Tanto Disney como Netflix pretenden saltarse los principios democráticos, y haciendo caso omiso a las leyes aprobado por el gobierno federal democráticamente elegido, pretenden presionar al estado de Georgia si al final sale adelante una de las leyes más protectoras y garantistas a favor de la vida de los niños por nacer.
Ambas compañías pretende presionar a las autoridades prometiendo dejar de rodar películas en dicho estado sureño. La amenaza no sólo es real, sino que además puede suponer un claro perjuicio para Georgia, pues dicho estado en conocido como el Hollywood del sur, debido a la gran cantidad de producciones cinematográficas y televisivas rodadas.
Según los responsables de Disney “mucha gente que trabaja para nosotros no querrá trabajar ahí”, sin embargo esos mismos responsables no han pensado lo mismo cuando han obligado a sus trabajadoras a colaborar en producciones que defienden el homosexualismo.
¿Cuál es el pecado de Georgia?
El pasado 7 de mayo el gobernado de Georgia (Brian Kemp), cumplió una de sus promesas electorales, y en defensa de los derechos de miles de niños asesinados, firmo una de las leyes más garantistas y comprometidas con el derecho a la vida. La para algunos polémica ley prohibirá el asesinato de los niños (llamado aborto) desde que se detecte el latido fetal (aproximadamente a la sexta semana de gestación).
Resulta increíble que en pleno siglo XXI todavía existan salvajes que defiendan el derecho de las mujeres a matar a sus hijos. Y resulta más sorprendente aún que empresa del mundo audiovisual acostumbradas a enlatar producciones defensoras del homosexualismo, la ideología de género, o el asesinato de niños, pretenden imponer su santa voluntad, intentando presionar a los representantes del pueblo democráticamente elegidos para imponerles sus agendas pro muerte.