Recaredo, en el años 589, tras de adjurar del arrianismo en el III Concilio de Toledo, proclamó el Estado Confesional Católico, que ha estado vigente durante 14 siglos, hasta la atea Constitución del 78.
La Confesionalidad Católica implica no sólo conformidad con los dogmas teológicos y normas morales de la Iglesia Católica, sino asumir socialmente la cosmovisión católica que afecta a la política, y cuyos principios se contienen en el Derecho Público Cristiano y en la Doctrina Social de la Iglesia, aunque su aplicación práctica permite diversas variantes opinables.
Ahora bien, con el advenimiento de la Carta Magna del 78 se proclamó la “aconfesionalidad”, y nuestra España forjada en la Religión católica, quedó reducida a una mera quimera telúrica, razón por la que hoy, quienes gozamos de los títulos gratuitos de Españoles y Católicos, pregonamos alto y claro lo que “QUEREMOS”.